El título de estas «Divagaciones» está tomado, la primera parte, de elCaribe cuando nos presenta las declaraciones de la Dra. Alejandra Valerio, Representante Residente del Banco Mundial en el país. La segunda parte es mi reacción ante tal afirmación.
Para los que no se habían enterado de que la Dra. Valerio está de puesto en nuestro país, les paso el enlace del anuncio oficial del Banco Mundial en el siguiente enlace:
¿Por qué más de lo mismo? Esa declaración de la Dra. Valerio, dicho con crudeza, me resuena al Consenso de Washington, aquel evento que pregonó e inició, luego de la “implosión” de la Unión Soviética, una campaña de que existe una sola política pública económica: el neoliberalismo.
El balance de esas recetas neoliberales auspiciadas por los gemelos de Breton Woods, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (ex Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento). Las recetas las recordamos por la poblada en el Gobierno de Salvador Jorge Blanco, anunciada en la Semana Santa de abril de 1984, y que marcó con el terror a los ajustes a la conciencia popular.
Y ¿si fuera una versión «más humana» sin el extremismo de un Jair Bolsonaro, podríamos llegar a términos adecuados de política económica eficaz y eficiente?
Creo haberla encontrado en otro texto del mismo Banco Mundial hace un tiempo, presentado por la Dra. Valerio: El informe “Repensar la productividad para impulsar el crecimiento sin dejar a nadie atrás, memorando económico de RD” destaca que el crecimiento económico de la RD promedió 5.8 por ciento por año entre 2005 y 2019, más del doble del promedio de América Latina y el Caribe (2.6 por ciento). Sin embargo, los motores de este excepcional crecimiento están llegando a su límite debido al bajo crecimiento de la productividad en los últimos años, obstaculizado por un insuficiente capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, la ocurrencia de desastres relacionados con el cambio climático y distorsiones en mercados claves, incluyendo la asignación poco eficiente de exenciones fiscales.
«Las reformas estructurales propuestas en el informe para impulsar el crecimiento de la productividad se enfocan en:
- Fortalecimiento del capital humano: primero, adecuando el sistema educativo a las necesidades del mercado, mediante la modernización de estudios secundarios, la educación continua para adultos y la expansión de programas de entrenamiento y actualización de habilidades relevantes en el mercado laboral, entre otras medidas. Segundo, reduciendo la desigualdad de oportunidades entre géneros y entre áreas rurales y urbanas, mediante incentivos para que los padres compartan el cuidado infantil temprano, monitoreando la deserción escolar y brindando becas universitarias en áreas rurales, entre otros.
- Fomento de la competencia: reduciendo barreras para el ingreso y expansión de empresas en sectores económicos claves (incluyendo la revisión de la participación gubernamental en empresas estatales o su rol en complejas regulaciones públicas), aprovechando iniciativas como la ventanilla única de tramitación para reducir las barreras de entrada para las empresas, y la revisión de disposiciones de protección sectorial a empresas establecidas, cuotas de producción y exportación, y controles de precios, entre otros.
- Incentivos para la innovación: servicios de extensión tecnológica, mejora de capacidades gerenciales, desarrollo de infraestructura básica para la innovación e implementación de subsidios para pequeñas y medianas empresas que no se han beneficiado de incentivos fiscales.
- Mejoras en la eficiencia del gasto público y el sistema tributario: un aumento en la eficiencia del gasto público en educación, por ejemplo, ayudaría a mejorar la calidad del capital humano y la mejor alineación de la educación superior con necesidades empresariales. Por el lado tributario, la eliminación de exenciones tributarias y la ampliación de la base impositiva siguen siendo prioridades.
- Aumento de la resiliencia frente a choques externos y eventos climáticos: desarrollando estrategias de riesgo fiscal para reducir la incertidumbre presupuestaria, adoptando programas para la ecologización de instituciones públicas y paquetes de mitigación flexibles que compensen los costos de ajuste temporal de la descarbonización a nivel regional, empresarial y doméstico.»
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Si el marco de la cooperación del Banco Mundial es para el período 2022-2026 y estamos en 2023, ¿por qué no se ve coherencia en las acciones gubernamentales hasta la fecha?
¡Claro!, porque se está actuando sin un plan definitivo, lo comprobamos cada día… para emular el desarrollo sostenido de los “tigres asiáticos” que todos admiramos y que el Banco Mundial reconoció en los finales del siglo pasado.
El elemento faltante es una visión de muy largo plazo, por lo menos 30 años con políticas consistentes y estabilidad política, sin corrupción y sin condiciones oligopólicas o monopólicas. ¿Estamos de acuerdo, Dra. Valerio?