Hago un breve alto en el análisis del libro Bosch titulado Capitalismo, democracia y¿Amenaza liberación nacional, para analizar un hecho que tiene relación con la actual situación en nuestra frontera.

François Duvalier gana las elecciones del 1957 con el apoyo de sectores militares, hace negociaciones con Trujillo para garantizar que los opositores de ambos no encuentren santuario en el otro de lado de la frontera. Con la caída de Trujillo y el posterior triunfo de Bosch en las elecciones del 20 de diciembre del 1962 las relaciones entre ambos estadistas entraron en tensión. Bosch era un demócrata convencido y Duvalier ya había articulado su poder de manera tiránica. Aunque León Cantave había colaborado con el ascenso de Duvalier al poder, rápidamente toma distancia de él y termina siendo un opositor directo.

Durante el gobierno de Bosch en Haití Duvalier mandó a apresar a un opositor llamado François Benoit en abril del 1963, en un momento señaló que dicho opositor se alojaba en la embajada dominicana y ordenó la invasión de la embajada dominicana en Puerto Príncipe, la reacción de Bosch no se hizo esperar. En un pronunciamiento el presidente dominicano señaló que “El pueblo dominicano sabe ya que la embajada y la cancillería de nuestro país han sido violadas por la Policía haitiana. Esa acción es una bofetada en la cara de la República Dominicana, una afrenta que nosotros no estamos dispuestos a pasar por alto. Hemos sufrido con gran paciencia los ultrajes del Gobierno haitiano, pero esos ultrajes tienen que terminar ya de manera terminante. Si no terminan en un plazo de 24 horas le pondremos punto final con los medios que se hallan en nuestro alcance”. Inmediatamente Bosch ordenó movilizar al ejército dominicano a la frontera. El asunto fue llevado al Consejo de Seguridad donde se le dio la razón al Estado dominicano. A partir de ese momento las relaciones de Bosch con Duvalier se tornaron álgidas.

Un movimiento que provocó la hostilidad de Estados Unidos hacia Duvalier fue el estableciendo de relaciones entre Haití y Polonia, una acción que en el contexto de la Guerra Fría era intolerable para el Departamento de Estado. A partir de ese momento una de las acciones norteamericanas fue colaborar con León Cantave para que derrocara a Duvalier. El lugar natural para articular ese plan era República Dominicana.

Bosch mismo indica que Cantave le había pedido ayuda y que él se negó, ya que no podía promover una acción militar contra un Estado soberano. Ya que el presidente se negaba los Estados Unidos pactaron dicha colaboración con Cantave con las Fuerzas Armadas dominicanas, sin que Bosch lo supiera. Raymond Thurston, a la sazón embajador norteamericano en Haití reconoció luego esa acción. Bosch incluso señala que le preguntó directamente al embajador de Estados Unidos en República Dominicana. “Le hice la pregunta, de manera abierta, al embajador Martin. Me respondió que él no sabía, que su Gobierno no sabía, pero que algunos de sus ayudantes presumían que Cantave había contado con la ayuda de Venezuela. Eso me pareció imposible; primero, porque el presidente Betancourt tenía encima las guerrillas comunistas y no iba a autorizar, con esa acción, un acto parecido al de Fidel Castro contra su Gobierno; segundo, porque si Betancourt hubiera tenido que ver en la invasión de Cantave, me lo hubiera hecho saber” (Bosch, vol. XI, p. 211). Bosch era cercado rápidamente por las Fuerzas Armadas y Estados Unidos, a pocos días del golpe de Estado.

A tres días del golpe de Estado estalla un conflicto en Dajabón. “al leer la prensa en las primeras horas de la mañana me enteré de que el general León Cantave había invadido Haití por la costa norte. (…) ¿De dónde salió la expedición de Cantave; quién la armó, quién la respaldó? Eso era un misterio que debía aclararse. Hice una reunión de jefes militares, les interrogué sobre todas las posibilidades que se me ocurrían; pedí detalles acerca de los tipos de armas que usó Cantave. Nadie sabía nada. De acuerdo con sus informes, Cantave no había salido de territorio dominicano, no había recibido la menor ayuda de las fuerzas armadas dominicanas, y en los depósitos dominicanos no había armas similares a las que había llevado Cantave a Haití”. Los militares trujillistas estaban vendiendo a su presidente y para Estados Unidos era inconcebible que saliera a la luz pública un escándalo semejante al de Bahía de Cochinos en Cuba.

Bosch detalla el hecho. “…antes del golpe de Estado, quizá tres días antes, me hallaba en mi despacho del Palacio Presidencial cuando a eso de las seis de la mañana me dijo el jefe de los ayudantes militares que los haitianos estaban atacando Dajabón, villa dominicana en la frontera del norte. Efectivamente, en las calles de Dajabón caían balas que procedían del lado haitiano, de la Villa de Juana Méndez —Ouanaminthe, en el patois de Haití—, que queda frente a Dajabón, a menos, tal vez, de dos kilómetros. Cuando la situación se aclaró, unas horas después, se supo la verdad: el general Cantave había entrado en Haití de nuevo y había atacado la guarnición de Juana Méndez. El combate fue bastante largo, con abundante fuego de fusilería y de ametralladoras”. (Bosch, v. XI, pp. 211-212) La trampa contra Bosch estaba montada, pero él intentó, igual que en abril con el Consejo de Seguridad de la ONU, someter esta vez a la OEA ese incidente. “Hice llamar al Ministro de Relaciones Exteriores y al de las Fuerzas Armadas. “Tenga la bondad de solicitar de la OEA que envíe una comisión para que pruebe sobre el terreno que la agresión a Haití no partió de la República Dominicana”, le dije al primero”. (Bosch, v. XI, p. 212)

El golpe ocurrió y por supuesto la OEA no recibió la solicitud dominicana. La extrema derecha, las fuerzas armadas y Estados Unidos habían conducido a Bosch a una trampa que sumó razones para su derrocamiento. Ojalá el presidente Abinader tome nota de ese hecho histórico ahora que está siendo llevado por la extrema derecha a una trampa.