Es evidente, que la idea de "Occidente" como un bloque monolítico con una agenda unificada es simplista y no refleja la complejidad de las relaciones internacionales y las motivaciones de los países y actores involucrados. Pero también es cierto, que algunas actitudes de Occidente nos hacen pensar que China y Rusia son países que amenazan el capitalismo, aunque es importante señalar que estas percepciones son subjetivas y no representan necesariamente la opinión de todos los gobiernos en Occidente.

No obstante, a menudo tenemos la percepción de que Occidente quiere excluir a Rusia y a China del juego del capitalismo. Sería algo como esto: “Oye nosotros somos el capitalismo. Nosotros lo inventamos. Es nuestro sistema, es nuestra plataforma y es nuestra patente. Ustedes están aquí gracias a nosotros. ¿Quiénes eran ustedes antes? Un sistema comunista atrasado y gracias a nosotros ustedes están disfrutando de todas esas prebendas que ofrece nuestra plataforma ¿Ahora quieren ustedes establecer sus reglas y desafiarnos? ¡Pues no! Ya es tiempo de demostrarles quienes somos nosotros y quienes son ustedes. Y no olviden que las reglas de juego las dictamos nosotros”.

Rusia y China han estado adoptando cada vez más políticas económicas de mercado y, aunque aún tienen economías mixtas, no son sistemas socialistas puros.

En el caso de Rusia, algunos críticos occidentales ven al país como una amenaza debido a su política exterior agresiva, su supuesta interferencia en las elecciones de otros países, y la supresión de los derechos civiles y políticos en su propio territorio.  Además, ha sido criticada por su falta de transparencia, la limitación de la libertad de expresión y de prensa, la corrupción y la falta de independencia judicial. El gobierno ruso ha sido acusado de manipular sus propias elecciones y de restringir la participación de la oposición en los procesos políticos.

En el caso de China, algunos gobiernos occidentales ven al país como una amenaza debido a su sistema político y económico diferente, que combina el comunismo con el capitalismo de mercado. Además, hay preocupaciones sobre la competencia económica de China y su creciente influencia global, particularmente en Asia y África.

En cualquier caso, es importante destacar que el objetivo de la política exterior de cualquier país no es eliminar a otros países del juego, sino proteger sus intereses y promover su agenda. Los países pueden tener intereses divergentes y a veces opuestos, pero la idea de "sacar" a otro país del juego suena más como un enfoque de juego de suma cero que no es sostenible en la práctica.

En lugar de eso, es más productivo trabajar juntos en áreas de interés común y resolver las diferencias de manera constructiva a través del diálogo y la negociación.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas percepciones están influenciadas por factores políticos, económicos y culturales, y que no son necesariamente una evaluación objetiva de la situación. Además, muchas empresas y gobiernos en Occidente también ven a China y Rusia como importantes socios comerciales y políticos, y trabajan para construir relaciones más positivas y constructivas con estos países.

Desde hace algún tiempo, China ha estado en la mira de Occidente como una amenaza a su plataforma capitalista. Las preocupaciones principales que se tienen acerca de este país asiático son su sistema político, su sistema económico y su creciente influencia global.

En primer lugar, el sistema político de China se ha vuelto una preocupación para los países occidentales. El hecho de que sea una nación comunista que está controlada por un partido único ha hecho que algunos gobiernos occidentales lo vean como una amenaza para la democracia y la libertad. Además, la censura de la prensa y la falta de libertades civiles en el país, así como la represión de minorías étnicas y religiosas, ha hecho que muchos en Occidente se sientan preocupados por los derechos humanos en China.

En segundo lugar, el sistema económico de China también ha sido objeto de preocupación. Aunque China es una economía capitalista, su sistema económico es diferente al de los países occidentales. La intervención del Estado en la economía, la falta de transparencia en el sistema financiero, y la propiedad estatal de muchas empresas ha hecho que algunos en Occidente vean a China como una amenaza para la competencia leal y la economía global.

Por último, la creciente influencia global de China es otro factor que ha aumentado la preocupación en Occidente. China ha invertido grandes cantidades de dinero en infraestructura y proyectos en países en desarrollo, lo que ha llevado a preocupaciones sobre la dependencia de estos países en China y la posible influencia que podría tener sobre ellos. Además, China ha aumentado su presencia militar en el Mar del Sur de China, lo que ha llevado a preocupaciones sobre la seguridad regional y la influencia de China en la región.

Probablemente, Occidente pueda sentir que su plataforma capitalista esté amenazada por China debido a su sistema político, su sistema económico y su creciente influencia global. Aunque estas preocupaciones sean legítimas, es importante recordar que estas percepciones están influenciadas por factores políticos, económicos y culturales, y que no son necesariamente una evaluación objetiva de la situación. Es importante trabajar en la construcción de relaciones más positivas y constructivas con China para enfrentar los desafíos globales y resolver las preocupaciones legítimas de ambas partes.