En la obra de Juan Bosch hay temas claves que atraviesan toda su escritura, pero en algunos temas pone mayor énfasis luego de su etapa de estudio y reflexión en Europa entre 1966 y 1970. La cuestión de las clases sociales y la conciencia de clase, el tema del imperialismo y el antiimperialismo, y la crítica a la democracia en el contexto del socialismo y la liberación nacional, son ejes claves en el Bosch que regresa al país en abril del 1970. Es el estudio de esos temas lo que venimos desarrollando como análisis de su obra Capitalismo, democracia y liberación nacional.
Al examinar el grado de conciencia de las clases sociales sometidas en el mundo desarrollado y en las sociedades dependientes, él afirma que: “La razón de que la conciencia proletaria se desarrolle en los países dependientes menos que la antimperialista está en el tardío y a menudo débil desarrollo del proletariado en esos países dependientes” (Bosch, v. XIV, p. 110) La razón es muy simple, en los países dependientes el proletariado es una clase minoritaria, pero las acciones negativas del imperialismo se notan de manera evidente. En el caso dominicano, y él escribe esto en 1982, la invasión de los Estados Unidos en 1965 malogró el retorno de la sociedad dominicana a la democracia y la imposición de un gobierno, el de Balaguer, de fuertes acentos autoritarios, con una política criminal de asesinatos que regó los campos y ciudades con la sangre de jóvenes y militantes políticos que se afanaban porque nuestra sociedad retornara a un orden democrático y justo. Para la mayor parte de la población dominicana era evidente que ese gobierno se sostenía porque Estados Unidos lo respaldaba en todos los órdenes.
Para que exista un proletariado que represente la mayoría de la población es necesario que el capitalismo alcance un grado de desarrollo tal que sus empresas recluten a la mayor parte de la población. “La existencia del proletariado es un producto directo de la existencia del capitalismo, y para desarrollarse el capitalismo requiere el desarrollo numérico del proletariado. Por esa razón en la medida en que el capitalismo se desarrolla se desarrolla también el proletariado” (Bosch, v. XIV, p. 110). Eso lo vio claramente Carlos Marx y por eso postulaba que debía ser el proletariado la clase social que debía dirigir el camino hacia el socialismo, no solo por ser la clase mayoritaria, sino porque era la clase explotada, la que generaba la plusvalía que enriquecía a la burguesía.
No es igual en los países con escaso desarrollo del capitalismo. “…por eso a un capitalismo escasamente desarrollado le corresponde necesariamente un proletariado pobre en cantidad y débil en conciencia de clase. En un país como la República Dominicana, de escaso desarrollo capitalista, no hallamos obreros marxistas y mucho menos marxistas-leninistas. Los marxistas leninistas dominicanos son pequeños burgueses que debido a la naturaleza individualista propia de la pequeña burguesía se organizan en grupos políticos opuestos que se tratan como si fueran enemigos de clases enfrentados en luchas antagónicas” (Bosch, v. XIV, p. 110). La sociedad dominicana genera, por su escaso desarrollo capitalista, una mayoría que es pequeña burguesa, en diversas capas de clase, y esa pequeña burguesía, sobre todo en los niveles medios, genera hombres y mujeres con fuertes acentos individualistas y grandes apetitos por alcanzar el grado de ingresos que tienen la pequeña burguesía alta y la burguesía. Eso explica a juicio de Bosch la conducta de los líderes marxistas dominicanos que no toleraban un liderazgo común y terminaban peleándose entre ellos con tanta o mayor furia que la que debían tener con los enemigos de clase que era la burguesía. Y ese mismo sector de clase, en el seno del PRD, tenía una codicia tan alta que anhelaba llegar al poder para enriquecerse con el erario, tal como hizo a partir del 1978 y los peledeistas de manera semejante a partir del 1996 cuando ya Bosch no tenía la lucidez para dirigirlos.
Bosch le dedica fuertes críticas al PCD por estar formados casi totalmente por pequeños burgueses y prácticamente ningún obrero. Y la crítica hacia dicho partido la profundiza al evaluar su programa de becas de estudiantes dominicanos para que acudieran a los países socialistas a formarse profesionalmente. “Los frutos del capitalismo tardío son muchos y muy variados, y no sólo en el terreno económico. En nuestro país hallamos casos notables de desviaciones socio-políticas, como por ejemplo la de un partido comunista que no tiene en sus filas obreros, al menos conocidos, y sin embargo le dedica mucho esfuerzo a la formación de pequeña burguesía profesional, lo que parece poco coherente con la posición irreductible de acusar de derechista a cualquiera fuerza de izquierda que no enarbole en todas las circunstancias un programa socialista que en buena lógica debe ser el de un partido de base proletaria” (Bosch, v. XIV, p. 111). Crítica, esta última, que constantemente le hacían al PLD, es decir, el no tener un programa político socialista como partido. Sobre las becas hacia los países socialistas, el PCD entendía que estaba formando una masa crítica que serían de gran utilidad una vez alcanzaran el poder para poder dirigir el Estado.
La perspectiva de Bosch sobre esas acciones del PCD era la siguiente: “En ningún momento se ha detenido esa dirección del PCD a pensar que lo que le corresponde a un partido comunista es crear una fuerte base obrera, no contar con un nutrido número de profesionales pequeños burgueses, pero esa deformación del marxismo es muy propia de los países en que el capitalismo se estableció tardíamente llevado por grandes potencias imperialistas que impusieron allí la dependencia económica, política y militar, y con ella todo lo que esa categoría arrastra en el orden de lo subjetivo” (Bosch, v. XIV, p. 112). No era por tanto una actitud de mala fe o ignorancia lo que llevaba a la dirección del PCD a desarrollar ese tipo de acciones, sino que respondían a la naturaleza de la sociedad donde habían nacido y se habían desarrollado. Si algo les faltaba, siguiendo el argumento de Bosch, era la capacidad crítica para entender la sociedad dominicana y superar las determinaciones que le imponía ser parte de una sociedad de escaso desarrollo capitalista.