“El espectáculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente”, Guy Debord, 1967.
1.- La desaparición de los tres caudillos (Bosch, Balaguer y Peña Gómez) que dominaron la vida política desde 1962, y dejaron a sus respectivos partidos sin el liderazgo de ideas e ideales fuertes, cuales fueran, que le dieran rumbo y propósitos; y divididos en tendencias animadas por intereses grupales.
2.- La imposición del Mercado a partir de la ola neoliberal que en el país concretó en la década de 1990; la consiguiente derrota de la centralidad del trabajo como principal articulador de la sociedad; el sálvese quien pueda, la sobrevivencia de la mayoría popular a como se pueda, y el desarrollo de un mercado de conciencia. El dominio del dinero y el consumismo, parejo con la desigualdad social extrema.
3.- La subversión de la cultura como conciencia de la sociedad, y la emergencia del espectáculo, de la “insignificancia”, como explicaría Cornelius Castoriadis (Revista Ensayo y Error, 1998); lo estrafalario y escandaloso en la esfera ideológica. La hegemonía de los valores dominantes de las clases dominantes.
4.- El dominio de los políticos sin historia sobre
el gobierno y el Estado, promovidos a esa condición por los portadores de la riqueza. Sin historia. Sin saber cómo llegó hasta aquí y ahora el proceso democrático, y sin compromiso con este.
4.1.- La generación de políticos con historia, de la izquierda y de la derecha, que particularmente a partir de 1978, debió liderar el gobierno y el Estado, fue impedida de hacerlo, caso el del Dr. Peña Gómez; o tardó mucho esperando que Bosch y Balaguer cedieran el paso ; o se hizo vieja; o murió a destiempo; o por omisión o comisión resultó marginal a la cuestión central del poder político, cuando llegó la época apropiada para los sin historia.
5.- El no desarrollo de una tendencia de izquierda en la sociedad, en el pensamiento, los valores y la práctica general; que pudiera contraponer un proyecto de país al modelo de transición post trujillista impuesto por los Estados Unidos de Norteamérica y la oligarquía criolla.
5.1.- Se pudo, pero lo dañaron la falta de inteligencia, objetividad de análisis político; las divisiones y la dispersión, la represión y asesinatos a líderes importantes e influyentes como Manolo Tavares, Minerva Mirabal y Maximiliano Gómez; la cooptación directa e indirecta por parte de la derecha a militantes políticos y sociales; y la emergencia del PLD en 1973, que en principio le quitó a la izquierda el espacio político disponible.
5.2.- Entre 1962 y 1994 hubo cuatro grandes momentos de inflexión política (1962, 1978, 1990 y 1994) en los que la Izquierda pudo posicionarse electoralmente. Pero no vio esas oportunidades, no hizo la lectura política adecuada, y la guagua pasó y se fue.
5.3.- El electorado de esos momentos se instaló por razones diversas en los partidos de derecha. Y los subsiguientes fueron mayoritariamente ganados por los valores dominantes.
5.4.- La ética, el valor más reconocido en la izquierda, y las ideas, perdieron importancia ante el auge del consumismo y las necesidades inmediatas, las reales, y las inducidas por la publicidad en tanto recurso del mercado neoliberal.
Y aquí estamos. En la necesidad imperiosa de desarrollar una tendencia popular, progresista y de izquierda. Con base popular propia. Diversa. Social. Cultural. Asentada en valores. Política. Contestataria a toda idea, presupuesto político y valores de la derecha.
Conscientes de que es un esfuerzo contracorriente, difícil y duro; esta debe ser la cuestión central, a la que quede supeditada, o de la que dependa cualquier táctica coyuntural.
Corresponde definir estrategias y tareas para trabajar el reposicionamiento de la izquierda en la vida nacional. Es posible. Podemos. Hay condiciones objetivas que lo hace posible. Con Inteligencia, trabajo duro y firmeza.