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Brianny Díaz Díaz.

Se acercaba el fin del operativo “Conciencia por la Vida, Semana Santa 2024”. Domingo de Pascua, llegando al cierre de una jornada que enlutaría a la familia Díaz y a los miembros de la organización naranja. Te preparaste para una nueva labor y fuiste de los primeros en llegar y ponerte a la orden de la dirección provincial de Puerto Plata.

Domingo de resurrección, el día más importante de la Iglesia cristiana. Ese mismo día reportábamos al centro de coordinación de “Conciencia por la Vida, Semana Santa 2024”, los accidentes y hechos que acontecían cada hora durante el desarrollo del asueto; nunca imaginamos que serias “un número” de las estadísticas de ese domingo.

El Atlántico con sus espumosas olas que van y vienen, mansas a veces y embravecidas siempre, truncaron el vuelo.  Contadoras de historias fatídicas que ahogan el alma de especies vivas.

Fue en el Marapicá, Puerto Plata, lugar del puesto de vigilancia acostumbrado, allí donde avizoraste el peligro que acechaba a dos jóvenes inadvertidos. Y te arrojaste con el espíritu propio del voluntario que honra con el ejemplo la firme decisión de salvar vidas.

Los rayos del sol se deslizaban lentamente sobre las inquietas aguas del mar, espejeando sin cesar a los que en tierra tratan de ver el horizonte. Un calor húmedo acompañaba la brisa súbita de la costa norte. El calor y la brisa se confabularon para seducir a los bañistas. Y como un guardián sigiloso, cumpliste con el deber de ir en auxilio y desapareciste con ellos.

Días después tus compañeros recuperaron tu cuerpo sin vida; hermanos y colegas que tantas veces realizaron contigo operaciones similares te entregaron. Entristecidos sus corazones te rindieron los honores. Te llevaron a los lugares donde las honras fúnebres lo permitieron, estuvieron tus familiares, amigos, vecinos, miembros de la institución encabezaron el adiós.

El Atlántico borró tu sonrisa, pero no el ejemplo y la disposición de ayuda al prójimo que siempre tuviste. Esa vocación altruista que nos hará recordarte por el deber cumplido.

Bramny, la gente te honró entre aplausos y lágrimas, te entregaron a la tierra para que germines con la grandeza del héroe naranja que eternamente serás. Cada miembro de la defensa civil seguirá viéndote en las acciones que procuren salvar a alguien del peligro. Y aunque tu partida deja un vacío irreparable, queremos decirte que existirá con nosotros como símbolo del deber cumplido. Descansa en paz.