La guerra entre Ucrania y Rusia ha suscitado el espectro del holocausto nuclear. El cambio climático, por su lado, también pende cual espada de Damocles amenazando con la desaparición de la humanidad. Ante tales eventualidades apocalípticas, el cosmos ofrece la mejor posibilidad de que los 7,837 millones de seres humanos que habitamos el planeta podamos sobrevivir. Los logros de su exploración a la fecha sugieren que nuestro radar perceptual debe incorporar la realidad sideral como un serio componente de la esperanza.
Esta conclusión ha sido provocada por la reciente noticia de que el Congreso de los Estados Unidos celebrará la primera audiencia acerca de los OVNIS. El evento ocurre “11 meses después de que un informe del gobierno documentara más de 140 casos de fenómenos aéreos no identificados (FANI) que los pilotos militares estadounidenses habían observado desde 2004. "Los responsables del Pentágono cifraron en más de 400 los avistamientos desde entonces y admitieron que muchos de ellos no han podido ser explicados. La sospecha de que no estamos solos en el universo ha quedado vigente".
Esa sospecha se ha visto fuertemente reforzada por los 150 OVNIS captados por las cámaras de la Estación Espacial Internacional (EEI) en noviembre del 2020 y los que fueron captados en julio 2021. La EEI es “una pequeña ciudad científica flotando en el espacio y girando alrededor de la Tierra a 400 kilómetros por encima de nosotros”. Los países que la patrocinan incluyen a EEUU, Japón, Rusia, Europa y Canadá. Sin embargo, Rusia anunció la terminación de su participación y planea tener una propia. China tiene habilitado un primer módulo de la suya (Tiangong) e incluso sus cosmonautas han realizado ya una caminata espacial. Y la India planea tener una para el 2030.
Precediendo la EEI la NASA abrió un trascendental camino al enviar, hace 45 años, una sonda conocida como Voyager 1 a explorar el espacio interestelar. Esta sonda todavía recibe y ejecuta instrucciones de la NASA y continúa enviando datos a pesar de ubicarse hoy a 23.3 billones de kilómetros de distancia de la Tierra. Debido a su ubicación la luz tarda 20 horas y 33 minutos en viajar en una dirección, por lo que la llamada y la respuesta de un mensaje entre la NASA y la Voyager tardan dos días. Un problema de hoy es que “las lecturas del sistema de articulación y control de actitudes, que controlan la orientación de la nave espacial en el espacio, no coinciden con lo que Voyager 1 realmente está haciendo”. Los científicos están tratando de resolver el misterio.
La NASA envió hace casi la misma cantidad de años otra sonda llamada Voyager 2 que llegó al espacio interestelar con similares propósitos. Inicialmente se buscaba explorar otros planetas, pero hoy la misión es explorar los confines de la influencia de nuestro sol. Los científicos estiman que hay una frontera llamada Heliopausa y el Voyager 2 la atravesó en el 2018 a 11 billones de kilómetros de nuestro sol. NASA espera poder recibir información de las sondas por varios años más. También que las sondas no se acercarán a otra estrella por unos 44,000 años. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene miles de soles y un diámetro de 100 años luz. Y cual fenómeno de consecuencias indescifrables, los científicos creen que el universo está expandiéndose.
En materia de exploración, por supuesto, la humanidad ha contado con el insigne Telescopio Espacial Hubble de la NASA, el cual rindió muy útiles servicios. Ahora está siendo reemplazado por el más moderno y poderoso Telescopio James Webb. Este fue “lanzado el 25 de diciembre de 2021 en una misión para estudiar las primeras estrellas y mirar más atrás que nunca en el pasado del universo. Webb se encuentra actualmente en su punto de observación, el punto 2 de Lagrange (L2), casi 1 millón de millas (1,6 millones de kms). Es el telescopio espacial más grande y potente jamás lanzado”. El Webb está “entrando en su fase final de puesta en marcha antes de comenzar las operaciones científicas este verano. La última fase se centrará en probar los instrumentos a bordo del observatorio y se espera que dure unos dos meses”. Se estima que el telescopio es tan potente que podrá ver atrás hasta los 13 billones de años. La NASA mantiene un sitio web especializado donde reporta las últimas noticias del James Webb.
Por otro lado, la NASA anunció que su sonda Parker llegó a la superficie del sol. Es la primera vez que un objeto proveniente de nuestro planeta alcanza esa meta. La NASA ha anunciado también que está desplegando un vehículo llamado DART para desviar o parar cualquier asteroide que pudiera hacerle daño a nuestro planeta. Sin duda, la NASA parece estar en todas.
Mientras, el último vehículo robótico (rover, en inglés) de la NASA llamado Perseverance aterrizó en el planeta Marte después de un viaje de siete meses, en febrero de este ano. Está ya excavando en las rocas para determinar si alguna vez hubo vida en el planeta. “El rover se encuentra actualmente en el cráter Jazero de Marte, después de recoger las primeras muestras de regolito marciano de la superficie listas para ser recogidas de nuevo. El retorno de la muestra es una campaña de múltiples misiones que requerirá la participación de varios países para devolver la carga útil a Estados Unidos”. Un avance notable de este vehículo ha sido el pequeño helicóptero llamado Ingenuity, el cual ha sido desplegado exitosamente y representa el primer vuelo con propulsión propia en otro planeta.
China también aterrizó en mayo su rover Zhurong en Marte, siendo el único otro país que ha logrado poner un rover en la superficie del planeta rojo. Este “continuaría explorando el área conocida como Utopia Planitia donde aterrizó el 14 de mayo 2021. Zhurong ha estado enviando constantemente fotos y datos a través del orbitador Tianwen-1 que lo cruza una vez al día”. “China también trajo recientemente muestras lunares, las primeras del programa espacial de cualquier país desde la década de 1970, y ha aterrizado una sonda y un rover en el lado lejano menos explorado de la luna. China puso por primera vez un astronauta en órbita en 2003, convirtiéndose en el tercer país en hacerlo”. Evidentemente, China se perfila como el competidor espacial más activo frente a EEUU.
A lo anterior se añade la creciente posibilidad de que pronto cualquiera pueda hacer viajes al espacio. A la fecha las opciones son el turismo espacial orbital, suborbital y lunar. Los que lo han experimentado han tenido que pagar grandes sumas por un viaje de corta duración: uno suborbital podría durar solo unos minutos para experimentar la ingravidez y probar el espacio. Otros han reservado para vuelos orbitales que durarían más, pero todavía están esperando. Las tres empresas más aventajadas son SpaceX de Elon Musk (cuyo boleto costaría US$55 millones), Richard Branson de Virgin Galactic con precios de entre 450 y 600,000 dólares y Blue Origin de Jeff Bezos, la cual vendió un asiento por US$38 millones. Mientras, ya existe una empresa que está ofreciendo una estadía hotelera en el espacio para el 2025.
Las iniciativas que revelan un futuro espacial para la humanidad van mucho más allá de lo que se ha reseñado más arriba. Habría que mencionar, por ejemplo, que NASA ha anunciado que reanudará sus exploraciones de la Luna y que la Unión Europea y China planean tener una estación habitable en la Luna para el 2030. China planea la suya para esa misma década y Japón, Rusia y la India comienzan a enfocar su atención sobre el satélite. Más recientemente, China y Rusia han anunciado sus planes de crear una base lunar permanente para el 2035. El interés ha sido propulsado por las posibilidades mineras principalmente, pero el hecho de que el viaje toma pocos días también impulsa las posibilidades del turismo lunar. La Luna se visualiza como una estación de tránsito para los viajes a Marte y otras partes del sistema solar.
Ya SpaceX, la empresa de Elon Musk, alquila sus cohetes propulsores a la NASA y estos son reusables. Por su parte, Boeing experimenta con una nave que está diseñada para acoplarse a la EEI. La confrontación militar en el espacio, por otro lado, ya comienza a tener visos de realidad al el presidente Trump haber creado una Fuerza Espacial. Y hasta la RD ha manifestado su interés en la creación de una agencia espacial, aunque no se sabe si para resolver los problemas terrenales tendrá los recursos suficientes. No hay duda de que el futuro esta preñado de excitantes posibilidades espaciales.