En el pasado cuando Estados Unidos estuvo involucrado en guerras en el exterior los ciudadanos o consumidores, no sé cuál de los dos términos describa mejor su condición social y política, casi siempre apoyaban al incumbente del Ejecutivo Nacional. De modo que si la crisis del Oriente Medio se agrava podría ayudar a Biden, pero aún es difícil saberlo porque falta un largo trecho hasta noviembre y los factores internos, como veremos más adelante, podrían tener mayor peso a la hora de ejercer el voto.

Si bien al gobernante de Israel le conviene una guerra contra Irán para salvar su pellejo, a Biden y a los ayatolas esto no le conviene. Biden quiere ganar su relección y los ayatolas quieren controlar a los radicales islamistas. Irán atacó a Israel, pero antes se lo avisó a los Estados Unidos y a los países por donde pasarían sus aviones sin tripulación y sus cohetes rumbo a Israel. Cada claro, pues, que una confrontación entre Estados Unidos e Irán no parece estar en juego, por ahora. Aunque parezca extraño, esto no lo conviene a ninguno de los dos.

Los factores internos

En Estados Unidos hay una serie de factores que se deben tomar en cuenta a la hora de analizar su participación directa en una confrontación con Irán como lo desearía el gobernante israelí. Se observa una oposición al genocidio que Israel lleva a cabo en Gaza. Una oposición similar no se advertía desde los tiempos de la guerra de Estados Unidos en Vietnam. Las manifestaciones en grandes ciudades y universidades van en aumento e incluyen a diputados y senadores federales que se han pronunciado contra el genocidio de palestinos en Gaza. Al mismo tiempo, la gestión de Joseph Biden enfrenta un aumento de la inflación que empieza a tragarse los salarios de los trabajadores y esto hace que mucha gente empiece a pensar que Biden no les ha ayudado. La combinación de estos dos factores internos puede hacerles una mella importante a las aspiraciones de Biden para conseguir su relección. Su adversario está muy consciente de esto, lo usa a su favor y promete villas y castillas.

 El adversario de Biden en las próximas elecciones

Todavía es temprano para vaticinar cuál será el resultado de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Por ejemplo, uno no sabe a ciencia cierta qué pasará con los juicios que enfrenta su contrincante. Por ahora, su oponente lleva la delantera en las encuestas, en parte, porque utiliza los juicios en su contra para realizar su campaña. El personaje está en las noticias todo el tiempo y esto, sea positivo o negativo, lo mantiene en la palestra nacional.

Asimismo, la campaña del antagonista de Biden, "de cuyo nombre no quiero acordarme", es parte del auge de la derecha en el mundo. Este personaje no representa una aberración si lo vemos en un contexto del auge de la derecha: solo hay que pensar en Las Filipinas, Indonesia, la India, Italia, Francia, Hungría y en Nuestra América, Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, El Salvador, donde hay un apogeo de la derecha fascista. Al igual que en estos países, en Estados Unidos se aprecia un deterioro de las instituciones de la democracia liberal y amplios sectores de la clase trabajadora apoyan al candidato de la derecha.

Un hecho representativo de este fenómeno es el caso de la Suprema Corte de Justicia, la cual parece apoyar a los sectores más recalcitrantes. No se debe pasar por alto que cuando el contendiente de Biden estuvo en la Casa Blanca nombró a varios ministros de la Corte que ahora se comportan como sus incondicionales. Si el caso del asalto al Congreso Nacional llegara a ese nivel, le podrían dejar libre. Claro, eso está por verse, pero el mero hecho de que se considere esa posibilidad es de por si revelador del estado de deterioro de las instituciones de la democracia liberal en Estados Unidos.

Todo está muy politizado y esto podría tener consecuencias funestas para los grupos minoritarios nacionales y para los inmigrantes. Si el innombrable llegara a la presidencia de la República sus simpatizantes se sentirían fortalecidos espiritualmente y pensarían que tienen patente de corso para atacar a personas vulnerables.

Los factores externos

Si bien es cierto que los factores externos pueden tener cierto peso en las elecciones, por ahora, no se observa que estos puedan determinar su resultado.  Para que una guerra favorezca a Biden y pueda contar con el apoyo de la población de su país, tendría que enfrentarse con Irán, pero este no parece ser el caso, como se apuntó al principio de este ensayo.

Lo que sí parece que se mantendrá, tanto de parte de Biden como de su antagonista, es que seguirán apoyando a Israel como lo demostró la participación de Estados Unidos repeliendo el ataque iraní. No se debe perder de vista que la industria armamentista de Estados Unidos depende de las guerras en el exterior para aumentar sus ganancias. En el caso del ataque de Irán, se pudo observar, a juzgar por lo que dicen Estados Unidos e Israel, que el escudo protector de Israel funcionó. Eso quiere decir que la industria armamentista debe estar celebrando y que tendrá clientes seguros en el futuro cercano.

Lo que se puede sacar en limpio de la situación analizada es que el panorama político en Estados Unidos esta sombrío y no se puede captar claramente que pasará en las próximas elecciones. Los juicios contra el adversario de Biden, la guerra de Estados Unidos/OTAN contra Rusia, la crisis del Oriente Medio y los conflictos comerciales y políticos con China podrían tener cierto peso en la simpatía del electorado, pero pienso que cuestiones internas como la inflación, la oposición al genocidio israelí contra los palestinos en Gaza y el auge del pensamiento conservador-fascista podrían tener más peso que los asuntos internacionales.