Si tuviéramos que señalar lo que más nos ayuda a progresar en la vida, algunos pensarán que su dinero, otros que su preparación, apellidos, relaciones o contactos, pero en realidad, nada es más importante que nuestra propia mente. Analiza por un momento: que serías tú, si tu mente dejara de funcionar en este instante.

Nuestros pensamientos deben fluir, pero similar a las aguas de un río, la acumulación de basura puede llegar a obstruir su cauce y como sabemos, el agua estancada se corrompe. De igual forma, hay elementos negativos que al acumularse en nuestra mente afectan nuestro desarrollo.

Los bloqueos mentales pueden provenir de varios niveles. En el plano físico nuestro cerebro estaría afectado, pudiendo ser: por agotamiento, malnutrición, deshidratación, intoxicación, traumatismos, enfermedades (como las cardíacas, pulmonares, infecciosas) o de manera especial, enfermedades degenerativas, como los casos de demencias. Para evitar estas afecciones se proponen los buenos hábitos de vida: una alimentación sana y balanceada, buena hidratación, hacer ejercicios, dormir lo necesario, divertirse, controlar las substancias que alteran nuestra consciencia y utilizar con frecuencia nuestra inteligencia.

Las diversiones sin control normalmente conllevan elementos que afectan negativamente al cerebro. Cuando son nocturnas podrían afectar el ritmo circadiano, dificultando que el cerebro realice los procesos que requiere realizar durante la noche. El ruido excesivo habitual en centros nocturnos nos excita y también puede aturdirnos. El consumo sin control de algunas substancias afecta la función de las neuronas cerebrales (alcohol, drogas alucinógenas). Un borracho, presenta dificultad tanto para pensar como para la marcha, lo que podría parecer cómico, pero debemos recordar que es un cerebro intentando funcionar correctamente en circunstancias nocivas. Pero muchas personas creen necesario bloquear su mente para poder sentirse bien.

Las enfermedades mentales pueden impedir el flujo adecuado de los pensamientos, por afectar la percepción, sensaciones, memoria, humor o conducta. Podríamos tener pensamientos desagradables, que podrían repetirse reiteradamente pese a nuestros esfuerzos por evitarlos, pero no vale la pena intentarlo, porque mientras más intentemos olvidarlos, más presente los hacemos en nuestra conciencia, por tanto, lo recomendable es simplemente ocupar la mente en otro tema que sea bien motivador para nosotros. Estudiar u otras actividades que requieran nuestra concentración y esfuerzo, usualmente son sólo posibles después de retomar el control.

Algunas emociones fuertes nos sacuden y aturden, lo que podría paralizarnos hasta que logremos procesar el conflicto.

Las personas enamoradas podrían ser las últimas en reconocer algo negativo de sus parejas, también las madres podrían cegarse frente a una condición limitante de un hijo. Esto acontece porque cuando somos controlados por nuestras emociones, nuestra objetividad se bloquea y podríamos autoengañarnos; al igual que el avestruz que esconde su cabeza en tierra para evadir la realidad, a veces nos resulta muy difícil aceptar lo evidente, pudiendo ser necesario el apoyo de alguien para ayudarnos a despertar.

Aunque puede pasarnos que hacemos lo que no queremos, o no podemos hacer lo que realmente quisiéramos, resulta importante investigar el por qué eso sucede, lo que podría darnos una valiosa clave para el éxito en nuestras vidas. En ocasiones, sabemos perfectamente lo que nos está bloqueando y simplemente nos falta el valor y decisión para hacer lo que tengamos que hacer. En los casos en que no entendemos qué nos impide avanzar, probablemente las respuestas estén en nuestro subconsciente. Es de vital importancia conocer nuestra propia mente y dirigir nuestros procesos mentales de la forma más consciente posible.

Normalmente tratamos de desplazar de nuestra consciencia los traumas psicológicos del pasado, pero el psicoanálisis nos enseña que los acumulamos de manera oculta en nuestro inconsciente. Esas experiencias traumáticas son especialmente significativas al presentarse en nuestra niñez, cuando no tenemos la capacidad o madurez, para poder asimilarlas sin que nos dañen. Las mantenemos escondidas durante años, pero nunca desaparecen y ocasionalmente se nos pueden presentar sutilmente en nuestros sueños y eventualmente durante la vigilia. Por sus cargas emocionales, son elementos limitantes. Mediante el psicoanálisis, otras psicoterapias, meditación o hipnosis, se pueden revivir esas vivencia, enfrentarlas y superarlas (con los recursos necesarios), experimentando una importante liberación, permitiendo que nuestra mente fluya con mayor libertad. Es impresionante el bienestar que produce eliminar cualquiera de estos pensamientos traumáticos ocultos.

Los Homo sapiens comparten esquemas o conexiones conceptuales, podríamos explicarlo como el inconsciente colectivo descrito por Carl Jung. Son de vital importancia para nuestro desarrollo en sociedad, pero en ocasiones incluyen paradigmas o ideas limitantes que nos impiden vivir nuestra vida a plenitud. Es importante recordar que tenemos como marco referencial tanto conceptos personales como colectivos, siendo de vital importancia conocer cómo nos afectan y cómo podemos desenvolvernos mejor con ellos.

Lamentos, quejas, resentimientos, egoísmo, culpa, desconfianza o miedo, no nos ayudan a fluir. Abrir los ojos, visualizar un nuevo sendero, confiar en nosotros mismos, valor para empezar a caminar y tenacidad para no rendirnos, ese es el camino. Tú puedes…si crees en ti, y si no crees en ti, podrás cuando descubras quién eres.