Una de las tesis más desarrolladas por Juan Bosch a partir del 1966 es que la Democracia Representativa como modelo político es fruto del desarrollo de los países capitalistas que han alcanzado cierto grado de desarrollo. En su obra Capitalismo, democracia y liberación nacional publicada en 1983 la reafirma. “La llamada democracia representativa sólo funciona a cabalidad en los países donde el sistema capitalista ha avanzado hasta un punto de desarrollo relativo. Ningún pueblo ha conocido la democracia representativa antes de que en su territorio se estableciera el capitalismo ni antes de que éste se desarrollara hasta producir una clase gobernante”. (Bosch, v. XIV, p. 59) El concatena dos hechos, el primero es el desarrollo del capitalismo hasta un punto determinado y fruto de eso el desarrollo de una clase gobernante. En el caso dominicano, que no hemos alcanzado ese grado de desarrollo y no tenemos una clase gobernante, la democracia representativa es una pantomima como es evidente para cualquiera que tenga dos dedos de frente.

El origen de la democracia representativa nace paulatinamente con las grandes revoluciones burguesas que comenzaron en el siglo XVI. “…la primera revolución burguesa tuvo lugar en Holanda en el siglo XVI; la segunda se llevó a cabo en Inglaterra en el siglo XVII y la tercera fue la de Francia, que estalló en el 1789, esto es, a fines del siglo XVIII. Esas revoluciones llevaron al poder a las burguesías o sectores capitalistas de Holanda, de Inglaterra y de Francia, lo que deja dicho que con ellas comenzó a establecerse en el mundo el orden capitalista, y antes de ellas no había habido en ninguna parte de la Tierra un país organizado políticamente sobre las bases de la llamada democracia representativa”. (Bosch, v. XIV, pp. 59-60) Como contraste comparemos esos países europeos con España, que debido a su escaso desarrollo capitalista vino a tener una democracia representativa estable a partir de la muerte de Franco, quien sin quitarle su naturaleza despótica, fue el promotor del capitalismo español a partir de los años 60 del siglo XX.

El capitalismo no nació con esas revoluciones, sino que surge en el seno del feudalismo y se desarrolló en el seno de varias de las monarquías absolutistas que gobernaron Europa durante al menos 3 siglos. “El capitalismo se formó y cumplió su primera etapa de crecimiento en el seno del feudalismo, e iba a fortalecerse bajo el gobierno de los reyes absolutos, que fueron absolutos precisamente porque para la época en que ellos aparecieron y gobernaron, ya los señores feudales habían perdido (o estaban perdiendo) el poder político que tuvieron en los tiempos del feudalismo agrario o rural; pero para entonces, todavía los burgueses no formaban una clase tan poderosa que pudiera sostener ella sola a los reyes absolutos a la cabeza de los Estados”. (Bosch, v. XIV, p. 65) Llegar a ser la clase gobernante, sobre todo en Inglaterra y mucho más en Francia, tomó tiempo, no años, sino siglos. La virtud de la revolución francesa es que no solo derrocó a la monarquía nacional, sino que extendió por toda Europa las ideas burguesas gracias a las campañas militares de Napoleón.

Todos recordamos que en nuestras clases de historia de bachillerato hablaban de que la Reina de Castilla, Isabel, había empeñado sus prendas para financiar la expedición colombina, esa anécdota es relevante para entender como la burguesía iba ganando fuerza por su poder económico. Pero la monarquía castellano-aragonesa hundió las posibilidades de que España diera los primeros pasos hacia el capitalismo al deportar de su territorio a los sectores que iban camino de convertirse en los burgueses y la historia posterior demostró el grave daño que eso ocasionó en España y en sus territorios americanos.

Como la historia no es lineal y los procesos son complejos, durante el periodo de los absolutismos europeos se formaron alianzas muy diversas. “En la medida en que iban fortaleciéndose las burguesías iban desapareciendo los reyes absolutos; en algunos casos, porque se aliaban a las burguesías contra los señores feudales, y en otros, porque los nobles de origen feudal aceptaban aliarse a los burgueses” (Bosch, v. XIV, p. 66) El impulso económico guiado por la codicia de la burguesía ascendente tuvo muchas expresiones diferentes y tanto los monarcas, como la nobleza, buscaba el apoyo de la misma por su poder económico.

Igual que los otros ordenamientos económicos y políticos que ha vivido la humanidad, el capitalismo nació en un momento determinado, se desarrolla en los tiempos que vivimos y en algún momento colapsará y dará lugar a otros ordenamientos económicos. Un ejemplo muy relevante es el caso de la República Popular China, que dirigida por el Partido Comunista Chino, sin ningún ápice de democracia representativa, se ha convertido en la potencia capitalista más importante del planeta, desplazando a los Estados Unidos.

Bosch articula una definición de lo que es la democracia representativa en cuanto modelo burgués de dominio político. “¿Por qué le llamamos a la democracia burguesa democracia representativa? Porque en el aparato del Estado creado por la burguesía están representados todos los sectores y todas las capas de esa clase. Lo están en el Congreso, por medio de senadores y diputados; en el Ejecutivo, a veces por medio del presidente de la República en los países como los Estados Unidos o del jefe del gobierno en aquellos donde ese tipo de democracia está organizado según su forma parlamentaria y a veces por medio de los ministros o secretarios de Estado; y desde luego, lo están en el poder Judicial, que es el que tiene a su cargo la tarea de defender la superestructura política burguesa repartiendo premios o castigos, con la aplicación de las leyes, entre aquellos que sostienen y fortalecen o amenazan los privilegios de la burguesía” (Bosch, v. XIV, p. 66). En el caso de los Estados Unidos, tenemos todas las evidencias de que efectivamente funciona el Estado como lo señala Bosch, incluso tuvieron un descabellado presidente como Trump que hasta intentó un golpe de Estado, pero el resto del aparato estatal no le iba a permitir semejante anomalía política, porque el poder verdadero de la nación del norte está en manos de la burguesía y no del presidente de turno.