Secretario Rubio:

Como país latinoamericano, nos sentimos orgullosos de que un hijo de migrantes de nuestra región haya tenido la oportunidad de alcanzar la más alta posición en la política exterior de la nación más poderosa del mundo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con José Singer, autor del artículo y ex embajador dominicano ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Usted nos visita en un momento en el que el orden mundial, establecido tras la Segunda Guerra Mundial, está siendo cuestionado, afectando principalmente a los países pequeños, que en gran medida dependemos del multilateralismo.

Si bien no pretendemos una relación igualitaria con Estados Unidos, pues reconocemos que es la economía más grande del mundo y nosotros una pequeña isla en el Caribe, sí consideramos que el hecho de que la República Dominicana sea un ejemplo de democracia en América Latina y un aliado confiable de EE. UU. debe tomarse en cuenta al momento de priorizar aspectos fundamentales para continuar con nuestro crecimiento económico sostenido. Durante los últimos 30 años, este crecimiento nos ha consolidado como la séptima economía más grande de América Latina.

El apoyo brindado por la República Dominicana a la administración del presidente Trump durante su primer mandato, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU en el período 2019-2020, es prueba de nuestra alianza. No solo coincidimos con el voto de EE. UU. en un 99 % de las decisiones del Consejo, sino que además fuimos el voto decisivo para que la dictadura en Venezuela fuese un tema de discusión en dicho organismo. Pero no solo eso: cuando la administración del presidente Trump nos solicitó votar en contra de la resolución que levantaba el embargo de armas a Irán, fuimos el único país que acompañó a EE. UU., asumiendo un enorme costo diplomático para la República Dominicana. El resultado de la votación fue 13-2 a favor del levantamiento del embargo, y tal como expresó el presidente Trump, el mundo está viviendo hoy las consecuencias.

Secretario Rubio, le agradecemos sus constantes reconocimientos a la democracia dominicana y el hecho de que nos valore como un aliado confiable en la lucha contra las drogas (fentanilo) y el tráfico de municiones hacia Haití. También apreciamos el liderazgo que ejerce el presidente Abinader en la defensa de los principios democráticos en la región, como su rechazo al fraude electoral en las últimas elecciones en Venezuela, entre muchas otras acciones que ahora mismo no me vienen a la mente mientras escribo este artículo.

En su visita de hoy, necesitamos más que reconocimientos: ¡necesitamos el apoyo de EE. UU. ante la crisis haitiana! Esta situación no solo representa un peligro para el desarrollo y la democracia en la República Dominicana, sino también para Estados Unidos. ¿Se imagina usted un Haití controlado por bandas criminales, donde el tráfico de drogas llegue a sus costas y desde ahí a territorio estadounidense? Actualmente, en Haití hay más de 30 mezquitas; ¿qué ocurriría si una de ellas comenzara a fomentar el terrorismo? De seguro, su objetivo principal sería territorio norteamericano. ¿Se imagina usted piratas haitianos en el Caribe deteniendo una embarcación llena de turistas procedente de Miami? Todo esto podría suceder si no se enfrenta a tiempo el problema de la seguridad en Haití.

El presidente Trump acaba de proponer una idea completamente innovadora para solucionar el problema palestino. Creo que ha llegado el momento de hacer lo mismo con la prolongada crisis haitiana. Si EE. UU. no está dispuesto a enviar tropas (lo cual comprenderíamos) ni es viable desplegar una fuerza de paz de la ONU similar a la de Somalia, entonces, ¿qué alternativa queda ante esta amenaza para nuestra región? Es hora de pensar de manera innovadora y actuar. Sin el apoyo de EE. UU., no hay forma de enfrentar esta situación de una vez por todas.

Recuerdo un almuerzo en la Casa Blanca, en diciembre de 2019, al que asistimos los miembros del Consejo de Seguridad por invitación del presidente Trump. A cada embajador le correspondía hablar ante la prensa. Cuando llegó mi turno, aproveché para plantear el tema de Haití y advertir sobre las consecuencias de la reducción de la misión de la ONU. El presidente Trump respondió: “No me hable de Haití, lleva 70 años igual”. A lo que le recordé lo ocurrido en 1994, cuando miles de haitianos cruzaron en pequeñas embarcaciones hacia Florida, y que en ese mismo mes de diciembre de 2019 ya se habían interceptado varias embarcaciones con destino a Miami. Su respuesta fue: “We will help”, y lo hizo.

Sí hay soluciones innovadoras para la crisis haitiana. ¡Sentémonos a pensarlas!

¡Bienvenido a la República Dominicana, Secretario Rubio!