No recuerdo la fecha en que empecé a comentar algunas particularidades de Puerto Príncipe. El 14 de agosto de 2018 escribí mi nota número 75 sobre el principal espacio urbano de Haití.
Poco a poco, tras el terremoto del 12 de enero de 2010, me preguntaba sobre los escombros del centro histórico y la institucionalización consolidada de la insalubridad. Estas notas, generalmente cortas, están relacionadas con el mal funcionamiento y la ausencia de mucho. Así nació el bulevar de los baños improvisados… Decenas de baños al aire libre en cada esquina que se apoderan de toda la ciudad… Con la mayor elegancia, decía que mi capital tiene un perfume de «pipi-room» gigante.
Mientras tanto, la ciudad se ha reducido a unos pocos barrios. Un distinguido periodista informó el 26 de noviembre de 2024: la capital de Haití se está volviendo cada vez más pequeña… Algunos de nuestros antiguos barrios, que a veces son verdaderas aldeas, se instalaron en mis cuadernos.
La desaparición de la memoria colectiva de varios antiguos barrios y la destrucción de sus hogares no tienen ningún interés para los órganos oficiales. Parecen sentirse a gusto, pues también figuran entre las «víctimas»… Las oficinas públicas y los edificios gubernamentales no se salvan de los males que sufrimos…
La gestión de los barrios que resisten, generalmente delimitados por barreras y barricadas armadas, constituyen un nuevo desafío para nuestro siglo XXI. Desde una de estas barricadas de la increíble capital de Haití, Puerto Príncipe, les envío mis mejores deseos. Para Acento y la gente maravillosa que lo rodea 24/24; para Gascue – Acento sabe por qué y para quién…-. Para el Archivo General de la Nación. Siempre trato en esta época del año, desde hace algunos años, de sentarme mentalmente en el sector de la Catedral, entre Conde y Arzobispo Nouel, rezar durante unos minutos. Espero que algún día pueda contar mis Navidades de ayer en Santo Domingo.
Feliz Navidad 2024 y Próspero Año 2025.