(Los dos artículos siguientes se basan en la ponencia presentada por la autora en el Seminario “Temas Emergentes en la Agenda por la Salud, la Igualdad y los Derechos de las Mujeres”, organizado por la Organización Panamericana de la Salud y el Ministerio de Salud Pública, jueves 21 de marzo 2024)

A finales de enero pasado, la Embajada de los EEUU emitió un comunicado advirtiendo sobre el gran número de mujeres estadounidenses fallecidas en los últimos años tras realizarse cirugías plásticas en la República Dominicana. La denuncia, que fue rechazada por el presidente de la Sociedad Dominicana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (Sodocipre), puso nueva vez sobre el tapete los riesgos de estos procedimientos y su deficiente regulación en el país, lo que aumenta aun más los peligros a que se exponen las pacientes.

Esta presentación explora la situación actual de las cirugías plásticas en el contexto del creciente auge del turismo de salud en el país, del que estas cirugías constituyen el renglón más lucrativo. Aunque se centra en las cirugías, no hay que olvidar que éstas son solo un componente de un negocio mucho más grande, el de la industria de la belleza, que incluye dietas, moda, maquillaje, pelo, cosmiatría, wellness, etc. Empezamos con algunos datos generales tomados del Segundo Estudio y Diagnóstico del Turismo de Salud y Bienestar de República Dominicana, realizado por la Asociación Dominicana de Turismo de la Salud (ADTS) y publicado en diciembre 2023.

Panorama general de las cirugías estéticas en RD

INCIDENCIA: En el 2022, en República Dominicana se operaron unas 50,000 pacientes, de las cuales 40 mil fueron extranjeras y dominicanas ausentes (o sea, 80% residentes extranjeras y 20% locales), procedentes en su mayoría de Estados Unidos, España e Italia, la mayor parte de las cuales se realizaron más de un procedimiento a la vez. Para el mismo año, el presidente de Sodocipre habla de 80,000 procedimientos, lo que se explicaría por la realización de múltiples procedimientos simultáneamente (a veces hasta 4, aunque las normas internacionales lo limitan a dos por intervención).

PROCEDIMIENTOS MAS SOLICITADOS: Según elestudio, los procedimientos más solicitados son liposucción (25%), abdominoplastia (20%) y cirugías de mamas (implantes, reducción, lifting) 15%. El 40% restante corresponde cirugías de nariz, párpados, lifting facial, de muslos o brazos, y procedimientos estéticos no invasivos. Llama la atención que no se mencionan las cirugías y otros procedimientos de la llamada “estética genital”, que ha tenido gran crecimiento en los últimos años, ni el levantamiento de glúteos, que muchos especialistas dominicanos describen como la cirugía más demandada en la actualidad (al menos por las pacientes residentes en el país). Según la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos Estéticos (ISAPS), la cirugía de glúteos es el procedimiento de más rápido crecimiento a nivel mundial, aumentando en un 137% desde el 2018.

COMPLICACIONES: El estudio registra una tasa altísima de complicaciones del 20% en RD, que corresponden mayormente a hematomas (13%), deshicencia de herida y sufrimiento de piel -es decir, problemas de cicatrización y necrosis- (5%), e infecciones (2%). Estas cifras contrastan con la afirmación del presidente de Sodocipre en respuesta a las cifras de la Embajada, de que en el país “las complicaciones son mínimas” y que las denuncias en sentido contrario son producto de sectores interesados .

¿A qué obedece el auge de las cirugías y otros procedimientos estéticos, como el relleno de labios y pómulos?

Aunque en los últimos años ha crecido el número de procedimientos en hombres, las mujeres representan el 87% de todas las cirugías estéticas a nivel mundial y el 90% en la RD, siendo ellas históricamente las más sometidas a la tiranía de los modelos de belleza. Entre los factores que explican el gran auge de estos procedimientos se citan los siguientes:

• El factor más señalado es “el uso de las redes sociales, los filtros en las fotografías que se suben a internet y las aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro en las imágenes”, lo que también explica por qué las mujeres jóvenes constituyen el segmento de mayor crecimiento en la demanda. (Como dice una proveedora, “es muy habitual que te enseñen fotos de 'influencers' y te digan que quieren los labios igual”).

Gracias a la ubicuidad del internet y las redes sociales, las mujeres -sobre todo las jóvenes- están expuestas permanentemente a imágenes de artistas e influencers de todo tipo que responden a estándares cada vez más artificiales de belleza. Los psicólogos nos dicen que estas imágenes generan una enorme presión sobre adolescentes y adultas para que asuman y reproduzcan patrones de belleza manipulados, lo que puede crearles problemas de autoestima, trastornos de alimentación, pobre imagen corporal y depresión.

• La banalización de las cirugías: A medida que se generalizan las representaciones manipuladas en los medios y redes (cantantes, modelos, concursantes de belleza, personalidades de TV y cine, influencers, etc.) las cirugías estéticas se normalizan y dejan de ser un secreto que se esconde o disimula, como ocurría anteriormente. A la pérdida de estigma también contribuye la agresiva promoción comercial de las cirugías, que en nuestro país se anuncian hasta en vallas callejeras y con promociones especiales por el Día de las Madres. Algunos se refieren a este fenómeno como la “banalización de la cirugía plástica”, lo que lleva a muchas mujeres a crearse expectativas irreales, perdiendo de vista los riesgos asociados a los procedimientos.
• Mayor poder adquisitivo de las mujeres: La conjunción entre el aumento en la oferta de servicios, la reducción de los costos y el aumento en el número de mujeres que trabajan y son económicamente independientes también contribuye al aumento de las cirugías (aunque al mismo tiempo sabemos que uno de los beneficios que exigen muchas “chapeadoras” locales es que sus parejas les paguen las cirugías, algo que por demás sus benefectores muchas veces exigen, en tanto las mujeres reconstruidas elevan tanto el ego como el prestigio de los hombres que las poseen).
• El uso de nuevas tecnologías, como los diferentes tipos de láseres y neurotoxinas, ha permitido diversificar la oferta de procedimientos. Una consecuencia ha sido que en muchos países los menos invasivos están aumentando a mayor ritmo que los quirúgicos, aunque ambos reportan un crecimiento importante según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS).
• También influyen los discursos de matriz neoliberal que venden a las mujeres la idea de que pueden lograr la realización individual haciendo uso de su “derecho a elegir” estos procedimientos, que supuestamente mejorarán su satisfacción personal y su confianza en sí mismas. Según esta narrativa, el sometimiento a los estereotipos de belleza imperantes “les permitirá alcanzar mejores posiciones y beneficios sociales, laborales y un mejor trato en la vida cotidiana” -lo que en muchos casos responde a la realidad, vista la fuerte asociación que se establece entre la belleza y la valoración social de la mujer-.
• Lo que subyace a todos estos factores y hace a las mujeres tan vulnerables a lo que la socióloga venezolana Esther Pineda llama “la violencia estética”, es justamente la  presión social constante sobre ellas para que se sometan a estereotipos hegemónicos de belleza. Pineda define la violencia estética como “el conjunto de narrativas, representaciones y prácticas que ejercen presión y formas de discriminación sobre las mujeres para obligarlas a responder al canon de belleza; presión social que tiene consecuencias físicas y psicológicas en las mujeres y que se fundamenta sobre la base de cuatro premisas: el sexismo, la gerontofobia, el racismo y la gordofobia”. Como señala una teórica feminista,

“En la mayoría de ocasiones, tratar de alcanzar este ideal (de belleza) implica sufrimiento físico y psicológico: pasar hambre en el caso de las dietas; dolor y deformación de pies junto con el acortamiento del tendón de Aquiles y debilitamiento del suelo pélvico en el caso de los tacones; no ser capaces de mostrar nuestra cara al natural sin sentir vergüenza en el caso del uso de maquillaje, etc. … Es esta inoculación del género la que explica lo que, en una sociedad sana para las mujeres, resultaría inexplicable: que nos preocupe más satisfacer que estar satisfechas, agradar que ser agradadas, complacer que ser complacidas, amar que amarnos, ser deseadas que desear… Con este panorama, no es de extrañar que las mujeres tengamos un problema generalizado con nuestra autoestima”.

En efecto, algunos estudios muestran que las mujeres con los niveles más bajos de autoestima corporal son las más propensas a recurrir a cirugías estéticas, como es de esperarse ante la imposibilidad de cumplir con cánones de belleza cada vez más cosificadores y poco realistas. En este sentido hay que destacar la paradoja de que el auge de la cirugías plásticas haya empezado poco después de la expansión de los derechos de las mujeres en las décadas de 1970 y 80, lo que algunas teóricas atribuyen al backlash o reacción social contra el creciente empoderamiento femenino.

Los riesgos de la cirugía estética

La investigación de la CDC (mortalidad)

Como señalaba al inicio, el pasado 26 de enero los medios de comunicación dominicanos divulgaron con grandes titulares el comunicado de la Embajada de Estados Unidos advirtiendo a las estadounidenses sobre los riesgos de las cirugías plásticas en RD y las precauciones que debían tomar antes de viajar al país a hacerse estos procedimientos. Un día antes se habían publicado los resultados de un estudiorealizado por especialistas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), con la colaboración del Ministerio de Salud Pública (MISPAS), que muestra que entre el 2009 y el 2022 fallecieron 93 norteamericanas tras realizarse procedimientos estéticos en el país.

Esto representa un promedio de 7 muertes por año, aunque el número de fallecimientos aumentó significamente entre el 2019 y el 2022, pasando de una media de 4.1 muertes anuales entre el 2009-2018 a una media de 13 muertes anuales. El artículo señala que todas las muertes confirmadas por autopsia estuvieron relacionadas con complicaciones durante o después de la cirugía, siendo las embolias grasas la principal causa de muerte en la muestra de autopsias analizadas (11 de 20 muertes). El artículo destaca la peligrosidad de las liposucciones y los levantamientos de glúteos, implicados en la mayoría de las muertes.

Otras investigaciones realizadas en EEUU (morbilidad)

En el 2018 un equipo de médicos del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Massachusetts) examinó los registros médicos de 78 estadounidenses ingresadas entre 2010-2017 por complicaciones tras someterse a cirugías estéticas en el extranjero. Las principales complicaciones fueron infección severa, dolor crónico y heridas que no cicatrizaban. Increíblemente, el 75% de las pacientes analizadas se había operado en la República Dominicana.

Un año más tarde, investigadores de la Universidad de Texas (Galveston) analizaron 42 casos de complicaciones post quirúrgicas de mujeres que se habían realizado cirugíasplásticas en el extranjero entre el 2003-2017. De los 42 casos de la muestra, casi la mitad (20) se había operado en la República Dominicana, predominando las abdominosplastias, reducción de mamas y liposucción (todavía no empezaba el auge de las cirugías de glúteos).

Las infecciones fueron la complicación más frecuente, la mayoría ocasionadas por dos bacterias resistentes a los antibióticos (Mycobacterium abscessus y Mycobacterium fortuitum). Se trata de las mismas bacterias sobre las cuales los CDC habían emitido una advertencia en el 2016, tras registrar al menos 18 infecciones por esta causa en mujeres estadounidenses que se habían operado en 5 clínicas diferentes de la República Dominicana.

Los procedimientos genitales

Uno de los sectores de mayor crecimiento en RD en los últimos años es la llamada “estética genital”, que incluye una diversidad de procedimientos de los cuales la labioplastia y la vaginoplastia parecen ser los más solicitados. La labioplastia incluye diferentes procedimientos en los labios menores y mayores, de los cuales los más populares son los recortes de labios menores que se consideran demasiado grandes, asimétricos o, en general, “feos”. La vaginoplastia incluye varios procedimientos para “apretar” la vagina después del parto o rejuvenecerla tras la menopausia, por medios quirúrgicos o con diversos tipos de láser.

A nivel internacional, según ASAPS, “en el periodo de cinco años desde 2012 hasta 2017, el número de labioplastias realizadas aumentó en un 217,3%, siendo así la cirugía que mayor aumento cuantitativo experimentó en estos años. Antes del 2012, las labioplastias no aparecen en las estadísticas, por lo que se deduce que eran una práctica marginal o inexistente”. En el quinquenio siguiente, el mayor crecimiento se registró en las cirugías de glúteos.

A pesar de la popularidad en RD de la llamada “estética genital”, es poco lo que se sabe sobre el volumen de la demanda, tipos de procedimientos realizados, complicaciones y satisfacción de las pacientes, no habiéndose encontrado datos y cifras específicas sobre el sector. La gran cantidad de proveedores que anuncian estos servicios en los medios, los frecuentes reportajes en periódicos y redes, así como los testimonios anecdóticos de gineco-obstetras, sugieren una demanda significativa de estos servicios, que también incluyen reparación del himen, “blanqueamiento” anal, liposucción del monte de Venus, y otros.

Según una gineco-obstetra consultada (y que pidió reserva de su nombre), muchos gineco-obstetras dominicanos han abandonado su especialidad en los últimos años para dedicarse el campo mucho más lucrativo de los procedimientos genitales, la mayoría de las veces sin el entrenamiento necesario – lo que aumenta los riesgos de estos procedimientos, que son de por sí problemáticos-.

Los dos factores que en mayor medida parecen haber contribuido al auge de la “estética genital” son la moda de la depilación integral, que permite a las mujeres y a sus parejas ver la vulva al desnudo, y el fácil acceso a la pornografía en internet, que modela vulvas maquilladas, filtradas e infantilizadas como nuevo estándar de belleza genital femenina. La industria de la cirugía genital promueve estos modelos de “belleza” genital que ignoran la diversidad natural de formas, colores y tamaños de las vulvas, y que explotan las inseguridades de las mujeres sobre sus cuerpos -y en particular sobre sus vulvas-, asegurándoles que los procedimientos mejorarán su autoetima y confianza en sí mismas.

Aunque muchos proveedores aseguran que el llamado “rejuvenecimiento vaginal” aumenta el placer sexual de la mujer, ninguna entidad reputada recomienda estos procedimientos, dada la falta de estadísticas sobre su eficacia y seguridad. La promesa de mayor sensibilidad vaginal ha sido fuertemente cuestionada por el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), y hasta la American Society of Plastic Surgery (ASPS) advierte que ninguno de los procedimientos vaginales, quirúrgicos o con láser, ha demostrado con datos sus promesas. Por el contrario, advierten sobre los múltiples riesgos de esas cirugías, que incluyen infecciones, pérdida permanente de sensibilidad, dolor crónico y problemas de cicatrización.

A raíz de la introducción al mercado de nuevos implementos quirúrgicos para la realización de vaginoplastias, la Food and Drug Administration (FDA) de los EEUU emitió una declaración advirtiendo sobre las “promesas engañosas” y los “riesgos considerables” que presentan los nuevos aparatos de láser y otras fuentes de energía concentrada utilizadas en el “rejuvenecimiento vaginal”. Según la agencia, estos aparatos no habían sido evaluados por la FDA y no contaban con estudios o datos que respaldaran su efectividad y seguridad. Hay además reportes de quemaduras y otros daños a la vagina, además de los riesgos comunes a este tipo de procedimiento, como infección y dolor crónico. Vista la situación, surge la interrogante de por qué no se conocen en RD informaciones sobre niveles de satisfacción, complicaciones y efectos secundarios de estas intervenciones, lo que, además de la deficiente fiscalización de las autoridades, podría deberse a que las pacientes sienten vergüenza de denunciar públicamente situaciones íntimas relacionadas con su sexualidad.

En la siguiente entrega continuaremos con el tema de los riesgos de salud asociados a estos procedimientos, así como la falta de regulaciones oficiales que permite a muchos prestadores de servicios no calificados operar con completa impunidad. Por último, consideraremos el impacto de la expansión del turismo de salud sobre los esfuerzos por regular el negocio de las cirugías plásticas y proteger así la salud de las mujeres.