La literatura, el cine, el teatro suelen ser bastante certeros en la explicación y/o prevención del crimen.

Por ejemplo. Dostoievski en Crimen y Castigo, y León Tolstói en Guerra y Paz, arrojan luminarias. Mientras Tolstói es predominantemente sociológico, Dostoievski tiene fuerte apelo a lo psicológico y reflexiona con mayor profundidad sobre las posibilidades de transformación históricos sociales teniendo en cuenta la explosión de la transcendencia como sentido.

De esa manera observamos que pesa mucho el valor que se le da a la propia vida y sus acciones, por ejemplo el cómo una persona quiere ser recordado; entonces si se quiere ser inmortalizado como una persona honesta, todas las acciones de su vida son cifradas incondicionalmente a ese valor cimero que le da a su existencia. Pero si se asocia a la idea de que Dios no existe, pues todo le es permitido; y si es creyente, toma en cuenta que para cualquier culpa ahí está el perdón cristiano.

Crimen y castigo habla sobre los límites para transponer la frontera de `no matarás`. Y en ese sentido, se dirige a reflexionar sobre la validez del sesgo de la vida ajena; sobre la actitud de los poderosos que emplean factores que rompen con la noción de coexistencia orgánica armónica para forjar, por ejemplo, una sociedad cuyos parámetros son opuestos a los conocidos. Con gran precisión en su atmósfera escatológica Dostoievski ve que las acciones de ese poder se alimentarán de sí mismas creando un entorno de atribuciones que argumentan móviles para matar.

El cine ha sabido mirar e interpretar a Dostoievski, como en casos de Lars Von Trier y Woody Allen que escribió y dirigió  “Match Point” donde el protagonista es el mismo personaje central de “Crimen y castigo” y la exposición del mismo dilema moral planteado en dos contextos culturales muy diferentes. Aunque, de los dos, Lars Von Trier interpreta con mayor pujanza las transformaciones del ímpetu moral, del dolor y de la culpa transportando para la encarnación de personajes más tangibles como nosotros que solemos realizar las más perversas acciones por el más crudo y cruel egoísmo.

Confianza

En cualquier actividad social hay riesgo. Y aumenta el nivel de peligro cuando no hay unidad en la empatía que, cuando se quiebra, ocurre por egoísmos exacerbados. Cuando hay un medioambiente hostigado por la banalidad y la falta de empatía vemos cómo se manifiesta al extinguir  lo que nos da existencia. Tolstoi es estimable de leer en su obra La Guerra y la Paz, para darse cuenta de por dónde andamos, y para descubrir a los pasivos y benignos Pierre Bezújov.