Cuando el sátrapa es asesinado, la presidencia de la república era desempeñada simbólicamente por el Doctor Joaquín Balaguer, quien había iniciado su mandato el 3 de agosto de 1960, concluyéndolo el 16 de enero de 1962. Producto de las presiones políticas del momento el Dr. Balaguer se vio en la necesidad de formar un Consejo de Estado con él a la cabeza, luego de la salida del país de los familiares de mayor jerarquía de los Trujillo.

Su presidencia interina en el Consejo de Estado no fue bien vista por las masas de la nación que reclamaban borrar de la Dirección del Estado toda figura que oliera al régimen dictatorial trujillista, y Balaguer había ocupado varios cargos de importancia en la misma. Incluso desempeño el cargo de presidente de la república en el momento en que el arquetipo de ese sangriento régimen es asesinado en la Autopista 30 de mayo, cuando se dirigía a la Ciudad de San Cristóbal.

Rafael F. Bonnelly

Ante la forzada renuncia del Dr. Balaguer las fuerzas políticas del momento deciden integrar un segundo Consejo de Estado, presidido en esta ocasión por el Dr. Rafael Bonnelly, cuyo período comprende el espacio desde el 19 de enero del 1962, hasta el 27 de febrero de 1963.

La tarea fundamental de este segundo Consejo de Estado fue el de calmar los ánimos de la Sociedad Dominicana que reclamaba en las calles vivir en democracia. Para ello asumieron la responsabilidad de organizar elecciones nacionales en el menor tiempo posible. Las mismas se llevaron a cabo el 20 de diciembre de 1962, resultando electo presidente constitucional el candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), profesor Juan Bosch.

El profesor Juan Bosch asume la presidencia de la República el 27 de febrero de 1963, con la presencia de múltiples personalidades internacionales, alegres de ver como la República Dominicana se encaminaba por la ruta democrática después de treinta y un (31) años de cruenta dictadura.

Lamentablemente, fuerzas retrógradas de la nación hacen sucumbir ese proceso democrático mediante la realización de un Golpe de Estado de corte Cívico-Militar el 25 de septiembre de 1963, cuando apenas alcanzaba siete (7) meses de ejercicio gubernamental.

La Sociedad Dominicana y mundial condenan tan funesta decisión política, reclamando ante el sector golpista y las fuerzas políticas de la nación, el respeto a la constitucionalidad y a la voluntad popular expresada en las urnas.

En esa hora triste para la nación, la clake golpista decide formar una junta provisional hasta tanto se completen los planes y se determinen las cabezas visibles del nuevo régimen de facto. Mientras llega ese momento el General Elby Viñas Román encabeza la junta desde el 25 al 26 de septiembre del 1963.

Luego de ese breve tránsito de un día, se instala el 26 de septiembre de 1963 el Primer Triunvirato de los que se suceden en ese escenario político, presidido por Emilio de los Santos e integrado por los señores Manuel Enrique Tavares Espaillat y Ramón tapia Espinal, en condición de miembros. Producto del asesinato del líder del Movimiento 14 de Junio, Manuel Aurelio Tavares justo en las manaclas, San José de las Matas, el 21 de diciembre de 1963, (Manolo se entregó a las autoridades luego de un fracasado intento guerrillero, pero fue aniquilado por las fuerzas represivas del gobierno del triunvirato) el Dr. Emilio de los Santos, renuncia a la presidencia de ese Primer triunvirato, el 23 de diciembre de 1963.

Esa decisión provocó que se formara un Segundo Triunvirato, cuyo mandato empezó el 28 de diciembre de 1963, esta vez presidido por el Dr. Donald Reid Cabral, y cuyos miembros fueron Manuel enrique Tavares Espaillat, Ramón Tapia Espinal (renunció en 1964), y Ramón Cáceres Troncoso. Este último miembro fue integrado a partir de 1964, ante la renuncia de Ramón Tapia Espinal.

Ese segundo gobierno de transición se caracterizó por permitir altos niveles de corrupción en todos los estamentos estatales, destacando ampliamente en ello algunos integrantes de las fuerzas armadas y la policía nacional. La actitud de Donald Reid Cabral hacia ese y otros males que afectaban las grandes mayorías del pueblo dominicano, fue el de total ignorancia, y sin ningún reparo moral. Su mayor atención estaba concentrada en perpetuarse en el poder con o sin proceso eleccionario.

Fuerzas políticas de oposición, junto con grupos militares y políticos descontentos ante tantos y descarados actos de corrupción, deciden dar un Golpe de Estado con la intención de volver a la constitucionalidad y reponer en el poder sin elecciones, al destituido presidente Profesor Juan Bosch. Esa acción político-militar se lleva a cabo de manera exitosa el 24 de abril de 1965.

Desde ese momento la nación se ve inmersa en una guerra civil, pues un grupo fuertemente armado y de carácter cívico-militar no está de acuerdo con el derrocamiento del segundo  triunvirato, y las condiciones planteadas por los constitucionalistas. Ante esa realidad se forman dos grupos que dentro del conflicto desean negociar la paz, pero a partir de sus particulares puntos de vista. Ante esas inflexibles posiciones, la situación se torna sumamente difícil para ambas partes, provocando que recurran a sus más favorables aspectos logísticos para torcer la voluntad de sus oponentes. El grupo constitucionalista recurre al apoyo de las masas desarmadas del pueblo dominicano, mientras los militares acampados en San Isidro recurren a su poderío armado y personal militar para lograr sus objetivos estratégicos en la contienda.

Como parte de sus estrategias cada bando, decide darle personería institucional a sus respectivas acciones bélicas, conformando estructuras gubernamentales. De esa forma, los constitucionalistas juramentan el 25 de abril de 1965, al Dr. José Molina Ureña como presidente, dada su condición de presidente de la Cámara de Diputados en el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch. La Constitución aprobada en 1963, consagraba que ante la ausencia del presidente, del vicepresidente y del presidente del Senado, correspondía asumir ese cargo al presidente de la Cámara de diputados.

Desgraciadamente, el Dr. Molina Ureña sólo permaneció en el cargo durante dos días (del 25 al 27 de abril de 1965), pues las acciones bélicas entre los grupos enfrentados lo obligaron a exiliarse en la Embajada de Colombia acreditada en el país.

Ante esa realidad el grupo constitucionalista decide buscar un dirigente político o militar que pueda asumir la presidencia de la República en armas. Son valorados varios candidatos pero el profesor Juan Bosch, exiliado en Puerto Rico recomienda para esas delicadas funciones al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. La juramentación de Caamaño se lleva a cabo el 4 de mayo de 1963, convertido ya el enfrentamiento bélico en Guerra Patria, pues desde el 28 de abril la nación había sido invadida por los Estados Unidos de Norteamérica.

El bando contrario a los constitucionalistas había asumido las recomendaciones de la Embajada Norteamericana acreditada en el país, de formar una junta militar. Esa estructura de gobierno se forma y la preside el Coronel Pedro Bartolomé Benoit, teniendo su asiento operativo en la base aérea de San Isidro, en la Zona Oriental de la Ciudad de Santo Domingo.

La gestión de Benoit permaneció poco tiempo en el poder, pues se extendió del 1ro al 7 de mayo de 1965. Inmediatamente después asumió esas responsabilidades el general Antonio Imbert Barreras, desde el 7 de mayo hasta el 30 de agosto de ese mismo año, cuando las negociaciones para concluir el conflicto, lo hicieron renunciar a la presidencia interina de su gobierno de reconstrucción nacional.

Ambos bandos fueron sometidos por la mal llamada fuerza interamericana de paz a sentarse en la mesa de las negociaciones para evitar más muertes y volver el país a la normalidad social, política y económica lo antes posible.

Esa fuerza militar extranjera, que casi en su totalidad pertenecía a los marines norteamericanos, propició a sangre y luego los diálogos que ayudaron a terminar el conflicto armado el 3 de septiembre de 1965.

Producto de esas negociaciones, las partes acuerdan instalar un gobierno provisional presidido por el Doctor Héctor García Godoy. Este asume su mandato el 3 de septiembre de 1965, y concluye el 1ro de julio de 1966. La principal encomienda del gobierno de Godoy era organizar un proceso eleccionario nacional entre las fuerzas políticas existentes. Esa labor gubernamental se cumplió, resultando electo, bajo denuncias de fraude y presión militar, tanto nacional como internacional, el Doctor Joaquín Balaguer Ricardo.

El Dr. Balaguer asume el cargo el 1ro de julio de 1966, manteniéndose en el poder durante tres (3) periodos consecutivos de cuatro (4) años cada uno. Esos doce (12) años de gobierno se caracterizaron por una fuerte represión y persecución a todos los grupos opositores al régimen balaguelista, sobre todo a aquellos que habían tenido presencia activa en las acciones de la Guerra Patria de abril del 1965.

En las elecciones celebradas el 16 de mayo de 1978, las fuerzas políticas de la nación, concentradas casi en su totalidad en el Partido Revolucionario Dominicano, bajo las orientaciones tácticas y estratégicas del Dr. José Francisco Peña Gómez, logran desalojar del poder al Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, quién aspiraba a un cuarto mandato presidencial.

José Francisco Peña Gómez

Al conocer la tendencia triunfalista del candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Antonio Guzmán Fernández, las huestes reformistas apoyadas en una fuerte presencia policíaca-militar en todas las ciudades del país, trataron de desconocer los resultados expresados por la voluntad popular en las urnas. El país, que en esos momentos de incertidumbre trataba de dejar atrás una de sus etapas políticas y sociales más negativas, logró el respaldo moral y estratégico del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica en ese período, Jimmy Carter. Al pedido de respeto a la voluntad popular expresada en las urnas por el pueblo dominicano, exclamado por el presidente Carter, se unieron otros líderes políticos de Europa y América, motivados por la alta incidencia política que en éstos simbolizaba el Dr. José Francisco Peña Gómez.   

Ante ese panorama planteado por la Comunidad Internacional, al Dr. Balaguer y sus seguidores no les quedaba otra opción que entregar el poder al presidente electo, o el país se vería sometido a una crisis de ingobernabilidad. En esos tiempos la nación vivió momentos de extraordinaria tendencia al caos y al desorden, percibiéndose en el ambiente un olor a Guerra Civil. Favorablemente, la solución política al conflicto post-electoral se presentó, aunque no de la mejor manera para la Sociedad Dominicana.

En cierta medida, las convulsiones políticas de la tercera República (1924-1965) y las de la cuarta República (1966-presente), están íntimamente ligadas por personajes claves que se forman de manera política y militar en ambos escenarios.

En este caso, resulta conveniente presentar  la relación de gobernantes que han tenido a su cargo la conducción del Estado dominicano desde el 1924 hasta el 2020.