Suele entenderse por “bancarización” el nivel de disponibilidad, acceso y uso por parte de la población de un país de los servicios ofrecidos por el sistema bancario y las demás instituciones del sistema financiero regulado (formal).
Por lo general, se utilizan tres grupos de indicadores para medir la bancarización: i) macroeconómicos; ii) de disponibilidad o cobertura de los servicios financieros; y iii) de acceso y utilización de los mismos.
Los indicadores macroeconómicos -como los créditos concedidos, préstamos otorgados y total de activos sobre el PIB pueden ser vistos como una medida de la utilización de los servicios financieros, pero, en general, se utilizan para estimar la penetración o profundidad del sistema.
Los indicadores de disponibilidad se refieren a la cobertura geográfica de los servicios. Por ejemplo, número de oficinas o número de cajeros automáticos por habitantes o kilómetros cuadrados.
Finalmente, pese a la disponibilidad, un porcentaje de la población puede no tener acceso a los servicios financieros por distintas razones como la falta de información, por falta de precios adecuados para el segmento al que pertenecen, por ser excluidos dado el riesgo que representan, entre otros.
En este sentido, los indicadores de utilización miden el acceso efectivo a los servicios financieros. Algunos ejemplos: porcentaje de la población que tiene una cuenta; uso de tarjetas de crédito y/o débito; realizar y/o recibir pagos digitales; ahorrar o endeudarse en el sistema financiero regulado.
En el informe del Banco Mundial The Global Findex database 2021 se presentan indicadores de utilización o inclusión financiera. Dentro de éstos, el indicador “estrella” suele ser el porcentaje de la población que tiene una cuenta.
Según el citado informe, el porcentaje de la población mayor a 15 años que tiene al menos una cuenta en el sistema financiero regulado en República Dominicana cayó de 56.2% en 2017 a 51.3% en 2021 y esto nos coloca en el lugar 12 de 16 países evaluados.
Sólo en cuatro países cayó el índice de bancarización entre 2017 y 2021: República Dominicana, Honduras, Nicaragua y Panamá. En los restantes 12 países (75%), la bancarización creció, en promedio, más de 15 puntos porcentuales.
La discusión sobre la caída de la bancarización se ha centrado exclusivamente en el porcentaje de la población que posee una cuenta en el sistema financiero regulado. Pero el citado reporte del Banco Mundial incluye numerosos indicadores alternativos y/o complementarios de bancarización; y debe señalarse que para República Dominicana varios de estos indicadores también muestran un deterioro. Dicho de otro modo, son varios y no uno solo, los indicadores que señalan una caída en el grado de bancarización de la economía dominicana.
Otros indicadores de bancarización publicados por el Banco Mundial
La Superintendencia de Bancos (SIB) ha respondido alegando que el porcentaje de la población que tiene una cuenta bancaria según el informe del Banco Mundial surge de una encuesta y no de “estadísticas duras sobre el número de cuentas existentes”. Al respecto, caben los siguientes comentarios:
- i) ¿El número “duro” de cuentas es superior al estimado por el Banco Mundial? Si así fuese ¿por qué no lo informa la SIB?
- ii) La encuesta es válida como metodología, en particular para la pregunta -sencilla- de si se tiene o no una cuenta en el sistema financiero. No tiene sentido que la SIB critique la utilización de una encuesta cuando, junto al Banco Central y otras superintendencias, está diseñando la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera 2022 precisamente a partir de los resultados de una encuesta.
La bancarización, en particular la penetración del sistema financiero en la economía también suele estimarse a través de indicadores macroeconómicos. Y cuando se analizan estos datos queda claro que los créditos, los depósitos y los activos muestran un deterioro en 2021 respecto a 2020, pero, en todos los casos, los niveles en porcentaje del PIB son superiores a los de 2017.
El bajo nivel de bancarización debería ser la preocupación central, más que la discusión anecdótica de si la caída informada por el Banco Mundial es correcta o no. Con una informalidad estable en el 50% pese al alto crecimiento económico de las últimas décadas, es difícil imaginar que cualquier estrategia de inclusión financiera modifique sustancialmente el porcentaje de bancarización.