El atraso de la sociedad dominicana desde su origen está vinculado al atraso del Estado que conquistó y colonizó la isla donde hoy existe la República Dominicana y la República de Haití a partir de la última década del siglo XV. El Estado español en palabras de Bosch “…no llevaba ni siquiera veinticinco años de establecido cuando Cristóbal Colón pisó tierra en la pequeña isla de Guanahani” (Bosch, v. XIV, p. 51) y su fundación era el producto de una guerra de varios siglos contra los reinos musulmanes (taifas) que existían en la península ibérica luego de la disolución del Califato de Córdoba. España nace con una mentalidad guerrera a la manera feudal, con una ideología religiosa propia para el heroísmo pero no para el desarrollo material de su pueblo y con una élite dirigente incapaz de estar a la altura del gran acontecimiento que fue pasar a tener bajo su dominio 42 millones de kilómetros cuadrados, aunque Portugal le quitó un buen pedazo con el Tratado de Tordesillas tan temprano como a los dos años del descubrimiento.

El primer gran revés que padeció la isla de Haití, que los europeos conquistadores llamaron La Española, fue la destrucción de la naciente industria azucarera en la primera mitad del siglo XVI debido a que “…el propio Estado español (…) se negó a permitir que se vendiera en Flandes el azúcar que producían en La Española los ingenios trabajados por esclavos, y como en España no había mercado para ese azúcar, los ingenios y los trapiches fueron desapareciendo y los esclavos que los hacían producir pasaron a sembrar y cosechar lo que sus amos necesitaban para comer, y en esas condiciones no había manera de que el capitalismo cuajara en el país, puesto que donde no se produce para un mercado consumidor no se da la sustancia económica que alimenta al modo de producción capitalista”. (Bosch, v. XIV, pp. 51-52) No podíamos desarrollar a nivel insular un modelo económico capitalista -a la manera como podía serlo en el siglo XVI- porque los dirigentes políticos de esta isla, los monarcas españoles, no tenían mentalidad capitalista. Su codicia se agotaba en obtención de riquezas naturales (oro, plata, madera, etc.) que usaban para comprar bienes a las sociedades capitalistas europeas.

Ese hecho que acabamos de explicar Bosch lo había analizado en Composición Social Dominicana. “…Santo Domingo estuvo a punto de formar una oligarquía esclavista azucarera en la primera mitad del siglo XVI; pero Santo Domingo era parte de España, y lógicamente en una parte no podía darse lo que el todo no estaba en capacidad de asimilar. Así pues, el origen de nuestros males —que está en el fracaso de ese esfuerzo hecho en el siglo XVI— se halla en una deficiencia lejana, cuyas raíces no estaban ni siquiera en la España de 1492, sino mucho más atrás; y en última instancia fueron y son males del sistema, no de España ni del pueblo dominicano”. (Bosch, vol. X, p. 7) La lejanía en el tiempo está a miles de años, cuando la humanidad inicio su tránsito de conformar pequeñas bandas familiares nómadas que cazaba y recolectaban, y aprendió a sembrar y domesticar animales, eso le permitió formar aldeas, luego tribus y por último, hace más o menos 10 mil años, los primeros Estados. Y estos Estados se formaron gracias a que se inventó la propiedad privada de la tierra y esto a su vez conformó las primeras clases sociales en función de si se era propietario de tierra o lo único que tenía era su fuerza física para trabajarle al dueño. 

La destrucción de la industria azucarera en el siglo XVI en nuestra isla arruinó a los que tenían algo de capitales y propiedades empujándolos a emigrar a otras partes del Imperio español en América. Medio siglo después lo poco que se tenía de comercio, generado por quienes vendían y compraban clandestinamente con mercaderes de otras potencias europeas, se aniquiló con la infausta Devastación de Osorio en la primera década del siglo XVII. Era tal el atraso de la mentalidad de la Corona española que literalmente hundió todas las posibilidades de desarrollo de nuestra isla y abrió las puertas de par en par a la ocupación de la parte occidental por parte de Francia. ¡Y todavía hay zoquetes que creen que nuestro mayor problema histórico fue Haití!

Las consecuencias de esas acciones por parte de los gobernantes peninsulares las sintetiza Bosch de esta manera. “Nuestro pre-capitalismo no fue, pues, el caso de la presencia de otro modo de producción que no dejó espacio para que se estableciera el capitalista; fue el resultado de la falta de desarrollo del capitalismo, una falta que desde el primer momento de la formación de nuestra sociedad hundió al país en siglos de miseria, de la cual comenzaríamos a salir, pero de manera muy lenta, después que empezó a implantarse aquí el modo de producción capitalista, que fue muy tarde, en el último cuarto del siglo XIX; de ahí que la calificación que le cabe a la sociedad dominicana es la de capitalismo tardío”. (Bosch, vol. XIV, p. 52) Y curiosamente el surgimiento del capitalismo en la sociedad dominicana desde la óptica de Bosch, de nuevo con la industria azucarera, se debió a que en la guerra de independencia de Cuba contra España los patriotas cubanos utilizaban la táctica de quemar los campos de caña para arruinar el régimen colonial y varios de esos inversores se movieron a República Dominicana donde no enfrentaban esos riesgos. Es importante destacar que para algunos investigadores la industria del tabaco en el Cibao, mucho antes que el retorno del azúcar, era una actividad capitalista, pero eso lo trataremos en otro momento.