Según los estudios neurocientífico, los seres humanos tenemos tres tipos de cerebros a saber: (1) El cerebro reptiliano o primitivo, el cual se encarga de las cuestiones automáticas y de las alertas); (2) el cerebro mamífero o límbico, responsables de los sentimientos y controlar las emociones; y (3) el cerebro neocortex, el cual se ocupa del lenguaje, los pensamientos normales y abstractos y, la cognición (Paul Maclean, 1998).

El concepto “cerebro primitivo o reptiliano” tiene su origen en la teoría del neurocientífico Paul MacLean, quien expuso su teoría en la década de los años sesenta del siglo XX y publicó la misma en su obra The Triune Brain in Evolution (MacLen, 1990).

No obstante, los neuropsicólogos y los psiquiatras sabemos que, el cerebro primitivo o reptiliano ocupa el 5% del volumen cerebral, incluyendo el tronco del encéfalo, el cerebelo y el sistema reticular (Sociedad de Psiquiatría de Reino Unido).

Además, el cerebro primitivo es responsable de todas las funciones vitales y automáticas del organismo humano, tales como la respiración, latidos cardiacos y digestión, entre otras funciones vitales para la sobrevivencia humana (DMS IV).

En tal sentido, la persona con un cerebro primitivo o reptiliano, son rígidas al expresar sus emociones y, su vez, suelen ser agresivas. Como se sabe, la persona con cerebro reptiliano sólo busca el placer y la dominación y tiene poco autocontrol de sí misma (Paul Maclean, 1998).

Según varios estudios realizados por neuropsicólogos y psiquiatras en Reino Unido, Rusia, Brasil, Estados Unidos de Norteamérica, China y Argentina se encontró que, la persona con cerebro primitivo o reptiliano tiende a preferir el sexo promiscuo y las compras compulsivas (DMS V).

No obstante se sabe que, los lagartos, las serpientes y las tortugas, son especies del reino animal portadoras de un cerebro reptiliano o primitivo por excelencia (Paul Maclean, 1998).

En tal sentido, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, las emociones intensas activan el sistema límbico, el cual está situado por debajo de la corteza cerebral donde están ubicados el tálamo, el hipotálamo y la amígdala cerebral, la cual no debe confundirse con la amígdala ubicada en la garganta (DMS-IV).

Como se sabe, la amígdala del cerebro se encarga de avisarnos de los peligros y, al mismo tiempo, pone en marcha distintas respuestas instintivas, tales como la activación de las hormonas del estrés y las descargas de la adrenalina necesaria para la huida o la resistencia ante una supuesta o inminente amenaza (Sociedad de Psiquiatría de Reino Unido, 2019).

Por otra parte, los resultados de varios estudios realizados en los USA, Japón, Brasil, Argentina y Canadá en el período 1996-2013 revelaron que, la ínsula y el núcleo estriado del cerebro, son dos estructuras cerebrales racionales que activan las manifestaciones de amor, la empatía, la solidaridad, la compasión y el deseo o apetito sexual de los seres humanos (DMS III, IV y V).

No obstante, al valorar las actitudes de connotadas figuras políticas y artísticas nacionales e internacionales, observamos que un alto porcentaje de estos personajes utiliza sus cerebros primitivos o reptilinios. Ejemplos: Donald Trump, Kim Jong-un, Nicolás Maduro, Jair Bolsomoro, entre otros.

En tal sentido, las irracionalidades y las extravagancias con que se manejan la mayoría de las figuras políticas y artísticas, nos hace pensar que sus cerebros primitivos o reptilinios están en proceso de evolución, lo que debería preocupar a los ciudadanos que abogamos por un régimen democrático que respete las preferencias y las opiniones de los demás.

Como se sabe, relacionarse con personas con cerebros primitivos o reptilinios, requiere de mucha inteligencia emocional y una resiliencia fuera de serie, ya que dichas personas no tienen control de sus emociones y sus impulsos, lo que provoca un rechazo isofacto de sus actitudes y comportamientos social (DMS IV).

Los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, el cerebro primitivo tiene alrededor de 400 millones de años de antigüedad y consume el 90% de la energía que necesita el cerebro humano para mantener el equilibro de todos los órganos, ya que este cerebro siempre está activo y nunca se desconecta (DMS- II y III).

Además sabemos que, los mensajes publicitarios y comerciales entran primero por los ojos y no por los oídos, ya que el nervio óptico es cuarenta veces más rápido que el nervio auditivo (Paul Maclean, 1998).

Por su parte, los especialistas en higiene y salud mental sabemos que, los nervios visuales y olfativos son los que se conectan directamente con el cerebro primitivo, según los estudios realizados en los últimos cincuenta (50) años (OMS, OPS, Sociedad de Psiquiatría de los USA y DMS-V).

“El cerebro humano tiene 100 billones de neuronas”. Michio Kuku.