Nuestra solidaridad para el pueblo de Brasil por la tragedia que vive la gente de Río Grande do Sul, estado ubicado en el extremo sur de esa importante nación, la cual ha sido impactada por la embestida de la naturaleza, derivada de los efectos del cambio climático. Se mantiene sumergida en agua y lodo una gran parte de esa población.

Varios días de lluvias bastaron para que una parte de ese estado colapsara, incluida su capital Porto Alegre. Una ciudad tradicionalmente trabajadora hoy se encuentra totalmente inundada. Según los datos técnicos oficiales de meteorología las precipitaciones en esa parte del territorio brasileño incidieron con corrientes de vientos intensas que crearon un clima inestable en la zona devastada.

Los profesionales que estudian los fenómenos atmosféricos expresaron que el evento ocurrido se debió a que se combinaron variables desfavorables, por ejemplo, un corredor de humedad proveniente del Amazonas, lo cual acrecentó la fuerza de las precipitaciones. Por otro lado, una ola de calor ubicada en la región central del país.

Todas esas condiciones son las causantes del agua que durante varios días estuvo cayendo y que ha provocado cientos de muertes, daños a las infraestructuras de servicios y medios de vida.

Aunque las autoridades ofrecen cifras sobre las personas fallecidas, heridos y el nivel de afectación directa a viviendas, edificaciones de servicios públicos y privadas, así como a infraestructuras vitales, todavía es muy temprano para saber con exactitud el nivel de daños. Al momento se reportan más de 100 personas muertas y cifras enormes en pérdidas millonarias de los sectores productivos.

El panorama es desolador, de tristeza y pesar. Los organismos de emergencias llevan días haciendo lo indecible en las operaciones de rescate, atenciones médicas, tratando de localizar a los desaparecidos y recuperando cuerpos sin vidas. El presidente Lula da Silva ha puesto todos los brazos del gobierno a trabajar en la emergencia.

El cambio climático no es una amenaza, es una realidad que obliga a los Estados de los países a repensar la planificación estratégica del desarrollo, del ordenamiento territorial y de la gestión integral del riesgo desastres. El cambio climático está presente y nos muestra su fuerza y poderío.

A raíz de esta lamentable tragedia de Brasil, los técnicos brasileños están planteando hacer una zonificación del lugar impactado. Es decir, establecer áreas geográficas afectadas para repensar el uso del suelo urbano y determinar si se puede seguir viviendo en las áreas anegadas o moverse a otra zona segura.  La ciudad Eldorado do Sul será evaluada como parte del área metropolitana de Porto Alegre que es y ha sido con el fin de rediseñar un plan de acondicionamiento territorial que promueva el desarrollo urbano sostenible.

Zonificar nuevamente una metrópoli como la capital de Río Grande Do Sul es una labor titánica. Traer la tranquilidad a la población por vía de un funcionamiento y desarrollo normal es otro desafío. Superar el impacto emocional de la tragedia en la población será el más grande de los retos.