Soy un hijo auténtico de Cachón y cada persona ama a su terruño. Estoy orgulloso de mi origen. Allí nací y de ese maravilloso pueblo son mis padres. Pero todos los que me conocen saben que también soy hijo de Cabral y de Polo. Pasé mi niñez, en La Cueva o la Loma de la Hoz, hoy Polo Magnético, a diez kilómetros de Cabral y a once de Polo. Me asumo como cabraleño y polero y así me asumen sus habitantes.

Al escribir este artículo, lo hago en el contexto de la situación que allí se presenta, ya publicada en la prensa nacional sobre las intenciones de una compañía que se propone explotar la zona forestal de Los Angelitos, lugar muy próximo al Distrito Municipal de Cachón y que pertenece a dicha demarcación territorial.

La prensa ha recogido algunas acciones de los comunitarios de aquella localidad, quienes han protestado contra los posibles trabajos de explotación de dicha área forestal, por parte de una compañía.

Es cierto que cuando estos hechos ocurren, los ciudadanos pueden tener visiones diferentes, por confusión, propaganda o cualquier otro motivo que no viene al caso mencionar, ni nos interesa en este momento.

En situaciones como la descrita, y por la complejidad de la situación, lo más importante es la unidad de propósitos entre los líderes de la comunidad. El interés común debe estar por encima de cualquier diferencia de criterio.

Por otra parte, como se trata de una situación sobre asuntos ambientales, sería bueno que la comunidad sepa que necesita acompañamiento de instituciones serias con especialistas, técnicos y científicos que respondan al interés nacional.

Al sentirme comprometido, como hijo de Cachón, recomiendo que los líderes de Cachón solicitemos acompañamiento a la Comisión Ambiental de la UASD y a la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Estas dos instituciones responden a los intereses de la nación dominicana y tienen buenas prácticas en el abordaje de temas ambientales.