“Dios mira las manos limpias, no las llenas”–Publio Siro, escritor latino de la antigua Roma.
El Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) es un importante organismo autónomo y descentralizado del Estado dominicano. Su misión es verdaderamente trascedente ya que, por la vía del suministro de alimentos a cientos de escolares de los niveles primario y secundario, incluyendo a sus familias en condiciones de pobreza, en algunos casos extrema, contribuye a la generación de ciudadanos sanos y capaces de pensar. Obviamente este noble objetivo está en función de muchas variables y entendemos que la primordial es el aseguramiento imparcial y de alta competencia técnica de la cantidad, calidad e inocuidad de los alimentos, además de la observancia de los patrones nutricionales de los estudiantes ajustados a la edad.
Los programas de asistencia del Inabie incluyen no solamente alimentos (secos y cocinados), sino también la entrega de todo tipo de utilería escolar que, dicho sea de paso, representa una importante carga financiera anual para miles de familias dominicanas de muy escasos recursos. Sus actividades abarcan igualmente una variada gama de servicios médicos, de carácter preventivo y curativo, a una escala verdaderamente nacional.
Importante subrayar que las repercusiones del ejercicio de la misión del Inabie no solo se explica por la provisión de alimentos, utilería escolar y puntuales servicios médicos a nuestros escolares: es importante incorporar al análisis los efectos multiplicadores que las cuantiosas compras del instituto tienen sobre el sector empresarial dominicano, de manera particular, los impulsos que transmite a las micro, pequeñas y medianas empresas formales que, como se repite a cada momento, son un elemento sobresaliente y hasta ahora decisivo del tejido empresarial dominicano.
En efecto, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) deben estar conectado con la producción y el consumo local, fomentando al mismo tiempo la conservación de prácticas y cultivos tradicionales hasta convertirlos en focos importantes de la soberanía alimentaria de las comunidades. Por tanto, en cada distrito escolar, municipio o región deben priorizarse las compras a las Mipymes, siempre que ellas cumplan con los consabidos estándares de calidad e inocuidad, muestren espíritu innovador y conozcan a cabalidad la importante contribución social que hacen a través de sus ventas.
En general, nuestro PAE, como ocurre en algunos países de la región, debe inscribirse en el marco de las políticas de seguridad alimentaria en general, asegurando el acceso y la disponibilidad de alimentos, la educación, salud y desarrollo social, disminuyendo así la inseguridad alimentaria y nutricional en situaciones de inestabilidad financiera, política y ambiental, además de las nuevas amenazas en materia de salud.
Los impactos que se esperan de esta importante iniciativa son la mitigación de la evasión escolar; mayor eficiencia del aprendizaje y rendimiento escolar en un contexto general de hambre y desnutrición; reducción comprobable de las deficiencias nutricionales, especialmente en materia de micronutrientes; contribución con el financiamiento complementario de los presupuestos familiares (debe ser entendido como un proceso complejo de transferencia de fondos, salud y capacidades cognitivas a las familias más vulnerables) y, por último, el impacto en el crecimiento y desarrollo de las empresas dominicanas por la vía del acceso equitativo, transparente y ajustado a las normas a los procesos licitados, apostando a una mayor dinámica productiva en los niveles locales y territoriales.
Los programas del Inabie deben estar fuera del clientelismo y la corrupción; de las decisiones discrecionales de mala ley que tanto daño han hecho a la Administración; de las incompetencias e improvisación, y de los carreristas y falsos servidores públicos.
Orientar el enorme presupuesto (cerca de 29 mil millones) que maneja el instituto a objetivos personales o de grupos, tanto del lado de la política como del lado de la empresa privada -sirviendo menos raciones de las convenidas y cobrando por lo convenido contractualmente; improvisando instalaciones; vadeando con mil artimañas el cumplimiento de los requisitos de los pliegos de condiciones con la ayuda de las propias autoridades; permitiendo adjudicaciones injustas y fuera de ley, y sirviendo deliberadamente alimentos de mala calidad o comprando equipos que no cumplen con las mínimas especificaciones técnicas que puedan derivar de la pertinencia de una necesidad social objetiva-, resulta absolutamente inadmisible, como lo ha declarado en reiteradas ocasiones el presidente Abinader en el contexto de escandalosos actos de corrupción evidenciados.
El desafío es grande porque implica el cambio de una cultura entronizada en otra: la del clientelismo. Más desafiante aun porque al parecer no se entiende a cabalidad que la misión del Inabie, como decía el reconocido escritor y consultor empresarial Ken Blanchard, es más importante que importante.
Conociendo a fondo la nobleza y alcances de esta su misión abogamos por la reconstrucción institucional del organismo (por no decir reingeniería sistémica); una reforma de su marco estratégico y revisión de sus relacionamientos institucionales; la consolidación de unidades funcionales competentes y actualizadas; el saneamiento financiero y fortalecimiento de los procesos de compras, el compromiso con la nación y el alineamiento y la sintonía rigurosa con la normatividad que aplica y las políticas de largo plazo del Estado en materia de seguridad alimentaria.
Tenemos la convicción de que la nueva gerencia del Inabie afrontará todos estos desafíos de manera eficiente y con apego irrestricto a la normatividad que corresponde a sus elevados objetivos fundacionales. Ellos persiguen sencillamente el bienestar común y el descarte de ciudadanos tarados.
Certificamos la idoneidad profesional y técnica, la vocación de servicio, el compromiso innegociable con lo bien hecho, la inclusión y participación constructiva, la linealidad moral y el sincero y permanente afán de transparencia y rendición de cuentas del nuevo director ejecutivo del Inabie: una de las designaciones que merece nuestra distinción y reconocimiento entre todas las que se han producido en los últimos dos años (escribimos en cursivas tal afirmación para que se tome nota).
Este recuento nos permite concluir que con la misión del Inabie no debe jugarse porque estaríamos poniendo merced de los dados el presente y futuro del país, nuestros niños, niñas y adolescentes.