Dos noticias recientes.

 

1.

Una decía: “Ha sido detenido el “hombre más buscado de Europa”. Mafioso italiano estaba en busca y captura hace 30 años”.

El mafioso, designación general de un tipo de personas, tiene nombre propio: Matteo Messina Denaro.

Es, por lo tanto, mafioso, y además de eso es Matteo y Denaro. Y así ha sido presentado en las noticias.

La designación de la profesión o de la actividad siempre ha sido lo tradicional, en el pueblo o en la ciudad: el carpintero José, el fontanero Rodolfo, el mafioso Matteo, y así sucesivamente. La designación de la actividad general -lo que hace el ser humano durante sus días y sus noches– pone a un individuo en medio de un grupo, grande o pequeño, dentro de la ley o fuera de ella, grupo de carpinteros o de mafiosos. Luego el nombre individualiza a ese sujeto en medio del grupo profesional. El mafioso Matteo ha sido encontrado. Una noticia descrita así, con nombre y actividad.

También conocido como “Diabolik”, un segundo nombre, o un nombre-adjetivo, que dentro del grupo de mafiosos le clasifica aún más. Él, “sospechoso de ser el jefe de la mafia Cosa Nostra”, era alguien que terriblemente se enorgullecía de haber llenado un cementerio; él solo.

La policía, en cada parte del mundo llevaba buscando a este diablo hace 30 años, lo ha encontrado. Y tiene para él varios nombres, para el mafioso.

2.

Otra noticia, en un lugar totalmente distinto, en el ámbito de la ciencia, decía que “investigadores han confirmado la presencia de un exoplaneta, un planeta que orbita otra estrella, por primera vez, utilizando el Telescopio Espacial James Webb de la NASA/ESA/CSA.”

Telescopio buscando algo en el inmenso espacio y policías buscando en la inmensa tierra.

Este exoplaneta “ha sido formalmente clasificado como LHS 475 b”, dice la noticia.

LHS 475 b – un exoplaneta con etiqueta de objeto insignificante de almacén (pero sabemos que no es exactamente así, la ciencia tiene modos diferentes de pensar).

Pero sí, como si el cielo fuera ya un enorme almacén lleno de cosas, muchas importantes -el viejo sol, la vieja luna, los viejos planetas–, pero muchas otras ya casi insignificantes, por lo menos a primera vista.

Con los nuevos telescopios, el cielo ha dejado de ser un enorme espacio vacío, de vez en cuando interrumpido con planetas, agujeros o piedras voladoras de varias dimensiones. El cielo, ahora también es evidente, es un enorme almacén sobrecargado donde mil y una cosas existen y muchas todavía están por descubrir.

¿Qué nombre le ponemos a lo que descubrimos o encontramos? – esta es una pregunta relevante.

Hay una diferencia esencial entre un nombre humano, en cualquier lengua, y una designación que solamente une letras neutras y neutros números.

Si pones nombre que no es nombre, sino solo unión de letras y números, estás en el ámbito de la indiferencia, de la clasificación de un objeto, y sales de golpe del campo de la afectividad.

3.

Me imagino lo siguiente, una ficción: designar a los amigos con letras y números. La A mayúscula se referiría, obviamente, a la palabra ‘amigo’ y el número que saldría después podría definir una especie de jerarquía afectiva o cualquier otra; por ejemplo, podría referirse a una cuestión temporal, numerando a los amigos según el momento en el que los conocimos. Así tendríamos el A-1, el A-2, el A-3, y así sucesivamente. El A-1, el amigo más antiguo.

Los familiares seguirían también esta lógica, F-1, F-2, F-3… F38, etc. Por la cercanía emocional o por cualquier otro criterio.

Probablemente, si alguien actuara así, olvidando los nombres y reemplazándolos por letras y números, en poco tiempo perdería afectividad – y ganaría un espíritu clasificatorio que, en lugar de odiar o amar, organiza.

4.

¿Cómo quitarle la afectividad al mundo? Numerándolo.

¿Cómo aumentar la intensidad afectiva del mundo – positiva o negativa? Dando nombres humanos.

Denaro, el mafioso, no se clasifica con la M (de Mafioso), ni se numera con el 1 (el más peligroso). Y eso demuestra cómo el humanismo llega hasta los buenos límites.

El que ha sido capturado no ha sido el M-1, sino Mateo Messina Denaro. Un criminal no es un objeto que se pueda colocar en un almacén con una etiqueta.

5.

Las democracias sensatas mantienen, hasta el final, el nombre humano de los criminales más terribles – no prescinden de él, del nombre. Puede parecer un detalle, pero no es un detalle.

6.

“El que no tiene paz

ni

con las

mariposas

del jardín”. Nicanor Parra

7.

Un pensador religioso decía: lo contrario a estar muerto no es estar vivo, es no tener miedo. La primera vez que escuché esta frase, temblé; la última vez que la escuché, la semana pasada, también. Es una frase fuerte. Lo contrario a estar muerto es no tener miedo.

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Traducción de Leonor López de Carrión

Originalmente publicado no Jornal Expresso