Vivimos tiempos oscuros, caracterizados por la barbarie, el sesgo ideológico e informativo, la ignorancia atrevida, la supremacía de la locura sobre la razón, sin dejar de lado las propagandas mediáticas sobre la justificación de la ideología del mal, el infantilismo generacional y el negacionismo histórico, incluyendo la proliferación de fenómenos psicosociales como lo son la radicalización del comportamiento y la psicopatía masificada.

Por eso, en estos momentos -debemos mencionar el hito histórico del 7/10 en Israel rubricado por el salvajismo del terrorismo islámico- es una necesidad imperativa reconocer el discurso de la yihad islámica, con la finalidad de analizar el fenómeno del radicalismo de los grupos terroristas como Hamas, Isis, Hezbollah o Al-Qaeda, a quienes numerosos medios de comunicación llaman erróneamente “milicianos”.

Reproducimos el artículo del periodista, analista político y escritor argentino-israelí Gabriel Ben Tasgal, Cinco claves para reconocer el discurso islamista:

“ A la hora de analizar el fenómeno del radicalismo islámico nos topamos con dos trastornos bastante comunes. El primero es el “Síndrome del Espejo” y se expresa cuando creemos que los objetos que estudiamos piensan de acuerdo a nuestros parámetros y valores. En otras palabras, personas laicas creen que “todos son laicos” mientras que seres humanos racionales consideran que “todos deberían actuar racionalmente”. Siendo así, se interpreta a Hamas, la Yihad Islámica, Hezbollah o Al-Qaeda no como movimientos yihadistas y supremacistas sino bajo premisas etnocentristas occidentales. Hace horas, un periodista convencido afirmó que Hamas era un movimiento religioso mientras que la Autoridad Palestina de Al-Fatah era laica. Intenté aclararle que la laicidad no había penetrado en la región como lo había hecho en Europa y que, de hecho, se denominaban Fatah a las guerras de Mahoma por lo que la Autoridad Palestina podía ser muchas cosas, pero no se la debía catalogar como “laica”.

La segunda afección es el resultado de analizar los conflictos bajo prismas materialistas. Nos enseñan, en nuestras universidades y desde medios de comunicación, que los conflictos son por poder, tierras, petróleo, agua… mientras que en el Medio Oriente los conflictos suelen ser tribales, étnicos y religiosos. De este modo, se justifican las acciones bélicas de Hamas como una respuesta a la ocupación israelí y otras afirmaciones surrealistas similares. El yihadista de Hamas, cuando está a punto de degollar a un judío, no grita “¡ocupación, ocupación, queremos nuestras tierras!”, sino que clama “Allah U-Akbar” (Allah es el más grande entre los dioses).

Hablemos entonces sobre los radicales islámicos (como Hamas) y no sobre nuestras esquivas traducciones que hacemos de ellos. ¿Cómo reconocer un discurso islamista? Les propongo cinco variables:

1-“Jahilyah” – Se trata del periodo premusulmán, en donde las personas vivían confundidas. En la actualidad, los radicales islámicos consideran que la cultura occidental, incluyendo la democracia, los derechos humanos, el estado de derecho y las constituciones en el mundo, la diversidad sexual, el papel alcanzando por nuestras mujeres… todo eso una importación de occidente que malversa la pureza de ese islam que se vivía durante los días en los que Mahoma nos curó de la “Jahilyah” (confusión). ¿Quiénes promueven esa infección en el Medio Oriente? Por supuesto, los judíos y los cristianos. Si una persona considera que la cultura occidental es Jahilyaca, entonces tiende hacia la radicalidad.

2- Un mundo dicotómico – Para un radical islámico el mundo se divide en dos, los que es territorio islámico, que debería ser regido por la “Shaaryah” (ley ortodoxa) y que se conoce como Dar El-Islam (la casa del islam) frente a lo que algún día será gobernado por dicha religión y que se conoce como Dar El-Harb (la casa de la espada). La conquista se realizará por medio de la educación y el proselitismo (Dawa) o por la fuerza física (Yihad). Este tipo de pensamiento es típico del radicalismo islámico.

3-“Al-Dhimma” – La humanidad se divide en cuatro estratos de seres humanos. El musulmán es quien posee la única verdad. Frente a ellos se encuentran los que no son monoteístas, quienes merecen la muerte (por eso mismo, ISIS asesinaba a Jazidíes en Irak, porque los consideraba paganos). Luego, están los Musta Minum, comerciantes que van y vienen, frente a los cuales no hay que adoptar postura ya que desconocen al islam. Judíos y cristianos son Dhimmies, monoteístas que creen en un solo Dios pero no en Mahoma como su profeta. Los Dhimmies pueden vivir en Dar El-Harb pagando un impuesto por cabeza (Jizia) pero nunca, jamás, conformando un estado propio no musulmán.

4 -Valores no universales – A diferencia del islam clásico, los radicales del Hamas (o ISIS, Hezbollah, Al-Qaeda) consideran que no existen valores universales. ¿Se puede robar a un musulmán para ellos? De ninguna manera. ¿Se puede robar a un Dhimmie para favorecer sus posturas? Totalmente. ¿Se puede mentir a un creyente? No. ¿Se puede mentir a los cristianos diciéndoles que Israel asesinó 500 inocentes en un hospital aunque el cohete lo disparó la Yihad Islámica y no fueron esas las cifras de los asesinados? Totalmente. Dicho sea de paso, mentir para favorecer la causa tiene un nombre en árabe, “Taaqya”.

5-Mahoma es Maasum – Todo lo que dijo e hizo el profeta, para un radical, es perfecto e indiscutible. Por ende, si alguien se burla del profeta, conocerá la ira como lo experimentaron los periodistas de Charlie Hebdo. Si Mahoma decapitó 1.000 judíos en el oasis de Kheibar en el año 629, Hamás degollará bebes judíos para imitar su proceder. Quien sigue al pie de la letra lo realizado por Mahoma y no lo toma como una alegoría intangible, adopta el radicalismo como su credo.

Para Hamas, Israel es un estado Dhimmie, que se conformo en Dar El-Islam (la casa del islam), un país democrático y occidental que promueve la Jahilyah y al que se debe destruir por la acción social, usando la mentira o por medio de la violencia (Yihad).

No, el conflicto no es por tierras… para los agresores, se trata de argumentos mucho más profundos (y graves).”

* Fuente externa: Infobae