1.- La generalidad de mis connacionales está viviendo de esperanzas atractivas, pero infundadas. Se imaginan como real, su deseo a obtener algo.

2.- A muchos de los nuestros, por estar de ilusos, la realidad les da en la cara, y es entonces cuando despiertan de su falso entusiasmo.

3.- Por suponer que estamos en una democracia de iguales, aquellos que se mantienen imaginándose, terminan frustrados, una vez comprueban que nos movemos en una democracia de minorías, de grupos poderosos.

4.- Aquel que cree que por ser ciudadano ya puede llegar a tener éxito en la política, no es más que un soñador dominicano que olvida que, además, debe tener dinero y algo de sinvergüenza.

5.- No es otra cosa que un desorejado, ese que quimeriza estar en un país donde predomina la decencia, hasta que el deshonesto le enseña que está en el lugar donde lo debido, es lo indecente.

6.- Conservarse como persona íntegra, y lista para honestamente servirle al país, no es otra cosa que estropear los buenos sentimientos, porque lo que prima aquí es la mujer o el hombre adecuado para robar y saber compartir lo robado.

7.- No es más que un contrasentido ponerse a predicar la forma limpia de hacer política cuando los que triunfan son aquellos que hacen uso de la cochinada politiquera.

8.- Cuando la moral que sobresale en la sociedad es la de la persona astuta, mañosa y nada escrupulosa, es otra forma de perder el tiempo educar a la niñez dominicana en las buenas costumbres.

9.- Coger de pendejo a otro, en buen lenguaje dominicano, es motivarle para ejercer su derecho al voto en unos comicios donde todos los candidatos defienden un sistema social contrario a la mayoría de la población.

10.- En los procesos electorales generales efectuados en nuestro país, los votantes, sin darse cuenta, van embelesados a las urnas, al caérseles las babas, de los tantos embustes que los candidatos les meten en sus cerebros.

11.- Cualquier ingenuo llega a creer que el dominicano es un pueblo que, de tan bueno, es más suave que un guante de seda, porque sin rebelarse está soportando las diabluras de los politiqueros.

12.- Las reglas, las normas bajo las cuales han puesto a vivir a la mayoría de las dominicanas y los dominicanos, son de tal forma que les inducen a creer que el modelo económico vigente merece ser adorado, y no sepultado, enterrado para siempre.

13.- Porque el ordenamiento económico actual en el país, genera ignorancia, los ideólogos sistémicos han utilizado las más diversas formas de cómo ilusionar, enfriar la cabeza, hacer creer feliz y embriagar de sueños hermosos a los pobres que aquí comen si algo aparece.

14.- El pueblo dominicano, de a pie, debe dejar de ilusionarse, y decidir llevar a cabo, ponerse en marcha, y no detenerse hasta que se haga dueño del poder del Estado, el cual nunca ha tenido a su servicio.

15.- A las masas populares dominicanas hay que animarlas, para que den riendas sueltas a sus potencialidades, demostrando así decisión positiva, objetivo de triunfo y haciendo realidad su aspiración a una existencia feliz.

16.- No creen ni mucho menos quieren al pueblo dominicano aquellos que lo mantienen ilusionado para que acepte pasivo, quieto, el estado de opresión a que lo han condenado desde siempre sus enemigos tradicionales, nacionales y extranjeros.