El pasado mes de julio escribía en este medio siguiente: "Desde hace meses la Arquidiócesis de Santiago está en un clima de espera, pues cumplido los 75 años de Mons. Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, y presentada su renuncia como manda el Derecho Canónico (Canon 401, parágrafo 1), estamos a la expectativa del nombramiento de un nuevo arzobispo para esta Iglesia local". Pues dicha espera ha concluido y el elegido ha sido Mons. Héctor Rafael Rodríguez, obispo de la diócesis de la Vega. Damos gracias al Señor por esta elección y vemos con mucha esperanza el futuro de nuestra Iglesia local, ya que nos corresponde un pastor relativamente joven en su oficio y una persona a quien conocemos y muy capaz para la tarea que ahora se le pide.

El elegido no viene a una tierra que le es desconocida, ya que parte de su vida en sus años de seminarista de los Misioneros del Sagrado Corazón y de Maestro de Novicios la ha realizado aquí y son muchas las personas que le conocen y le profesan su amistad, además de que algunos de nuestros sacerdotes fueron compañeros suyos en su tiempo de formación y su congregación ha tenido un papel preponderante en el pastoreo de nuestra gente.

Aquí le espera a Mons. Héctor Rafael una serie de retos que, con la ayuda del Espíritu que le ha elegido, podrá realizar con la cercanía y apoyo a su clero, pues los sacerdotes nuestros lo que quieren es cercanía de su pastor en su trabajo pastoral, y nuestro laicos aguardan ese liderazgo episcopal que se encarna en la figura del arzobispo de Santiago, el cual se extiende a otros y diversos ambientes de la sociedad de Santiago y de la provincia Espaillat.

Se que sabrá poner a esta Iglesia en las actuales inquietudes que mueven a la Iglesia universal como la sinodalidad, que caminemos juntos, principalmente pastor y grey, que sus preocupaciones sean las nuestras y que su finalidad no sean sus asuntos, sino los nuestros, sobre todo lo de los pobres y sencillos, y los necesitados de misericordia e inclusión que como los "pobres de Yahvé" de la Biblia, solo esperan en el Señor.

Pero también hay que saber agradecer. Gracias Mons. Freddy Bretón por sus años a su Iglesia madre de Santiago, usted ha caminado con nosotros, ya en el ocaso de su vida pastoral, ha concluido el trayecto donde comenzó, ha sido una gracia especial para usted, de aquel que le llamó y eligió, gracias por su testimonio, por la confianza que tuvo en cada uno de sus presbíteros, por su participación en los medios y sobre todo por sus aportes a la literatura nacional, el buen Dios le siga acompañando con la salud y la convicción del siervo que ha cumplido con su labor.

Ahora nos toca a todos seguir orando por el Pastor saliente y por el que llega, y también por todos nosotros, pues la labor por la extensión del reino en estos lares no acaba, continúa ahora con este nuevo pastor,   que haya disposición de todos para seguir la labor, que el Espíritu nos siga guiando, que caminemos junto y hagamos de esta porción del Pueblo de Dios que es la Arquidiócesis de Santiago, próxima a sus 75 años de erección, tierra donde Dios siga siendo el foco central de nuestro quehacer y que la buena nueva de la salvación siga llegando a tantos hombres y mujeres que la necesitan y que sobre todo, aguardan y esperan en su Señor por el quehacer del reino de cada uno de nosotros.