Recientemente, el presidente estadounidense Joe Biden, en una rueda de prensa definió a los partidarios seguidores de su predecesor Donald Trump como un grupo extremista destacando entre otros señalamientos que el movimiento encabezado por el depuesto magnate del entretenimiento y bienes raíces Make América Great Again constituye un peligro para los valores democráticos que a su juicio representa la nación. En dicha rueda de prensa, el hoy ocupante de la casa blanca destaco que la agrupación encabezada por Trump es hoy por hoy la más extrema en la historia reciente de Norteamérica. Biden, además defendió su gestión indicando que en contraste a los republicanos, cuyas iniciativas y políticas fueron encaminadas a favorecer a los ricos y más pudientes, sus ejecutorias como primer mandatario están destinadas a favorecer a la clase trabajadora.
Es significativo resaltar, que los pronunciamientos del primer mandatario Joe Biden suceden a menos de unas semanas de las elecciones presidenciales de Francia en donde aun a pesar del triunfo del incumbente Emmanuel Macron con un 59%; el pasado día 25 de Abril; la representante de la derecha Jean Marie Le Pen se alzó con un 42% de las votaciones, algo inédito en la historia política de la derecha en Francia. Como bien indicara al conceder su derrota “las ideas que representamos están alcanzando nuevas alturas”. Su dictum, es sin duda alarmante tomando en cuenta que el FN logro simpatías aun a pesar de sus posturas antiinmigrantes, antieuropeas, e islamofobicas logrando consolidar, a pesar de la derrota electoral un cómodo segundo lugar dentro de las fuerzas electorales de Francia.
La experiencia francesa y en otras partes del Viejo continente y América Latina así como los continuos amagos del trumpismo en Norteamérica nos muestra la capacidad resiliente de la derecha al adecuarse ante los diversos escenarios socio político hoy. El análisis de historia actual, la evolución contemporánea de las distintas derechas que hoy se observan en el plano internacional apuntan a un movimiento político multiforme que continúa su marcha galopante en el entorno internacional. Dicho movimiento con todas sus variantes han parido importantes triunfos electorales en los últimos anos y más especialmente a raíz de la Gran Recesión del 2008, misma que se recrudeció en Europa. No es de sorprendernos pues los triunfos electorales de formaciones como la del Frente Nacional (Francia), Alternativa (Alemania), Trump en EEUU y Vox en España.
Y aunque se torna difícil compendiar una taxonomía de las razones que han dado paso al surgimiento de estos movimientos de derecha reaccionaria; un sinnúmero de causas afines tales como el sentimiento común de patriotismo identitario, la indignación o el odio ante la Gran Recesión, misma que ha destruido la promesa de una clase media. El triunfo de Brexit, el progresivo descalabro del neoliberalismo, que no pudo evitar las recurrentes crisis económicas (2000, 20008 and 2020). La atomización de la izquierda que no supo defender sus triunfos ni las conquistas del estado de bienestar; la secuela de danos causados por la pandemia de la COVID-19, las imparables oleadas migratorias y los estragos producidos por el cambio climático en los últimos anos, asi como la influencia de este en los fuegos, huracanes, inundaciones sequias y demás han sido detonantes inequívocos.
No es casual, que a partir del 2016 fuimos testigos en cadena del triunfo de Brexit, la irrupción de nuevos caudillos de la talla de Duterte en Filipinas, Erdogan en Turquía, Bolsanaro en Brasil, y hasta Donald Trump en EEUU. La llegada a la Casa Blanca de Joe Biden no parece haber contribuido a la distención de las tensiones ni contradicciones en el país. Las crecientes dificultades económicas como resultado de la confrontación en Ucrania solo parecen atizar la inflación, encarecimiento de los productos básicos y el aumento inusitado de los combustibles. En los pasados 12 meses, Estados Unidos fue testigo del alza en un 8.5% en el índice de precios del consumidor. Tras el conflicto ruso-ucraniano, el precio del combustible experimento un aumento de un 18% así como la calefacción, luz eléctrica y los artículos de primera necesidad.
De ahí, que los ataques de Joe Biden al ex mandatario Trump se den en el contexto de las próximas elecciones legislativas de noviembre en donde el actual mandatario Biden, a la defensiva hoy, se encuentre empantanado ante una profunda crisis política tanto a nivel local como internacional que amenaza su gestión. Biden no ha podido aun consolidar un liderazgo dentro de su partido ni tampoco ha podido concitar la confianza suficiente en la población que se traduzca en un respaldo necesario para implementar su agenda gubernamental.
Por el contrario, a poco un ano del inicio de su gestión, hoy asistimos al avance de las fuerzas de la reacción ejemplificadas en el recién develado plan de la Corte Suprema que anula la protección constitucional al derecho al aborto, la oleada de legislaciones que restringen el derecho al voto en los sectores tradicionalmente contrarios al Partido Republicano, además de la vergonzosa retirada estadounidense de Afganistán y su imprudente postura ante el conflicto ruso-ucraniano. En vez de impulsar una salida negociada, su administración atiza el conflicto abogando por una canalización de armamentos a Kiev que simplemente contribuirá al aumento de las penurias del pueblo ucraniano. Con estas anti políticas, está claro que Biden se ha convertido en el mejor arquitecto de su derrota en las próximas elecciones congresionales, mismas, que habrán de servir de antesala a un posible retorno de Trump a la Casa Blanca en el 2024.