En “La Peste” Albert Camus expresó: “Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: ‘Esto no puede durar, es demasiado estúpido’. Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida’, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre…”. Guerras estúpidas han sido abundantes y, por tal razón, resulta muy acertada la declaración de nuestra Cancillería expresando que “El gobierno dominicano hace un llamado a nuestros amigos y aliados de Europa y las Américas, sobre todo a Estados Unidos y Rusia, a bajar la tensión, a replegar de inmediato los activos militares en la zona en cuestión y a buscar una salida pacífica a esta crisis, que respete la integridad territorial y la seguridad de todos los países en especial Ucrania”.
Desde hace tiempo se difunde que la invasión es inminente pero algunos especialistas en asuntos militares y geopolíticos sosegaban los ánimos prediciendo que no habría ataque a Ucrania antes ni durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, pues eso hubiese sido una afrenta a China, que en estos temas “entiende y apoya” a Rusia. Agregaban que, si fuese a ocurrir de todas maneras, la invasión no podía atrasarse mucho después de los Juegos para aprovechar que la nieve esté solidificada, permitiendo que la infantería, los equipos pesados de combate y los suministros puedan avanzar sin tropiezos. El fango del deshielo de primavera impediría el avance de blindados.
Otros opinaban que, por la convulsión que se crearía, no sería razonable iniciar una contienda para retirarse de inmediato, sino que, en esas circunstancias se pretendería que hubiese una ocupación permanente de las regiones conquistadas. También se entiende que Rusia ha desplegado un número de tropas muy reducido para ese objetivo, pues la ocupación permanente requeriría muchos soldados para labores de policía e inteligencia por cada combatiente. Las experiencias de Rusia y Estados Unidos en Afganistán demostraron que en este tipo de guerras asimétricas la abundancia de material bélico sofisticado no garantiza el triunfo.
Rusia reitera que no invadirá, a sabiendas de que necesita vender gas a Alemania en la medida que Alemania necesita comprarlo. Ante un ataque de Rusia, Estados Unidos respondería con severas sanciones y, mientras tanto, entrega armamentos y le otorga apoyo moral a Ucrania. Sin embargo, tropas americanas no combatirían en Ucrania, sino que fortalecerían la defensa territorial de países de la OTAN.
Biden parece seguir la “Doctrina Powell” que fue exitosa en la “Operación Tormenta del Desierto” de Irak y que parte de dar respuestas a estos cuestionamientos: ¿“Está amenazado un interés vital de seguridad nacional? ¿Tenemos un claro objetivo lograble? ¿Han sido analizados los riesgos y costos completa y francamente? ¿Han sido plenamente evaluados todos los otros medios políticos no violentos? ¿Hay una estrategia de salida plausible para evitar un entrampamiento sin fin? ¿Han sido evaluadas plenamente las consecuencias de nuestra acción? ¿Está la acción apoyada por el pueblo americano? ¿Tenemos un amplio y genuino apoyo internacional?”
Tucídides en la “Historia de la guerra del Peloponeso” escribió “el fuerte hace lo que quiere y el débil sufre lo que debe”. Ya Putin se regodeó de su poderío nuclear sabiendo que la OTAN no es débil. Einstein dictaminó: “No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta se peleará con palos y piedras”. ¡Paz, no guerra!