Debido a los frecuentes pronunciamientos de líderes de izquierda dominicanos reclamándole a Bosch y al PLD en los años 70 y 80 del siglo pasado para que asumiera abiertamente un programa socialista, incluso el respaldo a un movimiento guerrillero, el líder morado contestaba una y otra vez que el propósito del PLD era la liberación nacional, que no era el paso al socialismo. Recurre al caso cubano en los años 50: “…dado el hecho de que todo el mundo en Cuba llamaba comunistas a sus miembros y simpatizantes, el Partido Socialista Popular no habría podido encabezar una lucha guerrillera contra la dictadura de Batista ni contra cualquier otro gobierno porque la masa del pueblo no le habría dado su apoyo a esa lucha” (Bosch, v. XIV, p. 107). El caso es semejante en el caso dominicano en la última cuarte parte del siglo XX, donde las masas del pueblo en su gran mayoría seguían a Balaguer o eran perredeístas, y lejos estaban de respaldar una revolución socialista. El marxismo era predominante en sectores pequeños burgueses, por eso la UASD fue nido del tráfico de las ideas de Marx, aunque a nivel de folleto, nunca como un estudio académico del mismo.
Bosch enfatiza en el caso cubano: “En varias ocasiones los líderes comunistas cubanos adoptaron programas de liberación nacional, pero la adopción de programas de ese tipo no le confería a su partido el carácter de uno de liberación nacional”. (Bosch, v. XIV, p. 107). Es decir, partidos marxistas asumieron programas de liberación nacional en varias partes de América Latina, fruto de un análisis de la sociedad donde operaba y las posibilidades de ejecutar transformaciones sociales y políticas. La liberación nacional, no necesariamente quienes se llamaban así, fue una propuesta política que organizaciones revolucionarias, marxistas y no marxistas, articularon para superar los niveles de atraso económico que tenían sus países, disminuir el nivel de desigualdad social, y en varios casos construir una democracia madura.
Los comunistas cubanos incluso respaldaron a Batista en su gobierno democrático (1940-1944), pero por supuesto se opusieron al mismo después del golpe de Estado (1952). Bosch recoge un pronunciamiento de Blas Roca en 1939: “Luchamos por la unidad del pueblo de Cuba, por la unidad de los revolucionarios y por un gran frente nacional unido; para lograr una Asamblea Constituyente libre y soberana; para establecer la democracia, con igualdad de derechos para los negros y las mujeres; para ayudar a los desempleados, proteger a los campesinos contra los desahucios, aplicar las leyes sociales, aumentar la educación, salvar a miles de deudores de una ley de revaluación de las hipotecas, defender la economía del país…” (Bosch, v. XIV, p. 107). Nada de socialismo, en cambio una síntesis de una auténtica liberación nacional. Para Bosch, como para los comunistas cubanos del PSP, la revolución socialista solo es posible si el proletariado representa la mayoría del pueblo y se convierte en la vanguardia de ese proceso, y eso no es posible en sociedades de capitalismo tardío, como el dominicano, o capitalismo limitado como el cubano hasta 1959. Cuando la mayor parte de los marxistas de una sociedad son pequeños burgueses y no tienen sintonía con los reales intereses y necesidades de su sociedad, el resultado son grupos minúsculos con discursos radicales y acciones armadas aisladas del pueblo mismo. Los sandinistas en el años 70 tuvieron claro eso y lograron derrocar la dictadura somocista, no es el caso actual en Nicaragua que ha degenerado en dictadura perversa.
Muchos cuestionan el rechazo de Bosch a la guerrilla de Caamaño en 1973, pero era indudable que lanzar a los jóvenes del PRD a enfrentar al ejercito iba a ser un matanza terrible, sin ningún logro político progresista. Y cita nuevamente el caso de los comunistas cubanos: “Un levantamiento guerrillero habría tenido resultados fatales para el PSP porque lo habría aislado de las grandes masas y lo habría congelado en ese aislamiento. Dicho en pocas palabras, el PSP no habría podido hacer de ninguna manera lo que hizo Fidel Castro, primero con el ataque al cuartel Moncada y después con la actividad guerrillera en la Sierra Maestra. Es más, la ayuda que el general Lázaro Cárdenas les prestó en México a los asaltantes del Moncada para que pudieran volver a Cuba a internarse en la Sierra Maestra no habría podido dársela a los comunistas cubanos porque se le habría opuesto la opinión pública mexicana” (Bosch, v. XIV, p. 108). En el caso dominicano tenemos ejemplos de sobra de las faltas de condiciones objetivas para los proyectos guerrilleros entre los años 50, 60 y 70. Los expedicionarios que llegaron a partir del 14 de junio de 1959, las Manaclas en 1963 y la guerrilla de Caamaño en 1973 no tuvieron éxito porque no habían condiciones objetivas en el pueblo dominicano para respaldar una acción de ese género, diferente al caso de Cuba de Sierra Maestra que tuvo el respaldo de los campesinos y el movimiento de resistencia urbana. Es una norma política que las acciones revolucionarias no se copian porque cada sociedad tiene condiciones objetivas y subjetivas propias.
Lo dicho en el párrafo anterior sobre los intentos guerrilleros dominicanos no le quita méritos a quienes se inmolaron porque la sociedad dominicana recuperara su democracia y construyera una sociedad más justa, pero en política (y las acciones armadas son una expresión política) no basta con desear algo, es necesario entender las condiciones donde se ejecuta la acción para lograr el éxito, parcial o total. Hasta las dictaduras pagan ese precio cuando el escenario local o regional les es adverso, Trujillo es un buen ejemplo. Sin un relevo familiar y cercado por todas partes, intentó prolongar una dictadura que perjudicaba incluso a sus colaboradores más cercanos.
El énfasis de Bosch en lograr un proceso de liberación nacional, incluso en los años 80 a través de los procesos electorales, era un camino más racional y propicio para las condiciones objetivas de la sociedad dominicana, pero la edad no le brindó la oportunidad de lograrlo. Al final sus seguidores del PLD, traicionaron la agenda política de Bosch y se aliaron a Balaguer para alcanzar la Presidencia de la República y luego del 2004 se convirtieron en los grandes herederos de Balaguer, dejando el nombre de Bosch vacío de sus verdaderas enseñanzas políticas, y opuestos totalmente a la moralidad de su fundador.