La historiografía dominicana se encuentra en el tránsito, complejo e incierto, de una visión ideológica chovinista y anecdótica hacia la construcción de una disciplina científica social basada en un horizonte allende nuestras costas (caribeño, latinoamericano, occidental y mundial) y con un sentido crítico basado en la sólida formación de sus profesionales, no solo en técnicas de investigación documentales, sino en la compresión de los grandes debates de ideas que actualmente mueven el mundo. Es tal nuestro atraso que algunos escribidores de historia que producen panfletos racistas son considerados como importantes aportes a nuestra historia o la promoción a la ADH de un exmilitar vinculado a terribles crímenes contra patriotas y el pueblo.

No es de extrañar que algunas de las luces que percibimos en la comprensión de nuestra historia provenga de autores formados en el exterior, en destacadas universidades, en historia. Eso no excluye algunos que no vivieron esa experiencia pero que demuestran rigor y amplias miras en su producción escrita de análisis históricos. Juan Bosch, que no era historiador, sino un pensador que desde su motivación política de servir al progreso de la sociedad dominicana dedico la mayor parte de su vida y sus talentos a estudiar la historia, la economía y la sociología, produjo textos luminosos sobres dichas disciplinas. Ante la pregunta recurrente de como calificar el modo de producción existen en toda nuestra isla y a partir del siglo XVII en la parte oriental, hasta llegar a finales del siglo XIX indica que: “Nuestro pre-capitalismo no fue, pues, el caso de la presencia de otro modo de producción que no dejó espacio para que se estableciera el capitalista; fue el resultado de la falta de desarrollo del capitalismo, una falta que desde el primer momento de la formación de nuestra sociedad hundió al país en siglos de miseria, de la cual comenzaríamos a salir, pero de manera muy lenta, después que empezó a implantarse aquí el modo de producción capitalista, que fue muy tarde, en el último cuarto del siglo XIX; de ahí que la calificación que le cabe a la sociedad dominicana es la de capitalismo tardío”. (Bosch, v. XIV, p. 52)

Esta precisión de Bosch cuestiona teorías absurdas que llegaron a plantear la existencia de un cierto régimen feudal en nuestra historia o peor aún, pretender que vivíamos en un régimen capitalista antes de finales del siglo XIX, denominando burgueses a los que tenían cierta cantidad de tierras o recursos económicos. Para Bosch importa mucho la conclusión de su argumento y es que somos un país de capitalismo tardío y en cuanto tal no ha generado un proletariado suficientemente numeroso que se convierta en la clase social impulsora de una transformación hacia el socialismo. “El hecho de que seamos un país de capitalismo tardío explica la necesidad de que el pueblo cuente con una organización política llamada Partido de la Liberación Dominicana, y explica también la debilidad y con ella los errores de un partido comunista formado y dirigido por pequeños burgueses que sustituyen a los obreros con conciencia política que no tiene, porque no puede tenerlos, una sociedad como la nuestra”. (Bosch, vol. XIV, p. 52) ¡Y no los tiene porque es un país de capitalismo tardío! Y por supuesto el Partido de la Liberación Nacional que fundó y formó Bosch, del cual habla en ese párrafo, no es el mismo en la actualidad y no lo es desde finales de la última década del siglo pasado cuando el pequeño grupo de dirigentes que lo encabezaba lo convirtió en un mecanismo para ellos enriquecerse y ascender a la condición de burgueses (al menos es lo que creen). Típica conducta pequeña burguesa cuando la codicia se sobrepone a su conciencia política.

La posibilidad de que eso ocurriera estaba clara en el mismo Bosch e hizo lo posible por evitarlo, pero a nadie se le puede exigir responsabilidad más allá de su lucidez mental y su existencia biológica. Y encajando con el argumento que estamos planteando continúa Bosch diciendo: “La presencia de la pequeña burguesía es cuantitativa y subjetivamente un elemento tan poderoso en un país de capitalismo tardío como la República Dominicana —lo que tiene su razón de ser en el escaso desarrollo de la burguesía y del proletariado”. (Bosch, vol. XIV, pp. 52-53) Que sea la pequeña burguesía -y lo sigue siendo- la clase social mayoritaria y dominante en la actividad política dominicana nos permite entender las conductas aberrantes de la mayor parte de los actores sociales en el presente.

Bosch señala esos comportamiento en su momento respecto a los dirigentes del Partido Comunista Dominicano, pero son generales a todos los pequeños burgueses carentes de conciencia política al servicio de su pueblo y conocimiento de la historia y la composición social dominicana. Refiriéndose a los métodos seguidos por los pequeños burgueses (en tal caso los del PCD, en su pugilato contra el PLD) los lleva a “…mantener una lucha constante, propia de su naturaleza social de pequeños burgueses, con un partido de liberación nacional porque viven en estado de competencia perpetua contra los que dirigimos partido, y entre los métodos que ponen en práctica para llevar adelante esa lucha los más comunes son los que provocan desórdenes en las creencias, las ideas y las inclinaciones de aquellos que leen u oyen sus argumentos, y aludo a los ataques de tipo personal, pero también a los que están dirigidos a confundir la estrategia con la táctica partidista o los que tratan los problemas políticos como si fueran de carácter moral o religioso, confusiones que en nada favorecen, sino todo lo contrario, la formación de ideas y hábitos políticos correctos, sobre todo entre los jóvenes que aspiran a lanzarse a la lucha en favor de su pueblo”. (Bosch, v. XIV, p. 53) No es de extrañar que en el presente se siga promoviendo un accionar político donde la naturaleza pequeña burguesa de los que están en puestos del Estado y los que desde la oposición aspiran a reemplazarlos se agota en discursos mercadológicos, sin compromisos fuertes con la agenda de necesidades del pueblo, sin bases sociales organizadas (ni los que se llaman sindicalistas las tienen) y movidos exclusivamente por la codicia y ser reconocidos como parte de los grupos de poder del país.