El pasado 4 de septiembre de 2022 Chile sometió a votación plebiscitaria un borrador de constitución que sustituiría la actual constitucional chilena. Los resultados fueron abrumadores: más de un 61% de la población votante rechazó el borrador de constitución. El borrador de constitución contenía 388 artículos que procuraban -en gran medida- extender los derechos sociales, incrementar la regulación medioambiental, garantizar la paridad de género y ampliar la facultad del Estado respecto del establecimiento de programas de ayuda social. El texto, entre otras novedades, incorporaba más de 100 derechos (incluyendo derecho a acceso a internet, a aire limpio y asistencia legal), eliminaba el Senado e introducía la posibilidad de reelección presidencial consecutiva para un segundo mandato.

La actual constitución chilena fue redactada y puesta en ejecución durante la dictadura de Augusto Pinochet. A pesar de que ha sido enmendada en varias ocasiones, los cuestionamientos de algunos sectores condujeron al compromiso de una nueva constitución. Así, en octubre de 2020 más un 78% de los votantes aprobaron un cambio constitucional. La idea de la nueva constitución surgió como una salida -institucional, por demás- a la grave crisis socio-política que se vivió en Chile desde finales de 2019 y que dio al traste con la elección del presidente Gabriel Boric, quien en la primera vuelta de la elección de 2021 obtuvo un 25.8%.

El borrador de constitución contó con el apoyo del presidente Boric, lo cual no bastó para que fuera rechazado en todas las regiones de Chile. Después de la derrota, el presidente Boric produjo un discurso televisado en el que humildemente aceptó el mensaje enviado por la población chilena en ocasión del rechazo al borrador de constitución.

Si bien la votación a favor del texto constitucional presentado superó la votación obtenida por el presidente Boric en primera vuelta, demuestra que al presidente Boric le queda un largo camino para convencer a la mayoría chilena sobre su visión de país y, en consecuencia, para que la misma se materialice. Desde ya se han sentido las consecuencias políticas de la derrota electoral del presidente Boric: dos de sus más cercanos ministros (Giorgio Jackson e Izkia Siches, quienes ocupaban el Ministerio de la Secretaría General de la Presidencia y el Ministerio de Interior) fueron sustituidos por dos experimentadas chilenas que ocuparon cargos de preeminencia en gobiernos de la presidenta Michelle Bachelet. El presidente Boric removió a otros tres ministros de su gabinete. A pesar de que Jackson pasó a ocupar el ministerio de Desarrollo Social, el cambio lo aleja del primer núcleo de poder.

El rechazo al borrador de constitución rememora el fracaso del Proyecto de Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa, rechazado en Francia y en Holanda en 2005, experiencia que demostró que -en aquel momento- Europa quería unión, pero no tanta. No queda duda de que el rechazo al borrador constitucional chileno evidenció que la concepción de la asamblea constituyente, integrada por muchos outsiders, era muy drástica. Hoy Chile quiere cambio, solo que no tanto.