Hace más de treinta años, me hice una pregunta crucial: ¿por qué estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)?

Decidí elegir esta institución porque era la principal entidad de educación superior del país. Me veía reflejado en el espejo de sus grandes egresados.

El contacto con los profesores fue determinante para mi decisión. Me convencí de que no solo estaba en la principal universidad, sino en la mejor que los dominicanos y dominicanas podían tener. La calidad de la enseñanza y el compromiso de los docentes reafirmaron mi elección.

Años más tarde, cuando llegó el momento de cursar el posgrado, ya no me hice una pregunta. Rectifiqué una convicción: debía seguir formándome en esa gran Casa de estudios que se había convertido en mi hogar académico. La UASD seguía siendo la mejor opción para mi desarrollo profesional.

Está dispuesta a servir a todos los egresados de la educación secundaria del país.

La calidad de la UASD, a la que ingresé y de la que hoy soy un orgulloso egresado, permanece intacta. Con los mejores profesores del sistema, sigue siendo una institución abierta, pública y democrática. Está dispuesta a servir a todos los egresados de la educación secundaria del país.

Mis aspiraciones a dirigir la academia se fundamentan en haber sido formado por ella y en el compromiso que siento para continuar su legado de calidad. Deseo apoyar a todos los estudiantes dominicanos en su anhelo de construirse un futuro mejor. La UASD ha sido y seguirá siendo un pilar fundamental en la educación superior de la República Dominicana.