Las necesidades de los dominicanos aumentan día a día y sus demandas por mejores condiciones de vida se ajustan a un patrón de crecimiento cuyos beneficios no se filtran lo suficiente hasta los sectores más pobres. Ciertamente la pobreza ha disminuido mucho en los últimos años, pero no lo suficiente para ser el país con uno de los mayores crecimiento económico en las últimas décadas en toda LAC.
¿Pero cómo ha podido vadear el gobierno la crisis fiscal cuando con sus precarios ingresos logra satisfacer una parte importante de esas demandas, aunque muchas se quedan sin resolver o están en una larga lista de espera?
Se inauguran muchas obras viales en todo el país, se construyen metros, elevados y teleféricos, se terminan hospitales y escuelas dejada a medio camino por el anterior gobierno, se amplía la cobertura de la seguridad social a casi todos los dominicanos y se dedica más del 50% del presupuesto para las ayudas sociales en un amplio espectro de programas dirigidos a las familias pobres y de clase media (gas, transporte, becas, tarjeta de solidaridad, comedores económicos, ventas de INESPRE, combustibles, etc, etc, etc)
La pregunta viene al caso porque somos uno de los países con más baja presión fiscal de todo el continente americano. O sea, la relación entre los ingresos tributarios en relación al PIB es de apenas un 15%, cuando el promedio para América Latina y el Caribe ronda el 22%.
El 2022 se convirtió en el séptimo año consecutivo en el que el país falla en lograr la meta de llevar la presión tributaria a un 16 %, nivel que, según la Estrategia Nacional de Desarrollo aprobada en el 2012, debió alcanzarse en el 2016. Hoy debería estar en un 18%.
Pero, además, la evasión fiscal es también una de las más altas del continente con un nivel que alcanza los RD$254.6 mil millones al año equivalentes a 4.68% del PIB. A esto hay que sumarle las exenciones fiscales, representando un gasto tributario de RD$285.6 millones, por lo que ambas totalizan un 9.26% del PIB., (VER CUADRO ADJUNTO).
En el ITBIs y el ISR es donde está concentrada toda la evasión. Obviamente la informalidad, que representa el 58% de los negocios, es un factor que contribuye con este elevado nivel de evasión, pero también hay muchos subterfugios contables de grandes y medianas empresas para pagar menos impuestos del que le corresponde. Hay una cultura de evasión muy arraigada entre las empresas y los profesionales independientes que deben pagar sus impuestos.
¿Como hace el gobierno para manejarse fiscalmente con un déficit de alrededor del 3% ante el tétrico panorama descrito?
Parecería inexplicable, considerando como le rinde el dinero al gobierno. Pero hay tres razones que explican lo inexplicable. La primera, es la sustancial mejora en la calidad del gasto, donde se han logrado ahorros por unos 15 mil millones de pesos en restaurantes, viajes, compra de vehículos, viáticos, sobresueldos, nominillas, contrataciones y otros dispendios bochornosos.
La segunda, una ayudita que le ha dado la inflación en el 2021 y 2022 para aumentar las recaudaciones pero que este año va camino a desaparecer.
Y la tercera y más importante, ha sido la reducción de la corrupción que ha representado ahorros de más de 40 mil millones al año. Y esta cifra es bien sustentada cuando se calculan los sobornos pagados por las compras de bienes y servicios y contratación en obras. Nadie se escapaba de esos sobornos.
O sea, en esos ingresos y ahorros está la respuesta a la pregunta de cómo el dinero está rindiendo mucho más que antes.
Finalmente, el país no puede alargar más allá del 2024 la realización de una reforma fiscal integral ya que de no hacerse, la estabilidad económica dominicana estaría en una situación de alto riesgo.