Mi generación, como las anteriores, tuvo la misión esencial de mantener la pobreza. En primaria nos enseñaron a hacerlo en francés. Cuando Miss Alice nos enseñó a contar del 1 al 100 en francés, yo ya podía hacerlo en español. A esa edad ya era admirador de Amalia Mendoza, Mariachi Vargas y Toña la Negra.
Sesenta años después del asesinato de JFK, me doy cuenta de que muchas cosas comenzaron para nosotros en 1963. Fue un año de reuniones decisivas. Hasta la fecha, no sabemos el número de ciudadanos que se vieron obligados a huir del país. Los afortunados. Porque 1963 fue también un año excepcional de ejecuciones y desapariciones. La naturaleza también nos golpeó con el ciclón Flora en octubre de 1963. Se mencionó la cifra de cinco mil vidas que se cobró el potente ciclón y 180 millones de dólares antiguos en daños materiales.
En 1963 yo no sabía nada de Comala. Durante unos meses decidí investigar un poco sobre mi afinidad mexicana, más allá de las canciones rancheras. Finalmente descubrí mis vínculos familiares con Juan Preciado. Leí en un viejo periódico francés de noviembre de 1963 «El asesino de JFK ha sido asesinado». Rápidamente entendí que Juan Rulfo es universal: en todas partes se escribe y se vive como en Comala. Entonces decidí hacerme ciudadano de Comala y establecerme en el linaje familiar de Pedro Páramo.
Así que hace poco le estaba explicando a un amigo mis aventuras con Pedro Páramo. El autor, Juan Rulfo, dijo en entrevista que el manuscrito cayó al suelo y no pudo reconstruir el orden de las páginas del cuento. ¡Esto es lo que explicaría la estructura original de una de las mayores obras de la literatura hispanoamericana del siglo XX! Mucho antes del mítico Macondo de García Márquez, los protagonistas de la Comala de Rulfo constituyen algo indefinible, brillantemente contado por un escritor fantástico.
Durante estos últimos cuarenta años convulsos, atrapados por cataclismos a menudo indescriptibles, algunos más impredecibles que otros, la historia de Comala nos ha permitido cruzar mil precipicios, generalmente sin salida. Y, casi al unísono, la aventura termina como en una novela de Juan Rulfo…
Nota: Por el año 2023 los haitianos encabezaron las estadísticas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).