Desde mi observatorio de la Ciudad Primada de América me dirijo, en la sexta crónica, a todos mis improbables lectores con el deseo de reflexionar sobre el impacto que tendrá (próximamente) la realidad del Metaverso en la vida de todos los seres humanos y la necesidad de pensar y repensar las estrategias y los límites que debemos autoimponernos para sobrevivir como individuos independientes y críticos a esa gran revolución en todos los aspectos de la vida humana.

Ruego me disculpen pues no pretendo ser alarmista, en ningún caso. Lo único que pretendo es reflexionar o pensar en voz alta para que (entre todos) nos demos un marco conceptual necesario para saber interaccionar con esa nueva realidad, además de tener una serie de herramientas y estrategias necesarias para que no se imponga a nuestras vidas y domine nuestra libertad y raciocinio (características fundamentales del ser humano).

Para aquellos que no conozcan el novedoso término de Metaverso comenzaré realizando una breve explicación de su significado. El Metaverso supone la incipiente nueva revolución dentro de Internet. La palabra viene del término griego “meta” (más allá o después de) y universo (conjunto de todo lo existente). Explicado de manera sencilla, podemos traducirlo como un espacio en creación que está “más allá del universo”. Además, pretende erigirse como un ecosistema abierto y colaborativo.

El primer uso de la palabra Metaverso se produjo en 1992 en la novela de ciencia ficción Snow Crash, del escritor Neal Stephenson. Los avances de la tecnología en las siguientes décadas hacen que surjan innovaciones que borran los límites entre lo virtual y lo real.

El hito que evidencia supone la importancia real del Metaverso lo supone la transformación de Facebook en Meta. La gran compañía ha desembarco en la nueva realidad tecnológica para intentar hacerse con el control y la primera posición en ese nuevo escenario. Se trata de la próxima etapa de la evolución tecnológica e informática, que resulta de la mezcla de la realidad virtual, las redes sociales, los videojuegos y la conexión a Internet de máxima velocidad. Ese mundo paralelo se desarrolla en otra dimensión y nos ofrecerá la posibilidad de ser quienes deseemos ser (sin límites físicos, ni espaciales).

Para comprender mejor el Metaverso podemos presentar algunas de sus características principales:

1º-Interactividad. El usuario es capaz de comunicarse con el resto de los miembros o usuarios y de interactuar.

2º-Corporeidad. Los usuarios están representados por avatares y están limitados por ciertas leyes y recursos.

3º-Persistencia. Ese entorno sigue funcionando y desarrollándose, a pesar de que alguno o todos sus miembros no estén conectados.

Aunque el Metaverso no está listo llegará en un futuro cercano, pues se está construyendo. Cabe destacarse como el empresario y visionario Mark Zuckerberg el pasado año 2021 anunció la contratación de 10.000 personas para participar en la construcción el Metaverso. Aunque, inicialmente, son los videojuegos los que están explotando su potencial todo apunta a que en el Metaverso se introducirá una versión virtual de todos los aspectos de la vida: Las empresas, las organizaciones educativas, las redes sociales, los museos, las galerías de arte y toda suerte de entidades (públicas y privadas) están mostrando su interés por apostar a tener un espacio en el Metaverso. Inclusive, ya hay entidades encargadas de vender espacios o “terrenos” en esa realidad virtual. Suena a ficción pero es una realidad en ciernes.

Aún con una idea incipiente su realidad, nos asaltan varias dudas e interrogantes:

1º-¿Se replicarán en el metaverso las normas (morales, éticas, civiles…) de este mundo o serán distintas?.

2º-¿Quién será la autoridad que vele por el cumplimiento de esas leyes?

3º-¿Estaremos preparados para vivir en un mundo sin normas?.

Las implicaciones jurídicas que tiene el Metaverso, como una auténtica prolongación de la realidad que funcionará en un plano netamente virtual, son una preocupación actual y se están debatiendo y poniendo de manifiesto. Se está planteando la necesidad de normativizar y regular dicha realidad antes de que nazca, para poder contemplar cualquier tipo de problemas, desviación o delito. A nivel de su impacto jurídico se está analizando los siguientes aspectos:

1º-La delimitación de la propiedad y su explotación.

2º-La idea de un ecosistema común y su protección.

3º-El desarrollo del mercado y las marcas.

4º-Privacidad y seguridad.

5º-Los delitos informáticos y su persecución.

Ahora viene mi reflexión personal respecto a lo que supondrá para la sociedad internacional el Metaverso y la necesidad de que como individuos nos protejamos, para sobrevivir al mismo. Los mundos digitales nos propondrán, y acabarán imponiendo, una vida cotidiana completamente virtual e inmersiva.

Soy un firme defensor de que cualquier innovación es una herramienta o instrumento útil. Una herramienta es buena o mala en función del uso que el ser humano le piense dar. Por ello, no podemos decir que el Metaverso sea bueno o malo (en sí mismo o en su esencia interna).

Dicho lo anterior, considero que lo que sí puede afirmarse es que los adelantos tecnológicos son (de por sí) en su diseño e implementación potencialmente adictivos. Están diseñados para captar la atención, entretener y hacer que pasemos el máximo tiempo posible en ellos.

El ser humano será libre de usarlo (eso es cierto), pero cuando se extienda su uso cada vez serán más las entidades, corporaciones y personas que incentivarán su uso y podrá volverse una necesidad introducirse en el Metaverso para hacer diversas actividades más o menos cotidianas.

Para poner un ejemplo actual, hoy en día muchas de las gestiones bancarias se nos ha impuesto que las hagamos de forma virtual (justificado en la agilidad, el menor costo para las entidades bancarias, la rapidez de la gestión y su menor impacto para el medioambiente). Por otro lado, a nivel educativo se ha mostrado la eficacia de la docencia híbrida o la netamente virtual (en el contexto de la Pandemia). Esos ejemplos nos anuncian que el Metaverso se presentará, inicialmente, como una opción para llegar a convertirse en una auténtica realidad paralela integrada en nuestro mundo.

Cuando llegue el día de que el Metaverso forme parte de nuestra realidad cotidiana, será un deber el que nos tomemos un momento para reflexionar de si seremos (a esas alturas) auténticamente libres o si estaremos dominados por la necesidad del uso de esa innovación que se nos habrá impuesto (por las referidas vías del uso, la costumbre y la eficiencia).

Creo que debemos estar preparados para usar y participar en esa nueva realidad, pero también debemos poder saber vivir sin ella (para ser auténticamente libres).

Debemos saber que la lectura en papel, la comunicación presencial, el silencio, el estudio, la contemplación y el ejercicio físico (entre otras cosas) son partes sustanciales del ser humano y que la auténtica revolución de la Historia de la Humanidad siempre será no dejarnos llevar por la generalidad o por lo que impera en la sociedad.

Ser un tanto clásicos, bohemios, heterodoxos y librepensadores siempre será una estrategia útil para evitar convertirnos en meros espectadores de una realidad que se nos diseña.