La caída de un ciberpolítico

Mis análisis al discurso del expresidente Leonel Fernández comenzaron en la década de los noventa, cuando yo residía en la ciudad de Nueva York.  Siempre lo situé en el ámbito de la ciberpolítica en relación con la República Dominicana y su inserción en el mundo digital, en la plataforma de la red de redes (internet) del ciberespacio. Esos escritos aparecieron en mi columna “temas ciberespaciales” (1998-2001), del suplemento cultural del desaparecido periódico El Siglo y en el texto La República Dominicana en el ciberespacio de la Internet. Ensayo filosófico cibercultural y ciberespacial (1998-2007). Una parte de las reflexiones que escribí en ese suplemento lleva el sello del discurso ciberpolítico de Fernández sobre la revolución digital y fue reproducida en el texto Hackers y filosofía de la ciberpolítica (2012).

En esos tiempos enfatizaba que el presidente Fernández realizó un trabajo importante con relación a la tecnología de la información. Muestra de ello son los laboratorios informáticos, el Instituto de la América, la fomentación del uso del ciberespacio, además de dar pasos de avance hacia la modernización del país, en cuanto apertura a la transformación digital.

En su primer discurso como presidente, el 16 de agosto de 1996, fue enfático acerca de los cambios tecnológicos y económicos que estaban sacudiendo al mundo. En ese discurso, hizo gala del pensamiento de Peter Drucker y repitió el texto de este autor: “La sociedad Post capitalista” (1996). Ante el pueblo dominicano, afirmó que el verdadero recurso dominante y factor de producción absolutamente decisivo ya no era ni el capital, ni la tierra, ni el trabajo, era el conocimiento y, por lo tanto, había que adecuarse a los nuevos tiempos.

A raíz de ese discurso, una parte de la población dominicana pensó que como presidente iniciaría una ruptura con el pasado. Se presentó como un político del nuevo tiempo digital, dispuesto a enfrentar los desafíos de la era de la globalización. Siempre enfatizaba que en el mundo actual no se pueden trazar metas y rutas al margen de lo cibernético. Incluso apareció en un spot publicitario durante la campaña electoral de 1996 sentado frente a una computadora.

Desde la Presidencia prometió la instalación de una ciudad ciberespacial en Santo Domingo, dejando entrever que la ciberpolítica es un desafío para todos los líderes políticos hasta el punto de que desde la fundación FUNGLODE, que él dirige, se creó la unidad de ciberpolítica.

También para ese tiempo escribí un artículo titulado ”Leonel Fernández y las comunidades inteligentes”. En ese decía que, desde la Presidencia, gracias a la Fundación Costa Rica, presidida por el expresidente José Figueres, en coordinación con laboratorios de medios del instituto Tecnológico de Massachussets, consiguió instalar dos centros de ciudades inteligentes a principios de junio y de julio del año 2000. La primera fue en Bohechío, San Juan de La Maguana, y la segunda en el Seibo, en la región este.

En esa época, estas ciudades inteligentes consistían en centros de servicios tecnológicos de información, que abarcaban desde telemedicinas, fotocopiadoras, hasta laboratorios de informática (Merejo, 1998;2007).

Sin embargo, al pasar el tiempo, todo ese enfoque ciberpolítico lo dejó atrás y siguió la vieja práctica  de hacer política de acuerdo a la tradición histórica dominicana, en cuanto a que sus principales funcionarios pasan a ser millonarios y multimillonarios cuando llegan al tren gubernamental en detrimento de lo social.

Todo resultó ser una falla de visión ciberpolítica, porque se descontinuaron muchos de esos proyectos tecnológicos y otros pasaron a un tercer y cuarto plano. En lugar de enfocarse en hacer un buen gobierno de fomento a la educación tecnocientífica e innovadora, en lo concerniente a la ética pública y la justicia social, hizo todo lo contrario, ya que siguió una tradición histórica de hacer política que data de 1844, en cuanto a clientelismo y el patrimonialismo. Una parte de sus funcionarios aprendieron a gran velocidad la práctica política de corrupción orquestada desde el Estado para la acumulación de capital.

¿En qué consiste este tipo de práctica política?

Con la corrupción enquistarse en el Estado, el proceso de acumulación de capital en los funcionarios se da sobre una serie de prácticas ilegítimas y con estrategias bien definidas, en cuanto a la búsqueda de beneficiar a sujetos políticos o empresariales a costa del bienestar público.  Entre estas se encuentran el desvío de fondos públicos, sobornos y contratos para favorecer intereses privados.

De ahí, que las veces que el expresidente Fernández llegó a gobernar el país, lo que hizo fue reproducir esta forma de hacer política, dejando atrás lo relacionado a la ciberpolítica, como nueva forma de participación política en el ciberespacio y en impulsar la transformación digital.

Lo expuesto deja bien claro cómo la ciberpolítica pasa a ser más deseo que realidad; cuando se queda en la práctica tradicional de hacer política, todo puede salir mal. A pesar de su experiencia política y su habilidad retórica, Fernández no logró consolidar una nueva forma de hacer política sobre los cimientos de un Estado moderno caracterizado por un Ministerio Público y una justicia independiente. Su discurso político y del manejo del poder-saber, siguió anclado en una cultura política sin transparencia y de crisis de confianza en las Instituciones Gubernamentales.

El expresidente Fernández intenta revivir los tiempos pasados cuando, en su primera imagen de campaña en 1996, utilizó la tecnología digital como parte de su estrategia para conquistar el poder. En un video reciente, aparece junto a estudiantes, hijos de sus partidarios, afirmando que él fue quien instaló el Instituto de las Américas. Además, como candidato presidencial del partido Fuerza del Pueblo (FP), promete que, si vuelve a la presidencia del país en este 2024, convertirá la nación en el Silicon Valley del Caribe y el Corredor Tecnológico de las Américas. Su visión incluye el desarrollo de proyectos en áreas como Inteligencia Artificial, robótica y biología sintética.

Sin embargo, en este video, su imagen se presenta opaca, perturbada, agotada y sin encanto, lo que manifiesta su caída como ciberpolítico, quedando tan solo fragmentos de sus ideas no seductora

En estos tiempos, el cibermundo, con su mundo digital, virtual e inteligencia artificial, ha penetrado en la generación de nativos digitales y en la llamada “generación net”. Estos jóvenes fueron quienes lograron derrotar al PLD debido a la hipercorrupción de sus principales dirigentes, lo que llevó a Fernández a ocupar la presidencia del país en tres ocasiones (1996-2000, 2004-2008 y 2008-2012).

En contraste, el presidente Luis Abinader ha adoptado un enfoque pragmático en la ciberpolítica. Su manejo de las redes sociales es prudente y su estrategia política cibernética está bien definida y acorde con su investidura.

A pocos meses de haber asumido el poder, sin aspaviento, emitió el Decreto 71-21, que establece el Gabinete de Transformación Digital. Este gabinete se ha encargado de elaborar y poner en funcionamiento la estrategia nacional para la transformación digital en las instituciones estatales. Además, se ha implementado un Plan de Acción 2021-2024 como parte de la Agenda Digital 2030. Este plan aborda y ejecuta aspectos como la gobernanza, el marco normativo, la conectividad, el acceso, el gobierno digital transparente y la lucha contra la corrupción, así como la economía digital y la educación en capacidades digitales.

Dado el impacto de la inteligencia artificial, esta política de transformación digital se ha reforzado con el nuevo decreto 338-23, que establece la creación e integración del Gabinete de Innovación y Desarrollo Digital. Este gabinete, presidido por el Ministerio de la Presidencia, tiene como objetivo formular políticas, coordinar estrategias para el desarrollo digital e IA, fomentar la innovación y construir una sociedad de la información y el conocimiento en la República Dominicana. Como consecuencia, se derogaron el Decreto núm. 71-21 del Gabinete de Transformación Digital y el Decreto núm. 464-21 del Gabinete de Innovación.

La implementación de esta política de transformación digital e inteligencia artificial para la sociedad está a cargo de la Oficina Gubernamental de Tecnologías de la Información y Comunicación (OGTIC). Dicha oficina incluye la Dirección Ejecutiva del Gabinete de Innovación y Desarrollo Digital, así como el Viceministerio de Agenda Digital del Ministerio de la Presidencia, que es responsable de la Coordinación General del Gabinete de Innovación y Desarrollo Digital.