Para poder comprender lo que está pasando en la economía mundial y consecuentemente en la nuestra, hemos elaborado un gráfico que muestra el comportamiento de la inflación en los Estados Unidos durante los últimos 50 años. Este gráfico es muy significativo pues Estados Unidos es la economía más importante del planeta y por tanto lo que sucede en esa nación es un reflejo de la economía mundial.
En primer lugar se destaca que los mayores niveles de inflación se produjeron en esa nación a principios del 1980, cuando llegaron a un 13%. Pero peor situación sucedió en la mayoría de los países industrializados como fue el caso de Inglaterra donde llegó a un 21%, Francia 14%, Italia 20%, España 15% y Corea 32%, sólo por mencionar algunos. Esta inflación mundial fue consecuencia del drástico aumento de los precios del petróleo y derivados, como resultado de los acuerdos a que llegó la OPEP. En nuestro país la inflación fue de un 16.7% en ese año, pero en el siguiente la pudimos reducir a un 7.5%, la más baja de América Latina.
Para frenar estos niveles de inflación los bancos centrales de todo el mundo aumentaron sus tasas de interés de política monetaria, especialmente en los Estados Unidos donde llegaron hasta un 19% en el año 1980. Este choque monetario fue considerado extremo por muchos economistas de la época, pues si bien logró reducir la inflación, también tuvo repercusiones muy negativas en la economía mundial, no sólo en ese año, sino también durante muchos otros. Bastaría con indicar que la tasa de crecimiento de la América Latina fue la más baja de los últimos 37 años; numerosos países europeos sufrieron el mayor desempleo desde la Segunda Guerra Mundial; y en los países socialistas las economía daban muestras de estar al borde de la bancarrota. Pero el mayor efecto negativo provocados por las altas tasas de interés de esa época fue crear la crisis de la deuda que nos llevó a la llamada “década perdida”.
En el gráfico podemos ver además, que en estos últimos 50 años también la economía mundial ha sufrido algunas crisis inflacionarias generalizadas, como fueron las del 1990 y las del año 2007, pero ninguna comparada con lo que aconteció a principios del 1980. Sin embargo, desde el 2021 ha vuelto el fantasma de la inflación a nivel mundial, pues esta ha sido la más alta de los últimos 40 años. Esta vez consecuencia indiscutible del exceso de emisión monetaria que se produjo en la mayoría de los países para contrarrestar los efectos recesivos que creó la reciente pandemia que afectó al mundo entero. En efecto, durante los últimos dos años en Estados Unidos se produjo un descomunal aumento de la emisión que llegó a un 36%, la mayor expansión monetaria de su historia. Para contrarrestar ese excesivo incremento y la inflación que produjo, el Banco de la Reserva Federal ha tenido que aumentar nueve veces consecutivas las tasas de interés de política monetaria, de un 0.25% hasta un 5.0% y todavía no se sabe si las seguirán aumentando, pues aunque la inflación ha ido disminuyendo en los últimos meses, la meta es llevarla a un rango del 2.0%. Mas grave aún ha sido el caso de Europa, donde todavía la inflación sigue siendo muy alta, pues ronda alrededor del 10%.
En nuestro país las autoridades han seguido una política monetaria correcta en términos generales, pero posiblemente tendremos que esperar a que la inflación sea controlada en las naciones desarrolladas, para que nosotros podamos también controlar totalmente la nuestra. Mientras tanto, las altas tasas de interés que prevalecen en nuestro mercado están causando posiblemente mayores problemas económicos que la propia inflación, como sucedió en la década del 1980, y consecuentemente, parecería que lo más importante es que nuestro Banco Central envíe señales a los agentes económicos de que ya hemos superado el pico de la inflación y que todo marcha paulatinamente hacia la normalización de la economía.
En este sentido, una señal que sería muy bien recibida es comenzar a reducir las tasas de interés, aunque sea con moderación, para así contrarrestar las expectativas negativas sobre el costo del dinero. Asimismo, lo más prudente sería que también nuestro gobierno mantenga una política fiscal prudente que le permita controlar el endeudamiento, para que no siga creciendo el costo fiscal de nuestra deuda, especialmente en estos momentos de altas tasas de interés en los mercados internacionales, pues esto nos podría causar serios problemas económicos en el futuro.