Desde inicios de 1970, en la parrilla de la única emisora de Pedernales había pautadas tres promociones: una exigía la urgente extensión de las redes eléctricas, porque el servicio era malo y por sectores, con una planta independiente; otra, la necesidad impostergable del servicio de la poderosa Compañía Dominicana de Teléfonos (Codetel); y la tercera destacaba la importancia de los bomberos para la sociedad.
Radio Pedernales salió al aire en 1971 con su propia unidad eléctrica, que -por el fuete diario- el día menos pensado rompía las puntas del cigüeñal, y, entonces, había que esperar a que llegara desde Barahona (124 kilómetros) el mecánico de la Cadena Fronteriza de la Dominicanidad (Radio Barahona, Radio Neyba, Radio Monte Ríos y Radio Pedernales), quien debía desarmar y llevarse las piezas para reparar o comprar para luego regresar.
Hasta la inauguración de la estación, 1972, los anuncios, saludos y dedicatorias de canciones se hacían desde una bocina que tenía en el techo el cine Doris, el primero de la provincia, ubicado en la Duarte.
El servicio de comunicación a distancia era azaroso. La telefónica no veía negocio en extender sus redes hasta la empobrecida provincia del sudoeste fronterizo, distante 307 kilómetros del D. N.
La carencia era suplida por Correo y Telecom, actual edificio de la Gobernación, frente al parque central. La tecnología eran los telegramas (Textos breves, pago por palabra), traslados de correspondencias en un vehículo por carreteras infernales, y la “fonía”, un aparato similar a los viejos teléfonos fijos. Cada comunidad tenía un número de vueltas asignado en el marcador rotatorio. En vez de números, el operador daba las vueltas correspondientes.
¡Aló, fuerza! Se oía gritar a guardias, tratando de comunicarse con interlocutores.
Los bomberos eran un sueño lejano. La comunidad clamaba por ellos cuando ocurrían fuegos impresionantes como los de la Logia Progreso de la Frontera y la enramada de la iglesia católica, aunque la emisora difundía una promoción sobre su importancia.
Con música de ambientación en el fondo, la frase de remate en voz solemne del locutor de Radio Mil Informando, Bueno Torres, decía: “No esperes la tragedia para pensar en los bomberos”.
En 2023, la comunicación telefónica moderna existe; la Internet, también, aunque a ratos desesperante por su intermitencia.
Funcionan tres emisoras de radio (Radio Pedernales AM, Trueno FM, Yadipa FM y Radio CTC), telecable 01 y Cherry Channel TV. Los altavoces y las guagüitas anunciadoras de negocios, actividades culturales, deportivas, artísticas y luctuosas han vuelto, sin embargo, a cobrar primacía, como en los viejos tiempos.
El servicio eléctrico está a cargo de Edesur, que recibe la energía de un generador independiente operado por la Empresa de Generación Eléctrica Dominicana (Egeid). Las quejas de los usuarios son recurrentes.
Desde la gestión del presidente Danilo Medina (2016-2020), la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (Eted) trabaja en una línea de 168 kilovatios (74 kilómetros) para interconectar con el sistema nacional.
Pero en los corrillos del pueblo hay incertidumbre sobre la permanencia de tal servicio y crece la resistencia contra el traslado del generador actual cuando se logre la interconexión. Por la experiencia de apagones en el resto del país, quieren que la planta quede como emergencia ante posibles fallas del sistema nacional.
A la vuelta de los años, 11 de marzo de 1981, en Pedernales fundaron el cuerpo de bomberos. Hoy funciona en la Genaro Pérez Rocha esquina Antonio Duvergé.
Sus hombres sobreviven con salarios ridículos, sin el seguro médico y de vida que requieren los riesgos del oficio y sin equipos modernos para responder a situaciones mayores actuales. Mucho menos a la demanda esperada por la construcción del destino turístico. Nada distinto a otros lugares.
El clamar por ellos sólo cuando se está ante un fuego u otra situación en que peligren vidas y bienes es norma nacional. Evidencia de que la gestión de riesgos teorizada se agota en esperar la tragedia para mitigar daños y politiquear con el dolor ajeno.
Al menos en Pedernales, a ellos hay que ponerles en sincronía con las estimaciones de crecimiento urbano y poblacional motivado por el Proyecto de Desarrollo Turístico (4,700 habitaciones de 12,000 en primera etapa). Capacitarles para controlar incendios, pero también supervisar viviendas, oficinas públicas y negocios privados y así prevenir tragedias. Sería una gran inversión.