Según la real academia de la lengua el clientelismo es, una práctica política de obtención y mantenimiento del poder, asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios. Mientras que el trasfuguismo no es más que el cambio de un partido a otro, que suele estar en el poder. Prácticas cada vez más frecuente en el escenario político nacional, que han sido objeto de pronunciamiento por parte del Tribunal Constitucional, (TC/0441/19) deberían ser reglamentadas seriamente y sancionadas por la sociedad, ya que amenazan las permanencias de los partidos políticos en el pais.
El clientelismo hace que los partidos no tengan militantes sino clientes, quienes se trasladan de una realidad a otra de acuerdo a sus intereses, frenando la gestión del gobernante, que debe responder a las presiones de trásfugas y clientes. Este accionar ha degradado la gestión política, amenazando las democracias, en especial en RD, donde se ha instaurado como un estilo de mantenerse en el poder restando calidad a los actores políticos, y la vulgarización de los roles en la democracia cada día más distante de las ideas y principios que deben regir la praxis política.
El caso más reciente e ilustrativo lo tenemos en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que gobernó 20 años y pasó de ser un partidito de cuadros, con principio y formación, a un partido de masas, (2 millones patrón 2019) arropado por el transfuguismo y la clientela, y de paso cambiar su misión política tras alcanzar el 10 % de los votos en las pasadas elecciones, cayendo en la categoría de partido en extinción. No obstante los ingentes esfuerzos de su presidente Danilo Medina, quien anuncio que “el PLD será el partido de la transparencia, la rendición de cuentas y la eficiencia”. Porque ahora parece no serlo.
Muchos de sus militantes se han ido a otras toldas políticas, algunos de sus líderes han creado sus propias organizaciones, mientras algunos de sus exfuncionarios, ahora son del Partido Revolucionario Moderno, PRM, que pasó de ser un partidito heredado, con escasa militancia, a una fuerza política que recibió en las pasadas elecciones 1 millón 747, 822 votos, aunque dicen tener de 2 millones 111 mil inscritos en el padrón.
El PRM está conformado por el trasfuguismo masivo y figuras del PRD tradicional, antiguos disidentes, con una clientela de la “sociedad civil” y otros grupos de apoyo. Sus enemigos dicen que es “un partido sin estructura política”.
La facilidad con la cual los supuestos líderes o militantes de una tendencia política pueden cambiar a otra es un fenómeno social que merece ser estudiado. Se trata de una población de individuos que se reciclan cada vez en un falso militantismo en nombre del pueblo, dicha práctica parece tener objetivos materiales claros y diversos, que van desde una posición en la administración pública, a recibir favores y prebendas para realizar negocios al margen de la ley con el Estado, o definitivamente obtener espacios de impunidad.
El fenómeno de desintegración de los partidos se observa en diferentes fuerzas políticas,(PRD,PRSC,PRI), organizaciones que han jugado un papel en la historia política del pais, siendo el caso de mayor trascendencia la extinción del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fundado por el Prof. Juan Bosch en Cuba en 1939.El PRD aglutinó destacadas figuras que lucharon por la democracia. La organización sufrió varias fracturas iniciadas con la renuncia de Bosch en el año 1973, hasta quedar en las manos de Miguel Vargas Maldonado, obteniendo el 1 % de los votos en las pasadas elecciones presidenciales, declarando Vargas que “el PRD debe reformarse”.
En el proceso de desintegración que han sufrido estos partidos puede observarse, que los trásfugas, están divorciados del compromiso que los votantes le han dado, la gran mayoría de ellos, en definitiva no representan a nadie y tienden a envilecer la ciudadanía, que negocia su voto y participación ante la defraudada actuación de sus llamados líderes.
El transfuguismo, supuestamente garantiza, que el trásfuga arrastre sus seguidores al nuevo destino partidario, lo cual es falso, en una realidad donde la ausencia de liderazgo es flagrante y, los mismos se construyen en base a dinero y favores, por eso se desinflan con tanta facilidad. Pocos son los individuos que realmente tienen arraigo en la gente, para engancharlos como eventuales simpatizantes, y cuando lo hacen les dura poco, al carecer de coherencia entre accionar y el discurso.
La militancia seguidora del tránsfuga no son seguidores ni apoyan al líder, son mercenarios de la política, que siguen una opción de negocio. Los escándalos de corrupción actuales protagonizados por individuos que han estado hasta en 4 organizaciones en apenas un quinquenio. Siendo realmente vergonzoso cuando el tránsfuga es un legislador elegido por los votantes de un partido político y salta hacia otra tendencia manteniendo el rol de legislador.
La clase política, desconoce o se niega aceptar que la movilidad clientelar puede acabar con la institucionalidad de los partidos al socavarlos, destruir las reglas, y comprometer la credibilidad de los gobernantes, quienes se mantienen aferrados a un estilo decadente de gobernar, – algo observable en la actualidad con el reparto de los bonos navideños por el PRM y las cajitas personalizadas de Fuerza del Pueblo – perpetuando las condiciones de dependencia, favoritismo y miseravilismo político en la población desfavorecida.
Cuando las políticas sociales son manejadas de forma personalizadas por legisladores e incumbentes de las instituciones en busca de una clientela cautiva, como lo que ha hecho Tony Peña Guaba durante 4 años al entregar personalmente los bonos de ayuda en ciertos hospitales bajo la excusa de que “si no lo hago la gente dice que no llegan”, opacan la gestión del presidente de la Republica y al Estado, en nombre de quien debe entregarse la ayuda social, bajo cualquier gobierno.
La facilidad con que se mueve el tránsfuga, el caza clientes y clientela, disminuye y desilusiona a la militancia tradicional comprometida, que tiende a replegarse sobre si misma mientras los trásfugas se mueven hacia el bando ganador sin ningún contenido ideológico, propuestas, y principios, premiándose la hipocresía y la traición, logrando algunas figuras de la política nacional reinventarse desde el Partido Dominicano, partido único de la dictadura trujillista, hasta nuestros días de democracia pluri partidaria sin propósito, ni contenido.