“No partimos de lo que los hombres dicen, piensan, o imaginan, para llegar a los hombres de carne y hueso. Partimos de los hombres realmente activos y estudiamos el desarrollo de los reflejos y ecos ideológicos de sus verdaderos procesos vitales como nacidos de estos procesos vitales”. – Karl Marx-.
Muchos entendidos en el arte del poder, ven, así también lo percibimos algunos neófitos en los asuntos semiprofundos sobre el conocimiento de la política, una jugada ilusa y hasta extemporánea de peroratas alusivas a quién se alzará con el control interno y posteriormente la candidatura del PRM después del 2028, cuando se sobreentiende Luis Abinader, abandone por mandato constitucional el solio presidencial. Es un esfuerzo fallido si se evalúa, que los cambios están sujetos a factores que escapan de la mano divina de los asesores.
El tablero está lleno de sueños, algunos imposibles de visualizar y materializar de manera concreta, y otros, sin embargo, llevan impregnado el ímpetu que los recursos económicos le dan al político fofo y escuálido que, a falta de ideas, lo único que puede exhibir es su capacidad de comprar conciencia. Con ello, la oportunidad de inundar los medios de difusión masiva con el fin de vender una identidad e intenciones ocultas es la "norma" actual de muchos politiqueros. Tal vez, el lector y yo nos referimos al arquetipo, a lo sumo, inodoro, incoloro e insípido.
Destaca entre el montón, Carolina Mejía, alumna sobresaliente de su padre, expresidente y líder histórico del partido que fundó junto al hoy presidente de la República, de quien pudo haber adquirido el carisma, cercanía y la humildad que le caracterizan. Dotes auténticos en un mar de farsantes disfrazados de gente buena que, conociendo las debilidades de los pobres, sacuden sus panes sobre ellos para entretenerlos con sus malditas migajas.
He dicho, y me la pienso jugar siempre, que el mote de primera en los asuntos donde se debaten los espacios políticos y de poder, en los que se ha desempeñado, es como la mancha de aquel cuento famoso escrito por un vegano distinguido “Indeleble”. Imbatible e indetenible en las tareas emprendidas, primera secretaria general del PRM, primera mujer en dirigir la primera ciudad del nuevo mundo y, sin miedo a las críticas, transita el carril para convertirse en la primera dominicana en dirigir los destinos de esta nación.
La hazaña acometida en el proceso municipal recién concluido, donde obtuvo más del sesenta por ciento de los votos emitidos, pone sobre el relieve su capacidad de mantener compacto el sentimiento de los que apuestan a ella como herramienta política para solucionar males colectivos. Sin obviar que ha sido la única que ha podido enmendar errores administrativos y financieros del cabildo capitalino, asi como, saldar los pasivos acumulados por sus antecesores.
Carolina ha aprobado dos veces con notas sobresalientes el examen que le confiere la licencia para dirigir los destinos de la nación. Ha mostrado compromiso con su ciudad, el país y el liderazgo de su partido. Tiene convicciones y un carácter propio de quien antepone el interés general por caprichos personales, no finge afecto, no miente, ni vive en una burbuja apartada de la gente. Cumple los requisitos para continuar avanzando en el campo de juego: apara, juega todas las bases y se le da bien el pitcheo. Definitivamente Carolina Mejía para el 28, tiene el swing.