La cárcel y el cuartel de la Policía del municipio Pedernales operan en el local de la fortaleza construida en piedra en 1934 para la 16 compañía del Ejército cuando la comarca aún era una común de Enriquillo, provincia Barahona, y no existía la única carretera que hoy comunica con Oviedo. A la vuelta de 89 años, con una provincia en turismo, nada más impertinente.

Al sur de la edificación, el gobierno construyó la hilera de cuatro cómodas casonas también en mampostería para oficiales superiores y médicos. Tres han sobrevivido a la ignorancia humana: desde el este, en la calle Libertad, donde funciona Telemicro, la de la familia Heredia Pérez y la oficina de Turismo.

Los colonos habían llegado desde Duvergé a la sabana Juan López (hoy Pedernales) a partir de 1927, a lomo de mulos y caballos, remontando los trechos alpinos de sierra Baoruco. Pero el camino más idóneo seguía siendo el mar, en goletas. La comarca tenía pinta de aldea.

El edificio que alberga hoy la cárcel y la comandancia policial está ubicado sobre un alto, en la calle Genaro Pérez Rocha esquina Libertad, vecino del Instituto de Estabilización de Precios y el cuerpo de bomberos, frente a la cancha municipal y la parte trasera de la iglesia católica.

En un galpón, hacia el norte, la cárcel. Contiguo, hacia el sur, el cuartel policial. El lugar para los privados de libertad semeja un túnel insufrible al que no le cabe más hacinamiento. Las condiciones para pagar condenas son inhumanas. El cuartel no es tal; es un área estrecha asignada provisionalmente, y ahí se han quedado por décadas. Originalmente estaba la cárcel y, contiguo, un consultorio médico y un dentista del Ejército.

De cara al Pedernales de hoy y del proyecto de desarrollo turístico que ejecuta la actual gestión de gobierno, hay que eliminar esa vergüenza para edificar en el terreno un gran centro cultural, un anfiteatro o un habitacional.

La Procuraduría General no debería perder un minuto más en objetivo de sepultar esa imagen tenebrosa y construir en un lugar apropiado un centro moderno para reclusión de los infractores de las leyes sentenciados en tribunales. Terrenos sobran en las afueras del casco urbano del municipio.

Igual el ministerio de Interior y Policía, con el cuartel para los agentes y superiores.

Si carecen de los recursos para atender ahora esta necesidad impostergable, pues, que el presidente Luis Abinader les dé y nos dé la mano con estas obras.

Se necesita dinero, además de la buena voluntad de los titulares de esas instituciones, Miriam Germán Brito y Jesús Vásquez Martínez. La escasez de recursos ata de pies y manos a cualquier funcionario.

El aspiracional de turismo sostenible, sustentable, regenerativo, planteado por el Gobierno, implica una apuesta por un turista local y extranjero más exigente con la calidad del medioambiente, el respeto a la cultura y la dignidad de los pueblos. Se trata de un sujeto socialmente comprometido, más allá de los dólares o euros que paga por los servicios y el aprovechamiento de los atractivos.

Los municipios Pedernales y Oviedo y los distritos municipales Juancho y José Francisco Peña Gómez, que componen la provincia del extremo sudoeste del territorio nacional, deben progresar y desarrollarse de manera integral a tono con el proyecto Cabo Rojo, 23 kilómetros al sureste del pueblo (12,000 habitaciones hoteleras en edificios de cuatro pisos, puerto de cruceros, aeropuerto, amenidades).

Liberar los terrenos de la vieja fortaleza para construir obras que nos enorgullezcan, ha de estar entre las urgencias del Gobierno. El presidente ha anunciado llegada de cruceros para diciembre de este año y enero de 2024, y esa cárcel horrible no debería ser portada de la comunidad.

Esperamos buenas noticias.