Señora Desangles: no la conozco y no me interesa conocerla, y más después de sus declaraciones en las que afirma que a nadie le importa la corrupción si tiene hambre.
Creo que usted es influencer, o una pendejada parecida, o presentadora de televisión. Con el nivel educacional que le atribuyo, debería usted sentir vergüenza al expresarse de esa manera. Tal vez su ignorancia, como influencer al fin, le impida reconocer que el hambre que padecen ciertos sectores de la sociedad dominicana está íntimamente relacionada con la corrupción. La riqueza que se sustrae al erario impide inversiones de calidad en muchos campos, entre estos en la producción de alimentos y el agua potable, que es un recurso al que una parte de los pobres dominicanos no tiene acceso.
En los países donde su clase política se ha dedicado a erradicar la corrupción no existe el flagelo de los estómagos vacíos.
Usted quiere criticar la actitud del presidente Abinader porque está tratando, luchando a brazos rotos, por instaurar un nuevo paradigma en la gestión pública. La gente que tiene influencias en los medios debería ser la primera en apoyar las acciones encaminadas a romper la cultura del robo que los gobiernos anteriores entronizaron a lo largo de sus mandatos.
Usted tiene derecho de criticar al presidente y su gobierno; pero es ridículo y pernicioso que lo haga atacando el flanco más luminoso de esta gestión.
Hágase un curso rápido de economía para que compruebe que el hambre y la corrupción son amantes muy compenetrados. Y entenderá además que la inflación que está sufriendo nuestro país no la ha provocado esta gestión, sino una pandemia que hundió la economía mundial y más recientemente un conflicto que ha disparado los precios de los combustibles, de las materias primas, del transporte marítimo, de los medicamentos, etc., a nivel global.
Señora Desangles, critique, que eso es bueno, pero sea un poco más juiciosa al elegir los temas de su crítica.