Por lo menos 37 inmigrantes del África Subsahariana murieron en su intento de cruzar la valla fronteriza que separa Marruecos de lo que es la ciudad autónoma de Melilla, enclave hispánico situado al norte de África. Un estimado de más de 2,000 personas se agolpo entre el 24 y 25 de junio cuando según reportes unos 500 lograron cruzar el área del control fronterizo luego que parte de la valla fuese cortada con pinzas. De acuerdo con las autoridades marroquíes, la irrupción causo una estampida. Los gendarmes marroquíes, como los muestran las imágenes, arremetieron con furor y una inhumana brutalidad.

La gendarmería de Rabat enfrento a los indefensos migrantes lanzando gases lacrimógenos para hacerlos caer de la valla divisoria. También utilizaron balas de goma y dispararon a quemarropa a individuos ya en el suelo, innumerables golpizas y hasta pedradas fueron lanzadas a los migrantes por parte de la uniformada marroquí.  Lejos de condenar los sucesos, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, describió lo ocurrido como un asalto violento organizado por mafias que a su juicio representan un ataque a la integridad territorial de España. El reputado diario El País, ni siquiera condeno los hechos y se limitó a indicar que “la actuación política, con uso de gases lacrimógenos, golpes de porra, lanzamiento de piedras y desatención sanitaria contra migrantes heridos y sumamente debilitados tras días sin comer pudo agravar las consecuencias” …

A principios de abril, el lector quizás recuerde que más de 90 personas murieron ahogadas en el mar Mediterráneo cuando intentaban alcanzar costas europeas a bordo de una embarcación repleta de personas y también a mediados de marzo, unos 17 cadáveres de victimas que buscaban llegar a Europa fueron arrojados por el mar a la costa de Túnez.  Espantosamente, dichos episodios son recurrentes en lo que hoy es considerado como la ruta migratoria más peligrosa del mundo.  En febrero del corriente, la Organización Internacional de Migración (OIM) informo que 1, 161 migrantes murieron en el mar entre el norte de África y Europa en el primer semestre del 2021. Cantidad que representaba un aumento de un 155% con relación al 2020.

No bien habían pasado tres días del trágico acontecimiento en Europa, cuando en EE. UU., agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas fueron avisados de un tráiler abandonado en San Antonio, Texas, en cuyo interior se encontraban un grupo de migrantes: 51 muertos y 16 heridos.  Es de suponer que los mismos fueron abandonados a su suerte en una de las tantas operaciones de contrabando humano.  Esta tragedia, pasara a la historia como una de las más horrorosas en la historia reciente del trasiego humano a Norteamérica.

Al igual que en Europa, el número de migrantes detenidos en su intento de llegar hacia EE. UU. alcanzo un nivel histórico en el año fiscal 2021.  Las cifras registradas apuntan a más de 1.7 millones de almas detenidas por las autoridades norteamericanas en la franja fronteriza en dicho periodo. Datos recopilados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) indican que entre octubre del 2020 y septiembre del 2021; un millón 734, 686 migrantes intentaron cruzar la frontera de manera subrepticia. De ellos, apunta la entidad, 4 de cada 10 eran de origen mexicano.  Tan solo en el pasado mes de abril, las autoridades norteamericanas arrestaron 234,000 inmigrantes sin papeles, más de 94,000 fueron deportados bajo el llamado Titulo 42.

Con relación al desafortunado incidente en España; los calamitosos efectos del cambio climático sobre las cosechas de muchos países, la súbita interrupción del suministro de granos resultado de la guerra de Ucrania está colocando a millones de individuos del sub-Sahara en situación alarmante, precaria lo cual habrá de continuar empujando a millones a tomar la peligrosa decisión de emigrar a toda costa. Diversos diarios, reportes y voces ya han dado la alarma de una potencial “hambruna catastrófica”.

Lamentablemente, con la vista en el conflicto ucraniano, la noción imperante es que las autoridades europeas se han desentendido de la suerte del migrante que se lanza al mar en su intento desesperado para escapar a la miseria y encontrar refugio en otros lares.  El viejo mundo se ha dado a la tarea de obstruir sistemáticamente cualquier intento e inclusive criminalizan a las entidades dedicadas a rescatar a los hambrientos náufragos y ponerlos a salvo. Cabe señalar que últimamente se ha visto el marcado contraste entre el trato dispensado a los migrantes africanos, del Medio Oriente y otras regiones, con la inusitada apertura dada a los emigrantes que hoy huyen del conflicto en Ucrania.  La actitud, tintada de racismo, demuestra una vez más el doble rasero que hoy existe en los países de Europa en lo tocante al trato dispensado a los inmigrantes no europeos.

En lo concerniente al trágico incidente ocurrido en suelo norteamericano, es imperante que las autoridades investiguen hasta las últimas consecuencias los responsables de esta complicada red de trasiego de inmigrantes y no escatimar ningún esfuerzo en arrestar a los culpables de este crimen, al tiempo que se les ofrezca asistencia legal, económica y psicológica a los heridos y familiares de las víctimas.  Por otro lado, el incidente abre de nuevo la necesidad de emprender una agenda vigorosa en materia de política migratoria regional encaminada a disminuir las causas estructurales que empujan a grandes poblaciones abandonar sus lugares de origen y embarcarse a la odisea de un viaje que en muchas instancias termina en una barbarie fronteriza.

A estas alturas, es incomprensible como EE. UU. continúa infligiéndose un daño al impedir la llegada de una mano de obra necesaria para su economía, particularmente en estos momentos.  En varias partes de su territorio, empresarios se han quejado de que se han visto obligados a incrementar los precios de sus productos y servicios debido a la falta de personal migrante. En otros casos, los agricultores se han visto forzados a sustituir los cultivos de a mano por los de máquinas ya que no existe personal. Esto último, ha sido un factor adicional en la crisis inflacionaria que hoy enfrenta la nación y el incómodo aumento de los precios de los productos de primera necesidad.

De ahí, que es imperante la necesidad de saludar la propuesta de acción multilateral encaminadas a fomentar el mercado interno, y así dinamizar nuestras economías. Planes de desarrollo integral en las naciones más afectadas como Guatemala, Honduras, Haití y el Salvador deben ser apoyados. El mandatario López Obrador, de México, se ha concentrado en el denominado Triángulo Norte de Centroamérica con iniciativas tales como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo Futuro.  Solo esperemos, que la administración Biden se comprometa ser parte de la solución de esta acuciante problemática de la cual no puede sustraerse teniendo en cuenta que, únicamente, en la declaración final de la Declaración de los Ángeles sobre Migración y Protección  en el marco de la recién concluida Cumbre de las Américas EE.UU. solo prometió 314 millones de dólares a dicho programa, cuando para el conflicto de Ucrania más de 14 billones de dólares Washington ha invertido en dicha nación.