El artículo que presentamos a continuación pretende ser una introspección respecto a la sorprendente información de unos pastores que “pidieron al Presidente vivienda para ellos”. El título “Código de ética para pastores”, es originario de una comunidad de expertos de “exegesis” (ciencia aplicada a la explicación de los textos de la Biblia), y “hermenéutica” bíblica (ciencia de la interpretación aplicada a los libros de la Biblia). Mas, no es necesario citar a eruditos bíblicos para señalar la negación a la ética de los dirigentes religiosos, sólo hay que tomar en cuenta la profecía de Ezequiel 34:1-2, que dice:” El Señor se dirigió a mí, y me dijo: “Tú, hombre, habla en mi nombre contra los pastores de Israel, y diles: “Esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se cuidan a sí mismos! ¿No deben los pastores cuidar el rebaño?” Se hace esta reflexión porque asombra que los dirigentes y líderes pastorales “pidan” para ellos, y no para los fieles de sus comunidades de fe, y/o para el pueblo en general.
Por otro lado, y ya en el período del cristianismo, el Apóstol Pablo fue muy celoso con el código de ética de los ministros que sirven como pastores, y al efecto, escribió en II Corintios 6:3 lo siguiente: “a nadie damos motivo alguno de tropiezo, para que no se desacredite nuestro servicio”.
Se sobreentiende que el pastor debe tener cuidado de su persona; pues, es necesario tener salud física, claridad mental, voluntad propia, cumplimiento de su vocación y satisfactoria comodidad, para ejercer dignamente y con eficiencia la ocupación de cuidador de las ovejas, o sea, del pueblo. Pero el caso que nos ocupa aquí llama la atención, porque se entiende, que el pastor debe pedir, primeramente, asistencia para la comunidad, y así dar demostración de la calidad de ética/moral que describe el Salmo 23, que es: velar, cuidar, defender, orientar, conducir al pueblo por caminos directos, y ofrecerle el acompañamiento que reviste apoyo, confianza y respeto. De manera concreta, se puntualiza que el pastor está llamado a seguir la enseñanza de Jesús, de ser “un buen pastor”, el procurador de su grey.