A todos nos ha pasado, que en ocasiones hemos estado muy preocupados porque hemos considerado tener un grave problema del que no parecía haber solución posible, y en un momento dado, hemos visto resolverse todo de repente, descubriendo una solución mucho más simple de lo esperado, o en algunos casos en que sucede lo que tanto temíamos, podríamos comprobar que no era tan terrible como creímos. Sin embargo, el miedo limita nuestra percepción, inteligencia y creatividad.
En otras ocasiones, podemos ver personas estancadas en situaciones terribles, simplemente porque no se deciden a abrir la puerta del lugar donde se creen prisioneros.
Nuestras emociones podrían paralizarnos por completo o podrían ser el motor de nuestras vidas, depende de nosotros.
Reconocemos lo terrible que es la esclavitud, tener cadenas que nos aten, limitaciones físicas o un gobierno represivo, pero nada es tan grave, como los bloqueos mentales que podemos tener.
Los bloqueos mentales nos impiden vivir a plenitud, pero a diferencia de limitaciones biológicas, físicas, políticas o económicas, pueden desaparecer en un instante, simplemente por lograrse abrir los ojos.
Quien padece el bloqueo mental, suele ser quien tiene mayor dificultad para reconocerlo. A veces, quienes lo estiman, lo observan paralizado sin poder comprenderlo y en ocasiones, quisieran poder asumir su vida por unos instantes para sacarlo del “vaso de agua en el que se está ahogando”. Pero como dice el refrán: “no hay peor ciego que quien no quiere ver” y realmente nadie puede caminar tu camino por ti.
Cuando el agua de un arroyo cristalino se estanca, al cabo de un tiempo, podría tornarse turbia y maloliente, proliferando muchos gérmenes. También en nuestra mente, el flujo de nuestros pensamientos debe transcurrir sin obstáculos que entorpezcan su avance. Hay elementos o situaciones que pueden afectarnos emocionalmente, saturarnos con pensamientos desagradables, dificultar nuestra concentración, entorpecer nuestras funciones sensitivas y anular nuestra intuición, en esas condiciones es muy difícil mantener el rumbo.
Entre las causas de los bloqueos podríamos señalar las adiciones, que pueden ser a: drogas, alcohol, sexo, trabajo, dinero, juegos de azar, videojuegos, etc., estas situaciones se hacen realidad por la debilidad mental de quien la padece, que puede tener trastornos de personalidad, baja estima, desequilibrio emocional y falta de sentido existencial. Quien cree que no es nada, podría depender de algo y creer que sin ese algo, no puede vivir. Así como un ave no puede volar atada, una persona que cree que su valor depende de algo externo a ella, le será difícil desarrollar su potencial interior. Cuando encontramos una vía fácil para obtener mucho placer, podríamos usarla repetidas veces hasta saciarnos y luego intentaríamos lograr un estímulo más intenso, pero quien recibió placer sin esfuerzos suele carecer de la motivación necesaria para alcanzar metas existenciales, bloqueándose y perdiendo interés por vivir. No debemos esperar una máquina que proporcione placer apretando un botón, los ratones que se someten a ese tipo de experimento pierden interés por sus vidas.
Existe una expresión mágica capaz de bloquear a una persona y es: No Puedo. Mientras no se pronuncie ese mantra paralizante, pueden encontrarse múltiples opciones para resolver un problema o pueden descubrirse nuevos caminos.
Nuestro ego puede ocasionar que no actuemos, por temor al fracaso, a las burlas o al rechazo de los demás. Esa ansiedad se ve alimentada por pensamientos conteniendo proyecciones futuras negativas que generan profundo malestar. De tal forma que, sufrimos anticipadamente por algo que no ha sucedido y que la mayoría de las veces no sucederá jamás, pero ese miedo “al qué dirán”, nos paraliza. Con frecuencia nos preocupa más lo que piensen los demás, que lo que nosotros mismos pensemos.
No podemos ignorar que en ocasiones el bloqueo mental puede deberse a un problema de salud, eventualmente podríamos estar deshidratados, con alguna deficiencia nutricional o presentando un evento cardiovascular o neurológico. En esos casos, mantener la calma minimiza el impacto de la crisis y nos facilita resolver la situación, ya que el pánico desata nuestra conducta animal o irracional. Una importante función de nuestra mente es controlar los pensamientos negativos que se nos ocurran, permitiéndonos pensar en asuntos más provechosos. Si estamos conscientes, lo primero que debemos hacer es un alto, respirar pausado y profundo, repetirnos que todo se solucionará, pensar en posibles opciones y solicitar ayuda cuando sea posible. Con sólo controlar nuestra respiración, empezamos a tener el dominio de nuestra mente. Algunos bloqueos mentales pueden costarnos la vida.
En ocasiones, como cuando vamos a escribir, necesitamos ser creativos, pudiendo notar nuestra mente en blanco. Insistir enérgicamente podría provocarnos un agotamiento mental, entrar en pánico y afectar nuestra autoestima. En esos casos, suele ser conveniente: descansar, relajarse, caminar, escuchar consejos, meditar y tratar de bromear con la situación. A menudo, cuando posteriormente retomamos la tarea, estamos en mucho mejores condiciones para hacernos cargo con mejores ideas, energías renovadas y mayor efectividad.