Más adelante Le Corbusier, quien reseñó estos modelos creados por Voisin en su  L’ Esprit Nouveau nº2 de 1920, plantea  su proyecto de Casas Loucher, de fabricación/ construcción en serie, en  el  año 1928.

Aunque no se puede decir que sea una construcción ligera en su totalidad, estos modelos de viviendas estaban pensados para ser construidos  con parte de sus cerramientos en material ligero, prefabricado e industrializado, es decir fabricados en un taller y llevados a la obra para su montaje inmediato. Los cerramientos verticales quedarían resueltos con paneles prefabricados, anclados a una estructura de perfiles de acero. Si bien se definen los cerramientos como prefabricados y ligeros (en algunos casos se sugiere madera y en otros zinc), estos quedan vagamente definidos en la documentación del proyecto.

Estos modelos, que no llegaron a ser construidos, serían un tipo viviendas adosadas que contarían con un muro medianero de mampostería que separaría una vivienda de la otra. La cubierta se plantearía plana, con paneles prefabricados y una capa de grava sobre éstos aunque no transitable.

Aunque en el proyecto, Le Corbusier, no hace ningún énfasis especial sobre sistemas o elementos constructivos que mejoren las prestaciones energéticas del mismo, sí que es cierto que de alguna manera intentaba siempre dotar a sus proyectos de un carácter de complicidad con su entorno y las características climáticas del lugar. En todo caso queda claro en sus propias palabras su inclinación hacia la industrialización:

“… ¿No se podrían fabricar casas? Este es un estado del espíritu muy acorde con la época […]. La casa ya no será esa cosa pesada y que pretende desafiar los siglos, el objeto opulento por el cual se manifiesta la riqueza; será una herramienta, como lo es el auto…”

Haciendo un paréntesis en este recorrido histórico, varios años más tarde en 1963, en Zúrich Le Corbusier proyecta la Maison de l’Homme la cual se lleva a cabo después de su muerte. Esta galería y museo que originalmente sería concebida en hormigón completamente, y aunque sí conserva una base de hormigón, sería finalmente construida en metal y vidrio.

Se diseña con un concepto de cubierta-paraguas de chapa de acero, bajo la cual se emplazarían los módulos habitables con las medidas del Modulor y una adecuada escala humana. Igual que en el “Cabanon de Vacances” en este proyecto se desarrollaron unidades cúbicas de 2,26 por cada lado por ende de fácil organización y disposición en el lugar de construcción.

El pabellón consta de dos plantas, una terraza y la cubierta principal. Aunque este obra se caracteriza por la gran singularidad de sus formas, lo cierto es que también se puede tomar como un ejemplo válido de prefabricación y posible industrialización del quehacer constructivo, pudiendo ser factibles de ser replicados y fabricados en serie los módulos estándar de vidrio y acero creados por el arquitecto.