Del 22 al 24 de agosto de este año, tendrá lugar en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, la reunión anual de los países miembros de los BRICS, es decir, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica teniendo en lista de espera a Irán y Arabia Saudita, para ingresar en la organización formada en 2009. Desde ya los estados miembros han anunciado el lanzamiento de una divisa multipolar Brics, para enfrentar y, a juicio de medios financieros globales del prestigio de Bloomberg, utilizar la nueva divisa como un escudo contra las sanciones financieras impuestas por los Estados Unidos, mayormente contra Rusia y China.

El grupo BRICS tiene su propio banco internacional, el NDB, o New Development Bank, con sede en Shanghái, China, que dirige la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff, donde se intercambia y comercia con las divisas de los estados miembros, lista en la que hay más de 25 países esperando ser aceptados en el grupo geoeconómico, que reúne a los dos países mas poblados del mundo, India y China, dejando al dólar, sancionador y agresor, fuera de sus ecuaciones económicas, además de que tres de sus estados fundadores, China, India y Rusia, tienen capacidad nuclear y grandes arsenales de armas estratégicas.

La estrategia u objetivo principal consiste en desdolarizar las reservas globales y eventualmente desdolarizar también los pagos internacionales, según los analistas. Tres, puede afirmarse, son los objetivos de la medida de respuesta a las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, primero, potencia diluida de las sanciones económicas, segundo, costos invisibles impuestos a Estados Unidos, y tercero, colapso eventual de la confianza en el dólar mismo, según James Rickards, connotado analista financiero, en Bloomberg.

La nueva moneda Brics, conocida como R5, ya que las monedas, de los cinco estados fundadores del BRICS, comienzan con la letra R: Real brasileño, Rublo ruso, Rupia de la India, el Reminbi chino, y el Rand, de Sudáfrica, todos esos capitales internacionales serán gestionados por una nueva entidad financiera, alterna al NDB. La moneda será de circulación física, pero también digital, en criptomoneda.

Las sanciones económicas contra Rusia, en guerra contra EEUU-OTAN-UNION EUROPEA, incluyen la desconexión del sistema interbancario de pacos, o SWIFT, además del paquete ampliado de sanciones financieras, congelación de cuentas y capitales, aumento de aranceles, prohibición a varios países de negociar con la Federación Rusa, además de la muy probable voladura del gasoducto Nordstream II, para completar.

Arabia Saudita, luego de varias décadas de noviazgo con los Estados Unidos, ha dejado de lado al dólar, como moneda principal de cambio en sus negociaciones petroleras y en las demás exportaciones de productos, y acaba de solicitar su ingreso al NDB, o Banco de los BRICS, movimiento estratégico que significa un desaire a la hegemonía del dólar, y una expresión libérrima de soberanía. Todas estas medidas de los estados miembros son reacciones y respuestas estratégicas en esta guerra geofinanciera que se está librando entre las potencias mundiales, paralelamente con las operaciones militares en Ucrania.

Actualmente, en esos dos escenarios, se está discutiendo el nacimiento de un nuevo orden mundial internacional, y el probable y cada vez más claro, desplazamiento de los Estados Unidos, como principal potencia mundial, algo que anuncia sin ambages, la promoción misma de la Agenda 2030, de “No tendrás nada y serás feliz“. Estamos, no en una era de cambios, sino en un cambio de época, en el que el viejo orden, representado por los Estados Unidos, no acaba de morir, y el nuevo orden multipolar, encabezado a todas luces por China, no ha acabado de nacer todavía.

Con el lanzamiento del Bricscoin en agosto próximo, habrá de desplomarse el andamiaje establecido en 1971, de un dólar como moneda global sin respaldo en oro, tal como se estableció en la Conferencia de Bretton Woods, de junio de 1947. La principal fortaleza geoeconómica de los Estados Unidos es el dólar, y su fortaleza ante casi todas las divisas mundiales, con excepción de la libra esterlina de reino Unido, y del euro, hasta el llamado Brexit, Inglaterra formaba un solo bloque geofinanciero con el resto de la Europa continental, con el Euro como moneda común de intercambio y comercio. Reino Unido salió del paraguas económico de la Unión Europea, pero se quedó en la OTAN, peleando, junto al resto de los estados miembros de esa corporación guerrera internacional, una guerra ajena en Ucrania.

Como regalo de navidad, en el año de 1913, fue creada la Reserva Federal, una especie de Banco privado, que no es estatal, ni tampoco federal, encargada de la impresión de dinero Fiat, es decir dinero sin respaldo, mientras que las divisas del nuevo banco de los BRICS, todas, deben estar respaldadas por commodities de reserva, e decir materias primas, tales como el Oro, plata, petróleo, gas, Uranio, Litio y tierras raras, entre otros.

Ya lo dijo un pensador hace casi un siglo “El oro circula porque tiene valor, el dólar tiene valor porque circula“, esa hegemonía del dólar como divisa internacional de cambio, del que la Reserva Federal debe imprimir par los pagos y demanda interna de los 50 estados de la Unión norteamericana, pero también para que circule prácticamente en todo el mundo. Esa presencia global de la moneda estadounidense constituye su mayor fortaleza geofinanciera, y su principal carta estratégica dentro de las luchas por el poder e influencia, en los escenarios del orden internacional. Un papel impreso, sin valor de respaldo real, que debe ser recibido y aceptado como divisa de cambio, por todas las economías del mundo. El dólar es el más grande portaviones de los Estados Unidos, que está, desde la consulta ordenada mediante Orden Ejecutiva, por el Presidente Ronald Reagan, en 1982, a la Comisión Santafé, o Documento de las 9D, donde la última es precisamente la advertencia de que los Estados Unidos había entrado en declive o caída acelerada, hacia la pila de cenizas de la historia.

El dólar es utilizado para doblar y doblegar las economías de los Estados. No hay amigos sino intereses. El gobierno de Biden se ha visto obligado a moderar el tono y buscar un entendimiento, por vía diplomática con Venezuela, luego de tanto condenar, con su retórica trillada y su narrativa de construir odios, debido al simple hecho de que Venezuela es rica en petróleo, no están dejando circular el petróleo y el gas ruso, y no quieren seguir lesionando las vastas reservas estratégicas que tiene, gracias al fracking o fractura hidráulica. Ya Maduro no es tan malo como creíamos, o nos hicieron creer.

Una línea de tiempo nos puede hacer comprender más fácilmente, lo que está pasando o lo que ocurrirá con la creación y puesta en circulación de la nueva divisa internacional Brics: primero el establecimiento del dólar con respaldo en oro, en 1947, luego, en 1971, un nuevo dólar sin respaldo, es decir un papel impreso,  durante la presidencia del renunciante Richard Milhous Nixon, y ahora, gracias a la actual guerra geofinanciera internacional en curso, una nueva divisa fuerte del grupo geoeconómico de los BRICS, en franco expansionismo, mediante acuerdos de respeto mutuo de la integridad y soberanía de los Estados, en negociaciones de ganar ganar, que habrán de terminar o derrumbar la hegemonía del dólar, como divisa internacional de cambio.

Esa eventual y gradual caída de la influencia internacional del dólar, lesionaría las economías de los países dependientes del modelo económico norteamericano y, por supuesto, de los países que han dolarizado sus economías.

Analistas como Niall Ferguson, historiador escoces y biógrafo de la familia Rothschild, arguye, en la revista Bloomberg, que “la posible caída del dólar será gradual, no súbita “. El dólar mientras tanto, domina, seguido por el Euro, el volumen de operaciones financieras globales. Mientras que Gilliam Tett, advierte que hay que prepararse para una divisa multipolar, en el corto y mediano plazo.