Hace tiempo que las exportaciones de café, cacao y tabaco dejaron de ser los pilares de nuestra economía. En tiempos recientes el turismo y la zonas francas han pasado a ser sus principales motores de desarrollo. Puesto que son pocos los otros recursos disponibles, produce perplejidad que la minería no sea otro gran puntal del desarrollo, ya que tenemos en la frontera la reserva de minerales de las más grande del mundo. Eventos recientes dan cuenta de que una ciega oposición a la minería de influyentes ambientalistas es la retranca principal.

Por supuesto, el sector minero no está totalmente ausente de la palestra económica. Según el Ministerio de Energía y Minas (MEM): “El país exporta oro, plata, cobre, zinc, ferroníquel, bauxita, rocas calizas, arcillas, arenas silíceas, larimar, ámbar, yeso y sal; entre otros recursos metálicos y no metálicos. Las exportaciones de sustancias minerales han experimentado un crecimiento robusto, pasando de US$114 millones en el año 2010 a US$2,001 millones en 2020, lo que refleja un crecimiento promedio anual de 52.3%. El valor total de los recursos minerales exportados durante el período 2010-2020, asciende a US$15,149.4 millones.”

Sin embargo, la amplia dotación de recursos minerales del pais sugiere que los logros del sector son magros comparados con el potencial. La Cámara Minera-Petrolera así lo atestigua: “La RD posee cuantiosos y diversos yacimientos mineros entre los cuales se encuentra el segundo depósito de oro más grande en América; cuenta además con importantes reservas de plata, níquel, bauxita, mármol, piedra caliza y granito. Asimismo, en el país se explota ámbar y larimar, piedras semipreciosas utilizadas en el diseño de joyería.” Los minerales no metálicos, y principalmente la piedra caliza, son los que mayor interés atraen actualmente de parte de los potenciales inversionistas.

El MEPyD ha perfilado su distribucion provincial: “Entre las Provincias con yacimientos mineros importantes encontramos: Pedernales, con bauxita, carbonato de sodio y piedra caliza; Barahona, con sal, yeso y larimar; Azua, con yeso, mármol, carbonato de calcio y piedra caliza; Samaná, con mármol y granito; Puerto Plata, con ámbar; y Dajabón, con piedra caliza y granito. En adición, la RD está lista para nuevas inversiones en la búsqueda de gas natural y petróleo.” En la zona fronteriza específicamente el MEPyD señala: “Del lado dominicano se encuentran yacimientos de oro, plata y cobre en las provincias fronterizas de Dajabón y Elías Piña; depósitos de bauxita, aluminio y mármol en Pedernales; titanio en Monte Cristi; y reservas de petróleo en Independencia y Monte Cristi.”

Las nuevas inversiones en la exploración y explotación de los recursos mineros, sin embargo, aparentan ser huidizas. Es casi seguro que esto se deba a algunos conflictos que han surgido en torno a la explotación de oro y níquel en un par de lugares de la geografía nacional. Después de haber obtenido los permisos correspondientes para la explotación de estos minerales, las empresas Goldquest y Falconbridge tienen años esperando la luz verde de las autoridades para comenzar sus operaciones extractivas. Por su lado, la Barrick Gold ha recibido a regañadientes una licencia ambiental para poder desarrollar la presa de cola que le permitirá expandir sus operaciones, pero a cambio ha tenido que pagar una fianza de RD$1,135 millones para poder proceder con la obra.

Habiendo localizado vastos yacimientos de oro en Romero, San Juan de la Maguana, Goldquest no puede proceder por una tajante oposición de la comunidad motivada por los ambientalistas. (El rumor señala al cura párroco de San Juan y al senador de la provincia como los principales obstaculizadores.) La prensa reporta que la oposición se debe al temor de que la operación minera pueda “poner en peligro el agua de la región, y de que se use productos químicos como el cianuro”. La empresa ha reiterado que no usará el cianuro porque la separación de los metales se llevará a cabo fuera del pais. En el proyecto tampoco se utilizará agua de la presa cercana ni del rio. Esto a pesar de que en dos ocasiones y en gobiernos diferentes el proyecto ha salido airoso de una evaluacion técnica de impacto ambiental por parte del MEM. Está ahora en espera del “título habilitante” del presidente de la Republica.

Mientras, la comunidad ambientalista ha impedido frontalmente la explotación de oro y níquel en un área llamada La Manaclita, un área de Loma Miranda de apenas un 10% de los 46 kms cuadrados de esa reserva natural. Aunque el INDHRI ha reportado que este es “una zona de muy poca importancia hidrológica y acuíferos prácticamente ausentes”, los ambientalistas han basado su oposición en que esa minería amenazaría “un paraíso de especies endémicas], tanto de flora como de fauna” y a los ríos de los alrededores. Mientras, la empresa ha recesado sus operaciones en el pais, en parte por los bajos precios del níquel a nivel mundial. Pero tambien había amenazado con cerrar si no le permitían hacer uso de su derecho adquirido de explotación en un área restringida de Loma Miranda. El presidente Abinader ha declarado que su gobierno no la explotará ni aprobará su conversión en un Parque Nacional.

A pesar de la declaración presidencial en contra de esa explotación, a todas luces parece que la oposición ambientalista es la responsable de que el futuro de la empresa en el pais sea actualmente dudoso. Para un observador de mediana inteligencia, sin embargo, parecería que la explotación de tan reducida área de Loma Miranda podría ser factible adoptando técnicas de la minera sostenible. Esta se define como “la implementación de medidas para minimizar el impacto ambiental de la actividad minera, incluyendo la conservación de la biodiversidad, la restauración de áreas afectadas por la minería y la gestión adecuada de los residuos y emisiones generados.” Y si la empresa ha practicado la minería sostenible en su planta de Bonao se podría asumir que haría lo mismo en una eventual explotación en Loma Miranda.

Recientemente, el caso de la Barrick despertó la más enardecidas alarmas de los ambientalistas, tal vez con alguna razón. Por suerte, el caso parece haberse resuelto con la imposición de una fianza y el otorgamiento de la debida licencia ambiental. Pero la hostilidad de los ambientalistas prevaleció por tanto tiempo como para servir de disuasivo a potenciales inversionistas mineros.  Y aunque en los casos de Goldquest y Falconbridge debera recordarse que esas empresas tienen derechos adquiridos que podrían llevar a arbitrajes internacionales que resultarían en condenas costosas al pais. La situación que confrontan proyecta una imagen de un pais hostil. Por eso es plausible pensar que sobre nuestro desarrollo minero se cierne una ominosa penumbra que le impide al pais aprovechar sus valiosos recursos de desarrollo.

Dos asuntos habría que atender de manera prioritaria para evitar que sigamos desaprovechando los recursos mineros. Lo primero es que el MEM debe agilizar la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero 20-30. (El Plan deberá poner especial atención a las sinergias que pudieran existir con Haiti y la posible explotación compartida de yacimientos en la frontera.) Lo segundo es que el mismo MEM emprenda una campaña de socialización con relación a las prácticas de minería responsable. Preferiblemente, debe existir un observatorio sobre el tema que este constantemente monitoreando esas prácticas a nivel mundial y traspase su conocimiento a la comunidad ambientalista. Quien escribe tiene la impresión de que esa comunidad no siempre está al tanto de las últimas tecnologías.

En días recientes la prensa ha reportado una ríspida contradicción entre el MEM y la Comisión Ambiental de la Academia de Ciencias en relación con la explotación de la mina de oro de Romero. Abrigamos la esperanza de que el conflicto no dilate aún mas la explotación de ese recurso, para provecho no solo del pais sino tambien de las comunidades cercanas.