Coautor de este escrito: Mons. Jesús María de Jesús Moya, Presidente del Consejo de Asesores del Consejo Regional de Desarrollo, Inc., (CRD). Obispo Emérito Diócesis de San Francisco de Macorís.
Introducción:
Dados los saludables beneficios que arrojan a nuestra nación y las demás naciones, una correcta sustentabilidad del desarrollo espiritual, político y social, para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), tan esencial meta, nos convoca a todos sin excepción, asumir que pese a que convivimos en un mundo afectado por preocupantes niveles de fragilidad, sus bondades son superiores a sus debilidades.
Lo cual visualiza que nos obliga orientar nuestro diario vivir y el accionar de las diversas instituciones, cobijándonos y susténtanos en las bondades que detentan nuestras sociedades y los distintos Estados, para dirigirnos con firmeza hacia al progreso y el desarrollo que motoriza con eficacia la práctica de los principios cristianos y una sociedad sustentada en sus mejores valores.
Usando de soporte dichas directrices, estima de gran significación e impacto social, que quienes profesan la fe cristiana, se tracen como meta impostergable e innegociable, una vinculación positiva y activa con el pensamiento y forma de proceder del más perfecto y confiable de todos los amigos que podemos tener, el cual es y ha sido: Jesucristo.
A lo que da un extraordinario valor pro la motorización de los cambios que necesitamos, al contemplar a Cristo como real guía y columna primordial en nuestras vidas, además, como perfecto ejemplo de la práctica del amor, la dignidad y la honestidad entre los humanos.
Viendo a su vez, que el mismo junto amar a todos los hombres y considerarlos como sus amigos, los invitó sin barreras a formar parte de sus amigos especiales y a conformar un mejor mundo, como nos lo mostró en la relación que tuvo con los apóstoles: Pedro, Santiago y Juan, así como con los tres hermanos de Betania: Lázaro, Marta y María.
Pautas esenciales que contempla el CRD:
Para dar paso a estos indelegables cometidos, el CRD contempla que para ser entes sociales realizados y ejemplares, debemos proponernos entrar en el círculo de los amigos de Jesucristo, como también de su correcto pensar y proceder.
Tareas que importantiza, al valorarlas vitales para construir naciones y sociedades con objetivos y propósitos firmes y perdurables, tomando el camino que nuestro Mesías y Redentor nos indicó, al convertirse en el cordero de la redención de nuestros pecados, además, al regalarnos un nuevo mandamiento que es el amor, como centro motorizador de la paz y del desarrollo colectivo y personal.
Camino que convoca su conquista y realización, por intermediación del Evangelio, en el que Jesucristo nos señala: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando”; llamando por tanto, que si queremos ser sus amigos y formar parte de su reino, debemos cumplir con lo que nos ha pedido: “Amarnos los unos a los otros, como él nos ha amado, siendo humildes y nobles de corazón”.
Pro la implementación exitosa del referido accionar, traza que para ir tras la plena concretización de las conductas que Jesucristo pide a toda la humanidad, no es suficiente un amor de simples emociones, sino un amor de entrega, de sacrificio y de fidelidad, por medio de la vivencia plena en nuestras familias y demás instituciones, de las virtudes que dan sentido y razón de ser a nuestra existencia como seres humanos.
Basado en estos conceptos, para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) cada ciudadano y ciudadana debe procurar lograr en la mayor plenitud ser digno y realizado, teniendo por objetivo principal, vivir de acuerdo a los lineamientos y principios establecidos por Dios a través de Jesucristo, siendo íntegro, humilde, piadoso y honrado, a fin de dar razón a nuestros roles y responsabilidades, como también, para promover una sociedad que se alimente su progreso y desarrollo con la justicia social, el amor y la paz.