En los planes educativos siempre se acusa al currículo de responsabilidad en el atraso de los alumnos. En 30 años se han hecho dos reformas curriculares, ambas con amplias consultas nacionales y participación de decenas de técnicos y asesores de alta calificación. Se ha afirmado que el currículo se vuelve rápidamente obsoleto, olvidando que el principal problema es que los niños no aprenden a leer. Sin embargo, el currículo actual, que apenas se intenta aplicar, va por el mismo camino del anterior, no llega a ser una herramienta útil para que la educación avance y pronto será acusado de ser responsable de los escasos resultados en las escuelas públicas, aunque en las privadas de nivel alto no se escuchan las mismas quejas, los estudiantes aprenden mucho mas con ese mismo currículo.

  1. En efectividad del currículo no se ha avanzado. Aunque han sido cambiados hasta de enfoques, sin evaluaciones objetivas, las mediciones aplicadas a los docentes muestran un escaso nivel de dominio de los contenidos, así como también las notas malas y mediocres que, año tras año, muestran las pruebas nacionales. El documento podrá ser técnicamente completo y hasta actualizado, pero al menos en las aulas, los currículos no han jugado su papel. Hay una diferencia del cielo a la tierra entre lo que se escribe y lo que se aplica.
  2. En disponibilidad de libros y material educativo, así como ropa, zapatos, mochilas, y todo lo que implica compras, se ha invertido sumas enormes que, si bien no incluyen en el aprendizaje, al menos alivian la situación de las familias de escasos recursos. En los últimos años hubo problemas con el suministro de los libros, un aspecto más de ineficiencia, pero se ha prometido que eso está resuelto para este año.
  3. El aspecto en el que más avances se han producido, gracias a la enorme presión desarrollada por amplios sectores de la población, es en la inversión del Estado en la educación pública. En lo relativo al monto y la proporción, el avance es sumamente positivo, pasando de 1.4% del PIB en 1990 al 4% a partir del 2013. Esto ha llevado al sector educación pública a ser el privilegiado en el presupuesto gubernamental. La meta contemplada en la Estrategia Nacional de Desarrollo, de llevar el porcentaje del PIB al 6% en el 2020, no se ha cumplido. Sin embargo, el reclamo de que se cumpla tiene poco respaldo en estos momentos, debido a la incapacidad para que esos recursos sean administrados en favor del aprendizaje de los alumnos. Los docentes y los contratistas han sido los actores mas beneficiados del aumento de la inversión del Estado en educación.
  4. La preocupación por las condiciones de vida y de trabajo del personal docente ha quedado consignada en todos los diagnósticos, planes y acuerdos educativos, con un amplio respaldo de la población. Este es un indicador que muestra una mejoría sustancial en los últimos 30 años. Veamos:
  • El promedio de alumnos por docente pasó, de 39.5 en 1990 a 21 en el 2020
  • El nivel profesional de los docentes se elevó, de una gran mayoría bachilleres, o maestros normales en 1990, a un mínimo de licenciatura en el 2020.
  • La carga horaria del docente cambió, de alrededor de un 70% que atendían dos tandas, con alumnos y a veces escuelas diferentes y horario que comenzaba a las 7:30 hasta las 6 de la tarde en 1990. En el 2020, alrededor de un 70% trabaja en tanda única, con el mismo grupo de estudiantes, de 7:30 a 4 teóricamente, porque al menos una tercera parte de ese horario no es de docencia y, efectivamente su horario con los alumnos no excede las 5 horas.
  • El salario promedio de los docentes del nivel primario pasó, de 780 pesos en 1990 a 63,000 en 2022. El del nivel medio pasó de 875 en 1990 a 63,000 en el 2022. En dólares, el salario de 780 en 1990 equivalía a 265 dólares y el de 875 equivalía a 298. En este momento, el salario de 63,000 pesos equivale a 1,145 dólares.
  • En el 1990 los salarios de los docentes se situaban en la base de la pirámide del mercado laboral, junto a los de policías, fuerzas armadas, enfermeras y otros. Hoy se colocan a nivel del 7% más alto de la escala salarial, según la encuesta de mercado laboral del Banco Central y las cifras de la seguridad social.
  • Otras reivindicaciones del sector docente han sido mejoradas sustancialmente, como lo son el seguro médico y las pensiones.

En resumen, el propósito expuesto en el Plan Decenal de Educación 1992-2002, de que la carrera docente se colocara a la altura de otras carreras profesionales, se ha cumplido y sobrepasado en 30 años.

  1. El sector menos beneficiado de la inversión del Estado en la educación pública son los estudiantes. La calidad del gasto educativo del Estado ha sido muy cuestionada, principalmente porque solo ha beneficiado, claramente, al personal docente, técnico y administrativo, así como a los sectores que hacen negocios con el ministerio, dejando a los alumnos en niveles de calidad educativa a la cola de la comunidad de paises del mundo.

Las principales fallas de calidad del sistema educativo preuniversitario se ubican en aspectos tan elementales como la comprensión lectora, la ortografía, el cálculo simple, la comprensión del entorno natural y el conocimiento de la sociedad. Esas deficiencias inciden en el proceso de aprendizaje toda la vida, por lo cual afectan a los niveles medio y universitario y son evidentes en la mayoría de los profesionales. Por tanto, cualquier aspecto relativo a la actualización científica, tecnológica, teórica, o de otra índole avanzada, solo podrá ser aprovechado por la minoría que logra traspasar ese mínimo, aumentando la tradicional inequidad de la educación dominicana.

Los planes y acuerdos educativos han adolecido de una debilidad en el sentido de confundir la calidad educativa con indicadores de bienestar del personal y de los estudiantes, como son los salarios, las aulas, el material educativo, la alimentación, la cantidad de horas en el aula, entre otras. Nadie discute que estos elementos, de forma directa o indirecta están relacionados con la calidad de un sistema educativo. Sin embargo, no son suficientes y, si bien son necesarios, no garantizan el resultado final, que no es otro que el aprendizaje de los estudiantes.

  1. La mayoría de los planes y acuerdos educativos no fijan una meta objetiva de aprendizaje de los alumnos o, cuando lo hacen, no fijan metas medibles de aprendizaje, acordes con una evolución ascendente, tanto en relacion a nuestro propio historial, como a nuestra ubicación en los estándares internacionales. Solo la Estrategia Nacional de Desarrollo fijo esas metas.

Ninguna de las metas de calidad fijadas por la Ley 1-12 para el 2020 se ha cumplido. Por el contrario, las pruebas PISA, LLECE y SERCE indican que el país sigue teniendo la mayor cantidad de alumnos entre los niveles I y II, es decir por debajo de la media y la menor cantidad de alumnos en el nivel IV. En las pruebas PISA 2018 las puntuaciones fueron las más bajas de los 12 paises de la región que participaron. Las esperanzas de que en la próxima medición los resultados sean mejores son muy escasas, sobre todo después del cierre casi dos años de las escuelas, en un pais con ínfimas condiciones para que los alumnos aprendan en sus hogares.

Si el Ministerio logra salir del desgaste de tener que ocuparse desde la Máximo Gómez de todos los problemas materiales y logísticos en el territorio nacional, a pesar de que existen las regionales, los distritos y las escuelas, quizás pueda concentrar sus energías en establecer un sistema que de seguimiento que asegure los logros de aprendizaje de los estudiantes.

El país esta cansado de excusas, es hora de que cada funcionario, cada regional, cada distrito y cada escuela responda por el aprendizaje de sus alumnos.