En un artículo titulado “La brújula de la mañana” (The Compass of Morning), Judith Butler nos invita a pasar de la condena moral sobre prácticas abusivas a una visión moral. Esta implica el conocimiento integral de los procesos sociales e históricos que pueden llevar a la generación de dichas prácticas. (https://www.lrb.co.uk/the-paper/v45/n20/judith-butler/the-compass-of-mourning).
La visión moral implica trascender la indignación mediática de la era digital y tomar distancia de la frívola actitud de asumir una rápida postura entre los protagonistas de un conflicto para pensar en la naturaleza del mismo y en las condiciones que hacen posible la superación del conflicto.
La indignación mediática que Butler denomina “indignación antiintelectual y presentista” solo es heurística si nos sirve como acicate para el siguiente paso: el acto de comprensión de los contextos de la acción.
La comprensión de dichos contextos implica conocer la raíz y desarrollo del conflicto, los lenguajes que designan y configuran los contextos, así como las distintas expresiones de la injusticia estructural que han alimentado el resentimiento, el odio y las distintas manifestaciones de la violencia reactiva.
Dicha comprensión no significa asumir una fría pose de neutralidad académica. No es ajena al posicionamiento político. Solo que, si queremos asumir una postura política comprometida con la justicia, debemos trascender el sentimentalismo y posicionarnos desde una perspectiva más clara de los acontecimientos que la transmitida en los casos mediáticos.
No se trata de minimizar el agravio o el abuso, sino de indignarnos sin perder la capacidad del pensar profundo, tomando distancia de las certezas del moralismo presente e imaginando soluciones que permitan organizar formas alternativas de vida.